ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO, DESAFÍOS Y OPORTUNIDADES EN LA ARAUCANÍA

Publicado el 11 noviembre 2024 Por Mariana Martínez @reinaentrecopas

El investigador latinoamericano más citado actualmente en el área vitícola, Gastón Gutiérrez, compartió primeros datos técnicos obtenidos en la Macrozona Sur de Chile, con miras al desarrollo de sus viñedos en clima frío.

 

En el INIA de Carillanca (Temuco), cerca de 150 personas se dieron cita para asistir al encuentro  “Interculturalidad y Tecnología para impulsar el Desarrollo Vitivinícultura en la Macrozona Sur”.  La actividad ejecutado por INIA Carillanca en colaboración de  INDAP y la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) contó entre los expositores con un dueño de casa: Gastón Gutiérrez Ph D, M. Sc, Ingeniero Agrónomo Investigador Extensionista en Frutales Mayores y Vides. Fue su directora, la Dra. Claudia Osorio, quien lo presentó ante la audiencia como el investigador latinoamericano más citado en el área vitícola; ello, gracias a más de  87 artículos científicos publicados. Su charla, esa mañana se denominó “Desafíos y oportunidades de la vitivinicultura en la Araucanía”.  Aquí un resumen de los datos y sugerencias más relevantes presentados por Gutiérrez para la ocasión.

 

La realidad y diversidad dentro de la misma Araucanía

 Gastón Gutiérrez comenzó su presentación sin rodeos. El cambio climático ya es una realidad en el sector vitivinícola, dijo. Luego, explicó en detalle cómo durante los últimos 30 años lo medible ha sido que se han radicalizado los extremos de las temperaturas.

“En Traiguén hemos observamos que la temperatura mínima ha disminuido 0,75 °C en 30 años, lo que no es menor, y a la vez, la temperatura máxima ha aumentado 0,82°C… Al mismo tiempo, aunque tenemos la visión de que han disminuido las precipitaciones, en Traiguén han aumentado en los últimos 30 años cerca de 80 milímetros. Esto puede variar, aclaró, si nosotros agregamos más años al análisis”.

El análisis de las tendencias climáticas a nivel regional, explicó el investigador, también llevan a destacar que existen dos valles con condiciones diferentes dentro de la misma región de la Araucanía.

Los datos, han mostrado, por ejemplo, que en Maquehue, Freire, la estación experimental muestra que en 30 años las temperaturas han aumento 0.64°C. Mientras que en Vilcún, las precipitaciones han disminuido unos 200 mm en 30 años.

Además, explicó Gutiérrez, hemos visto, que si bien la región es considerada como una zona de clima frío,  en su período estival las temperaturas son muy altas. «Los días con temperaturas mayores a 30°C han aumentado, por ejemplo,  a 7 días en Maquehue, y sobre los 35°C han aumentado en dos días».

Los problemas: más calor y más heladas

Las incidencia de temperaturas altas durante más días, explicó Gutiérrez, favorecen la deshidratación de las bayas, e implica mayor cuidado en la protección de racimos para no perder compuestos fenólicos y aromáticos. “Hemos visto, por ejemplo, con los productores de la cárcel de Angol (Vino Confines), que si deshojan mucho en a variedad Moscatel, la fruta se deshidrata considerablemente”.

En consecuencia, entre las principales problemáticas destacó,  se ha elevado el estrés térmico en el período estival, lo que ha aumentado además la influencia o susceptibilidad de las viñas a ciertas plagas y enfermedades.

“Las plantas se empiezan a deshidratar y la uva se deshidrata también, porque la planta busca tratar de sacar agua de donde puede. El suelo, además, se está degradando más rápidamente y las variedades que maduraban a una fecha, ahora maduran mucho antes…”

Una problemática aún más importante es el aumento de eventos de heladas. “En Vilcún, en 30 años han aumentado los eventos de la heladas a 3 más, y en Maquehue se registran 9 eventos más. Lo que es catastrófico, y lógicamente el establecimiento de viñedos en estas zonas tiene que ser muy cuidadoso por la selección de las variedades, y en el mayor de los casos deben tener control de heladas”.

Las bajas temperaturas a su vez, implican que no todos los años en todas las zonas se puede lograr el grado mínimo de alcohol exigido por la ley para ser  vendido como vino (11.5°A).

Las oportunidades

El investigador, quien acaba de viajar a exponer los resultados de sus estudios recientemente al congreso  OIV 2024 en Dijon, destacó que el mismo cambio climático puede ser una oportunidad para la Macrozona Sur pensando en la vitivinicultura. Para fundamentar su mirada, Gutiérrez mostró un artículo publicado en Francia, por sus pares (INRAE), el que muestra ya un recambio de variedades debido el cambio climático. “En las zonas vitivinícolas de clima mediterráneo, como España, Italia, California, Francia, explicó, el cultivo de variedades como Pinot Noir y Grenache, se han arrancado. Esto se debe a un recambio por variedades que puedan madurar mejor en esas zonas ahora más cálidas. Sin embargo, agregó, en las zonas más frías de Alemania, Estados Unidos, Canadá y Nueva Zelanda, podemos observar lo inverso: que el establecimiento de ambas variedades más tempranas, Pinot Noir y Grenache, está creciendo.

Gutiérrez mencionó entre sus viajes de investigación, la oportunidad de haber visitado Sudáfrica; específicamente en la zona ubicada de Elgin, cerca del Océano Atlántico. “Una zona de las más frías en Sudáfrica, donde lo que más se produce es Pinot Noir y Chardonnay, y algunos productores ya se están aventurando con variedades como Cabernet Sauvignon y Merlot aunque no con tan buenos resultados, dado que el clima es muy fresco. «Lo interesante en esta zona, destacó, es que también hay un alto grado de interculturalidad (semejante a la Araucanía, en Chile). Está el empresariado, en general que habla africano, y la población indígena con sus lenguas nativas y que trabajan de forma cooperativa. Juntos, todos, han posicionado a los vinos de Elgin como valle de clima frío”.

Los vinos de clima frío, afirmó Gutiérrez, están creciendo o potenciándose, no tan solo a nivel local, sino que a nivel internacional, y eso es interesante para la Araucanía en particular, «porque nosotros tenemos temperaturas muy similares a otros valles vitivinícolas de Nueva Zelanda Alemania o las más prestigiosas de Francia”.

Primeros estudios sobre porta-injertos en la zona

Otro hallazgo importante, destacó Gutiérrez, en base a los primeros datos técnicos publicados de la zona, es el efecto de los porta-injertos en la madurez de las variedades. “Hemos visto que los porta injertos o el material vegetal utilizado sí confiere una mayor precocidad. Cuando las plantas están injertadas en 101-14 Mgt, explicó,  pueden brotar de forma más tardía, lo que puede evitar algún riesgo de helada y también hace madurar las frutas más temprano”.

La oportunidad de estudiar las Variedades NN de la Araucanía

Hablando de oportunidades, Gutiérrez destacó la identificación que ya se ha hecho en Chile de unas 30 variedades NN, particularmente hacia la frontera zona norte y centro. Mientras que no existe aún este trabajo de identificación en base al ADN en los viejos viñedos de la Araucanía. “Ya sabemos el potencial de nuevas variedades únicas de Chile, desde el norte hacia la frontera, pero no sabemos lo que sucede desde la frontera hacia el sur, en donde los colonos también trajeron su propio material vegetal, y hay, por ejemplo, variedades como la Chasselas de origen suizo, pero también País muy antiguo, así como Semillón. Por lo tanto, su análisis, es una necesidad de estudio a futuro”.

 

La oportunidad de los espumantes

Gutiérrez destacó que la zona en general, tiene menos condiciones para ser productiva, si se le compara con otras zonas hacia el norte, debido a su clima y suelos. En relación  al clima en particular, destacó, las temperaturas demasiado bajas, especialmente en Cautín, lo que favorece la producción de espumantes ya que para su elaboración normalmente  sus uvas se cosechan antes para obtener necesariamente grados alcohólicos más bajos.

Además, destacó que el precio de los espumantes últimamente ha aumentado considerablemente en comparación a los demás vinos, como los graneles o los vinos tranquilos con Denominación de Origen. “Algunos productores están iniciando la producción del espumante en la región, dado a que se vende más rápido y a mayor precio, comentó.

La necesidad de trabajar juntos

Finalmente destacó el investigador, la necesidad de trabajar asociativamente, especialmente cuando se trata de una agricultura como la de la Araucanía, basada en proyectos de pequeños y medianos productores. “Ya se ha logrado, destacó, en algunas zonas, como Tarapacá, Biobío e Itata; también, en la región del Maule, donde vemos que hay un ejemplo de desarrollo comunitario de una marca colectiva de espumantes, que es la marca Cencellada. Los distintos productores construyeron una marca colectiva en relación a la producción de espumantes. A lo que voy, es que una de las formas de diferenciarse es construir quizá una marca y crear algún tipo de denominación territorial que pueda darnos una identificación distinta”.

Gutiérrez invitó a obtener más detalles sobre las investigaciones realizadas sobre el terruño de la Araucanía,  publicado en el libro Latin American Viticulture Adpatation to Climate Change, editado por Gutiérrez junto con Mercedes Fourment del Uruguay. El libro se puede descargar gratuitamente en este link https://free.qrplanet.com/l/media?f=ca97995136bae37a3f62e0fe8d4c333d&sid=9928561&fo=1

 

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