CLARETE, EL NUEVO COLOR DEL VINO

Publicado el 14 febrero 2024 Por Mariana Martinez @reinaentrecopas

Desde la nueva frontera costera del vino en Itata, el viñatero Leo Erazo tuvo un período hiper creativo post incendios 2023. Así nacieron nuestros elegidos en el Día del Amor. ¡Y no solo por su color!

 

El contexto / A un año de los incendios 2023

Demasiadas cosas pasan a la vez en la vida de Leo Erazo (chileno, 45 años). Se han cumplido recién 12 meses desde que el incendio en Leoneras, Guarilihue, quemó parte de sus viñedos, entre muchas otras propiedades, casas, bosques, sueños… En estos días, Leo está a punto de ser padre por cuarta vez y confiesa “entre la desesperación del incendio, hice más vinos que nunca”.  Solo bajo la marca  A Los Viñateros Bravos, el proyecto que ha desarrollado junto a pequeños viñateros de Guarilihue, suma ya 14 vinos (ninguno de ellos en Chile). Por suerte, cuenta, siempre guardó mucho del vino que nace de sus parcelas, con las que hace la marca del búho, Leonardo Erazo. Son las que no darán uvas hasta que no se logren recuperar de los incendios.

En cuanto a los incendios 2023, justamente, nos dice: “Veo mucho pesimismo de que va a seguir pasando… Para mi es un sentido de humildad, de que uno es una hormiga insignificante en un conjunto de cosas, que son mucho más potentes de lo que uno puede hacer en el día a día. Está tan mal hecho todo, que no es culpa de Chile, ni del Cono Sur. Luego, no hay políticas de educación. Sabemos cómo reaccionar ante un terremoto, pero no ante un incendio. Así como les copiamos las barricas bordelesas a los franceses, por qué no copiar los manuales o protocolos que tienen en California y Australia, donde también se queman una y otra vez…

También vuelve ese fantasma de que alguien vio una camioneta blanca, pero que desapareció… Eso es no querer hacerse responsable de nada”.

En cuanto al manejo de viñedos, hoy está sembrando pasto entre hileras y dejándolo crecer en invierno para incorporarlo con el arado al suelo después de la primavera. «Hay que cuestionárselo todo, dice, porque yo pensé que lo estaba haciendo fantástico, que de aquí a tres, cuarto años, las viñas iban a estar increíbles… y resulta que todo el trabajo acumulado se quemó en un segundo.»

La nueva cruzada de Leo busca que dejemos de mirar al Valle del Itata como eso, un valle. Guarilihue, por ejemplo, dice, no es un valle con su depresión central y ni río principal al medio; es más bien una sucesión de colinas. Su misión es sectorizar este territorio legalmente, en base a los límites que sus viñateros le ha dado naturalmente a través del tiempo.


El viñedo en Itata costa / Cobquecura en las alturas / El viñedo bosque

La casa y bodega de Leo está en lo alto de Cobquecura, a 4 kilómetros de la costa (a más de una hora de Guarilihue); en un campo con vista vertiginosa al mar por el Oeste. En todo el rededor restante hay bosques que al mirar hacia abajo dan el mismo vértigo. Ya no queda el recuerdo de aquella ladera, deforestada, donde alguna vez se cultivó trigo.

Su ingeniosa bodega de latón y madera, con un papayo gigante al centro, está construida con material de demolición. Alrededor, más lejos, hay 4 hectáreas de viñedos que delimitan con el bosque nativo; el mismo que ya tiene permiso para ir infiltrándose entre las parras.

A 4 kilómetros del mar de Cobquecura, están los nuevos viñedos de Leo Erazo y familia. Su bodega, construida con material de demolición, busca ser lo más amigable posible con el medio ambiente.

“Me di cuenta que el camino no era traer la diversidad a través del pasto, sino a través del bosque, y hemos dejado que peumos, litres, maquis, vayan subiendo para entremezclarse. La idea, dice, es trabajar lo menos posible en la viña, o no tanto, para que sea un sistema de fertilidad sustentable. Porque la naturaleza es fértil de por sí. »

Ante la pregunta, ¿y el sol? «No creo que necesiten tanto, responde. Cada vez que vengo, veo la plantas debajo de los arboles más felices. Lo vi primero en Sicilia, y en Guarilihue también pasa.

Los viñedos que están alrededor de las casas, al lado de árboles frutales, están más felices. La uva, que no está quemada por el sol, es más crocante, más jugosa, más ácida. No debería sonar tan ridículo, agrega, pero la vid es una liana, nació bajo un ambiente entre los árboles, los trepa,  pero su sistema de raíces crece entre la fertilidad del bosque.  En el mundo, en cambio, la tenemos en sabanas”.

Entre el viñedo, además, cuenta Leo, están plantando manzanos, durazneros, para que sea poli cultura. “La gente ve los pinos y dice, qué mal es mono cultivo, pero ve los mono cultivos de viñedos y no dice nada».

El sistema de conducción que ha implementado en sus nuevos viñedos en las alturas de Cobquebura,  conduce los brotes en dirección al sol, guiados por un tutor, igual que en el Ródano (Centro-Sur de Francia). “Lo hice porque le temía a la humedad estando tan cerca de la costa. Quería ventilación, pero además sirve para el tema del bosque, porque le da verticalidad a la viña”.

El poli cultivo, además le permitirá volver al pasado, cuando vivíamos en la granja. Por eso, en el mismo lugar la familia tiene gallinas y gallos, un invernadero con hortalizas, choclos, tomates, kales enormes, y justo a su lado, con puerta de acceso al mismo invernadero, una cabaña con todo lo necesario para recibir turistas  (reservar a través de cuenta IG). Afuera cultivan papas, porotos, árboles truferos y paltos. Un pequeño tranque, que sirve de piscina a los niños, ayuda a la sustentabilidad del agua, que aquí está recién a 60 metros de profundidad.

Invernadero, y viñedos entre el bosque nativo son parte de las iniciativas que surgen al ritmo de la granja de Leo Erazo y familia. Las uvas nacidas en las alturas de Cobquecura aún no llegan al mercado.

Entre suelos de arcillas, pizarras y cuarzo, se han plantado aquí desde 2017 las cepas Chenin Blanc, Semillón, Albariño, Chardonnay, Riesling… vienen más, hora las tintas Pinot y Cinsault. Por sus vinos, nos dice eso sí, habrá que esperar hasta por lo menos 2027. Quiere tener toda su línea costera bien armada. La primera cosecha fue 2020, es acidez pura, seguirá guarda cómo parte de la historia del lugar que se atrevió a llevar la frontera del ITATA mucho más allá.

Leo sabe esperar. Lo hace cada vez que sus viñedos comienzan su proceso de reconversión de agricultura tradicional a orgánica.  Por lo general, explica van a frenar su rendimiento entre cuatro y siete años. Son parte de las enseñanzas que recibió de Alan York. Y que muy bien se ven reflejadas en el imperdible documental “Mi gran pequeña granja” en Netflix.

Mientras esperamos por sus vinos costeros, les tentaremos con parte de lo nuevo de Leo: su pequeña gran familia de claretes (*). Degustación que cerraremos con su otra novedad: vermut. Todos los vinos se han fermentado en tanques de concreto esféricos. Precios de cada clarete  $15.000 /Vermut $18.000. Venta directa a través de la cuenta IG  @leoerazo_wines

LOS CLARETES DE LEO

A Los Viñateros Bravos Granítico Clarete  País Y Moscatel (10 %) 2022, Itata 

Ahora parece obvia la mezcla de País y Moscatel, dice el enólogo que llegó al Itata como profesor de la Universidad de Chillán. Pero cuando me metí en el tema de los  claretes empecé a mezclar de todo, porcentajes diferentes, 10 % menos  o 10% más. Todo con fermentaciones separadas. Este 2022 es por separado, pero ya en 2023  empecé a hacer co-fermentaciones. La gracia del vino, confirmamos! es que no parece una mezcla, sino de una variedad nueva, que nos da un vino muy jugoso, con garra y  acidez justa, tan justa como la nota floral que no invade la austeridad del País.

Conservación  S.O.S. Pudú 2022, Clarete, Itata

Mezcla 90% de Cinsault con 10% de Semillón 10%, ahora, una vez más,  puede ser obvia su mezcla, pero tampoco lo fue en su momento. “Tiene la guinda del Cinsault, dice Leo, y la acidez más fresca del Semillón pasa sin ser una nota disonante». Este es el más radical de los tres claretes. Más tenso, más fenólico, de acidez justa. De los tres es el que pide más comida. Sin más, se me aparece un arrollado huaso en la mesa. El nombre hace referencia al proyecto familiar S.O.S. Pudú, una idea de su hija mayor, Emilia, y que consiste en destinar 20 hectáreas de las 40 que tiene el campo, en un reservorio para los Pudú, mamíferos endémicos de Chile y en peligro de extensión.

 

Leo Erazo Madre Selva Parcela Única 0.4 hectáreas 2023, Leonera/ Itata

Una vez más, ahora parece fácil, dice su hacedor, pero antes, de este viñedo en Leonera, separaba las 6 cepas blancas, de las siete tintas, y fermentaba blancos y tintos por separado. En el año del incendio dijo: ¿qué hacemos?  Vinificó todo junto, prensa directa para evitar maceración del humo con pieles. “Es como mejor ha quedado después de tres años probando”. Es el clarete más pálido en color, de un rosa pálido delicado.  En nariz tiene sutiles capas de notas a levadura, herbales, frutas, humo… En boca, igual que su color, es delicado en taninos, liviano, jugoso y tenso, gracias a una acidez deliciosa. Un clarete que fascinará por su elegancia, delicadeza, frescura.

LEO ERAZO VERMUT 2020, ITATA.

El experimentar, buscando la mejor receta, comenzó mientras vivían aún en Mendoza, donde ya Leo se había llevado un pequeño alambique. Al venir a Chile compró uno más grande y siguió experimentando. Los primeros resultados, se los tomaron entre amigos. Éste, que sale ahora al mercado, lleva tres años desde la cosecha de sus uvas de País y Moscatel. Parte de su vino base se destiló y con ese alcohol vínico resultante se maceraron diferentes botánicos, entre ellos un hongo que sale durante el invierno en la zona y da una nota dulce.  El vino base además se fortificó y endulzó muy sutilmente con arrope. Así es que si están buscando dulzor, este no será vuestro vermut.  De precioso color té claro, brillante, destaca por sus notas a cáscara de naranja y damasco huesillo, en boca es ligero, y levemente  fenólico, con un dejo amargo preciso, para limpiar y refrescar el paladar. Perfecto como apetitivo, a media tarde o bajativo, sólo con hielo por favor.

 

(*) Clarete es un estilo de vino en España que nace de la mezcla de un vino banco con un tintos. Difiere del Claret francés, el cual como estilo es anterior a los famosos  tintos corpulentos de Burdeos, debido a maceraciones muy cortas (24 horas) con sus pieles, antes de  luego fermentar sin los hollejos, y sin la costumbre aún de guardar los vinos en barricas de madera. 

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