DIAM, EL TAPÓN DEL MILLÓN DE EUROS, CUMPLE 20 AÑOS
Conversamos con los socios de Altasur, distribuidores en Sudamérica del “último acto enológico” para saber cómo se gestaron los cierres 100% libres de TCA y sus últimos hallazgos en I+D.
Los tres socios del Grupo Altasur Sudamérica siempre juntos y hasta el final en cuanta actividad del vino estén apoyando, conocían de cerca los corchos naturales. Incluso antes de comenzar a ser distribuidores exclusivos para Sudamérica del revolucionario tapón técnico o aglomerado DIAM. Los amigos Alejandro Karnincic y Leandro Benedetti, porque estuvieron trabajando juntos en la industria de las botellas de vidrio por 15 años. Aurelio Sesto, los conocía aún más de cerca, porque estaba en el último eslabón de su cadena de producción. Todos desde Mendoza.
El primero en conocer de los nuevos tapones técnicos que prometían a inicios de este nuevo siglo cero problemas de elasticidad, dureza, y, el más importante, poder estar libres del defecto llamado acorchado o TCA, fue Alejandro; cuando le ofrecieron representar por primera vez la marca en Argentina. Más tarde, ya convencido de que este nuevo sello «era otra cosa» y con ventas explosivas, se le unió su mujer Amelia Bianchi. Después, sería Leandro, para embarcarse en la distribución de DIAM a toda América de Sur. Aurelio, fue el último en integrar la sociedad, cuando les abrió, con su infraestructura, la posibilidad de ser más eficientes en la entrega del producto terminado en Argentina.
Conversamos con ellos en Mendoza, donde viven, vía Zoom para saber más sobre DIAM, el tapón aglomerado garantizado por 1.000.000 de euros que es 100% libre de TCA (*), y que este año cumple 20 años.
En 2004 nació el primer tapón DIAM, el cual obtuvo el premio a la innovación en la feria Vinitech Sifelt. El año anterior, se había construido la primera fábrica Diamante de tratamiento con C02 supercrítico. En 2012 llegaron a producir 1.000 millones de tapones al año. Actualmente en el mismo tiempo, se venden 2.000 millones.
Los Inicios del Grupo Altasur Sudamérica y su relación con DIAM
¿Cómo, cuándo, se enteran de que existe la tecnología DIAM?
Alejandro: El nuevo director comercial de DIAM, quien había trabajado con mi esposa Amelia en otra compañía internacional, un día la llama, porque quería hablar conmigo. Su idea era que tomara la representación en 2007. Yo entonces estaba en la industria del vidrio. Cuando me ofrece el nuevo producto, y dice la palabra corcho, dije ya estamos en problemas. Que si el taladrillo o el agujerito en el corcho por donde se mete el vino, que si estaba seco, duro, o el gusto corcho o TCA. Eran los primeros años que se escuchaba hablar de TCA… Y él me dice no, esto es diferente… Viajé a Francia -soy ingeniero químico y he visto industrias de todo tipo- y cuando vi la planta dije acá hay algo diferente.
¿Había algún “pero” en aquellos primeros DIAM?
Alejandro: Técnicamente funcionaba, pero había un tema de aspecto, eso fue cambiando hasta que pasó a segundo plano. Era tanto el trabajo, que mi esposa se vino a trabajar conmigo. Las ventas seguían a 50%, 80% de crecimiento anual, y DIAM me pide hacer algo internacional.
Ahí entra Leandro…
Leandro: Alejandro y yo trabajamos junto en la cristalería, 15 años de cristaleros. Yo en la parte comercial y Alejandro en la parte técnica. Yo me fui antes a una fábrica de cápsulas de aluminio, como director para América del Sur. La condición era vivir en Chile para armar el equipo comercial y vender la tapa de rosca Stelvin. Fui la primera persona que vendió una en América del Sur… Empiezo a visitar todos los mercados, cuando la empresa empieza a poner los fundamentos de por qué la tapa Stelvin, nadie la quería. Me decían: el día que ponga esa tapa en mi vino, cierro la bodega. Y a los meses me llamaban a pedirla… Yo me sumo cuando a Alejandro le dicen por qué no proponen algo. Nos lanzamos ya no como agentes, sino como distribuidores de DIAM para América del Sur. Nos dan exclusividad, solo nosotros. Territorialidad, en toda América del Sur. Y, temporalidad, por cinco años. Cuando llegamos al tope de crecimiento, viajamos a Francia, y dijimos que nos hacía falta acercar la fábrica al cliente. Y nos dicen de nuevo: propóngannos algo. Y dijimos hay que poner una fábrica en Argentina. Ahí conocimos a Aurelio, quien puso las máquinas, aparte de la experiencia, para perfeccionar la logística.
Aurelio: Yo venía de la industria del corcho, trabajé con Juvenal en Chile, Brasil, Argentina. Les va mal y me entregan en forma de pago las máquinas. Un cliente que ellos tenían me dice por qué no hablas con Alejandro. Eran máquinas para tratamiento, marcado y envasado de corchos, para entregarlos al cliente a medida y evitar las demoras de entrega desde Chile. Ahí empezamos nuestra relación y a producir.
¿Cuáles eran los grandes desafíos?
Aurelio: En esa época, algo conceptual, se miraba el micro granulado (tapón aglomerado) como algo de baja calidad, y al corcho natural como de alta calidad. Yo que venía del natural, y veía el espectro de defectos que producía, porque no hay uno igual al otro. En cambio, los DIAM son perfectamente definidos, todos iguales…
Alejandro: Ahí se ganó el juego, haciendo énfasis en los puntos técnicos fuertes. Organolépticamente era increíble, estaba comprobado, pasaba el tiempo y ya nadie hablaba del TCA. Empezaban a notar a sus vinos y espumantes diferentes. Entonces DIAM empieza también a investigar qué era lo diferente.
Los inicios del Co2 supercrítico
¿Cómo nace DIAM?
Leandro: Hay que entender que un cierre descansa en tres pilares fundamentales: lo organoléptico, lo mecánico y lo estético. Lo mecánico fue solucionado por una empresa que se llamaba Savater, que creó las microesferas. Aprende cómo crearlas y cómo usarlas, crece muy rápido y se termina fundiendo por problemas de TCA. Lo poco o mucho que tengas de TCA en tus corchos, cuando mueles se disemina. Fue cuando el actual dueño de Oeneo compra Savater pensando que podía reflotarla. Pero le dijeron que no había forma si no se solucionaba el problema de TCA. Investigando, llegaron a que sí se podía hacer algo; la buena noticia. El TCA se puede sacar por lixiviación, como se saca la cafeína al café, o la teína del té, mediante el CO2 en estado super crítico. La mala noticia era que la inversión para hacerlo era monstruosa. La inversión se hizo. Así nace este primer sistema de limpieza, que sigue siendo el mejor en el mundo porque te asegura la homogeneidad de que todos los corchos van a ser iguales.
Aurelio: El método se crea entre 1952 y 58, y no es más ni menos que estabilizar el estado de la materia, con presión y temperatura, para lograr un proceso super crítico y aprovechar las propiedades gaseosas para poder entrar en las moléculas y lograr la limpieza. La rueda estaba inventada pero la adaptaron perfectamente bien.
Alejandro: Hay dos patentes, una ya se liberó. La otra, que es la fuerte, es el trabajo del compresor, si no se hace a las temperaturas que corresponde, esto no funciona. La inversión para lograr eso fue tremenda.
DIAM y sus hallazgos en I+D
Vemos muchas investigaciones en las presentaciones de DIAM, cuáles han sido los resultados de estas investigaciones más importantes de los últimos años.
Alejandro: No menos de 20 universidades alrededor del mundo están realizando estudios relacionados; acá en el Instituto Catena, la Universidad de Nápoles, de Shanghái, de Napa, Burdeos…. Se puso mucho énfasis en el tema permeabilidad. Hoy sabemos con certeza qué va a pasar en ese último acto enológico con nuestro tapón, según el vino.
Antiguamente, no estaba claro si el oxígeno entraba o no a la botella través del tapón, mientras la tapa de rosca ofrecía cero intercambio…
Leandro: Lo que pasa es que la tapa rosca desde el punto de vista mecánico, te genera una permeabilidad que es forzada por un cierre que se produce por dos juntas, una Saranex y un PVDC (cloruro de polivinilideno) que permite cinco años de permeabilidad. Todo eso que empezaba a ver la tapa de rosca, lo empieza a estudiar DIAM. Empezó a analizar de qué manera se producía el envejecimiento de un vino por el ingreso del oxígeno y dejó de lado el tema de TCA, porque ya no había contaminación. Así empezó a entrar en el tema de la oxigenación, oxidación y permeabilidad, y en eso se ha desarrollado los últimos avances. Hoy los profesionales saben que además de que no van a tener evolución sus vinos y que sus vinos van a ser iguales, sino que te van a dar posibilidad de la velocidad del ingreso del oxígeno al vino. Por lo tanto permite, que un vino tapado con DIAM 10, a diez años, lo puedas abrir también antes, a los dos años y puedas tomarlo bien porque ha habido un trabajo para que no se siente el gusto de reducción del inicio. Antes se producía un cierre muy seguro pero que se daba cierto gusto a reducción. Hoy puedes tapar con seguridad a 30 años y tomar a los cinco años y va a estar bien.
He escuchado un «factor DIAM» en los vinos, ¿se referirían a esa reducción?
Aurelio: El factor DIAM es que no pueden alcanzar los niveles de venta de DIAM…
Alejandro: ¿Sabes lo que pasa… es que vas a degustaciones, nosotros lo vivimos, abren 20 vinos y tenés el 70-80% tapado con DIAM. Entonces cuál es la mejor vidriera para nosotros? Los vinos que ganan en degustaciones y están tapados con DIAM.
Leandro: Cuando salió DIAM la competencia decía que lo bueno era el corcho natural y nada más, y cuando salió DIAM se unieron a la tapa de rosca y empezaron a comprar sus empresas. Luego empezaron a decir que el corcho micro aglomerado era bueno pero sin microesferas. Hoy están comprando cada vez más empresas de corchos aglomerados con algo parecido en microesferas… Por qué cada día se están tapando más vinos de alta gama con DIAM, porque no se arriesgan a poner un corcho natural. En realidad, lo que nosotros buscamos es que se hable del vino y no del corcho. Y la única forma es aplicar tecnología y calidad.
La garantía del 1.000.000 de Euros
¿Sigue la garantía del millón de Euros para ese vino que sellado con DIAM tenga TCA?! Alguien la pidió alguna vez?
Leandro: Sigue y sí la pidió una viña chilena, hace unos 6 años. Nos llama, vamos a la viña, cuando llegamos te salía a saludar el TCA, y te decía pase… Entramos y se activó el protocolo que consiste en tomar las muestras de las botellas del cliente, y sus corchos se parten en tres partes. Si el TCA está del lado de adentro del corcho está en el vino; si está en el medio lo tiene el corcho; si está arriba lo tiene el ambiente. Arriba y abajo estaban impregnados de TCA, había tanto TCA en el ambiente… estaba en todo, en cajas y cartones.
Lo que viene. Microesferas de cera de abejas y recorcking
Otros avances de hoy, han reemplazado las microesferas por otros elementos naturales, como cera de abejas…
Leandro: Hay una tendencia hacia lo bio, y DIAM desarrolló un producto que se llama ORIGINE que es a partir de un colado de cera de abejas y colores vegetales.
Entiendo que todavía hay resistencia, en Chile al menos, a poner DIAM a los vinos de más alta gama…
Alejandro: Podría pensarlo hace 15 años, porque el corcho había salido recién el 2004. Hoy venís a Argentina y tenés los mejores vinos tapados con DIAM, vas a Borgoña y está el 80%, en Italia, Estados Unidos… Chile vamos con un proceso lento pero va, creo que es más un tema de susto.
Leandro: Hay una novedad también. Chile y Argentina no eran plazas donde se pensara o diseñaran vinos de largo tiempo de guarda, pero se está dando que muchas bodegas se están encontrando son sus vinos de 20, 30, 40 años. Y cuando se encuentra con eso hay que retaparlos, porque es una reliquia, y qué cierre están eligiendo las viñas para hacer el recorcking? A DIAM. La gente trae la botella y se descorcha, se prueba el vino y si está bien se rellena con una misma partida. Se tapa con un DIAM 30 y así le extendés la vida al vino.
Alejandro: No vamos a vender millones de corchos con el recorcking, pero decíamos con Aurelio estamos siendo partícipes de la historia. Cuando tengamos 85 años, vamos a poder degustar esas botellas que tapamos nosotros.
¿Lo van a hacer en Chile también?
Alejandro: Ojalá, es la idea. En Argentina lo hicimos en Bodega López. Se retapa y se entrega un certificado. Cuantas bodegas habrá en Chile que hayan dicho: lo guardamos para una ocasión especial.
¿Qué más se viene?
Leandro: la idea es seguir avanzando desde el aspecto técnico para que el corcho permita al enólogo la confianza necesaria para que cuando descorche sus vinos lo pueda disfrutar tal cual lo puso en la botella.
Alejandro: más allá de DIAM, nosotros somos el Grupo Altasur Sudamérica que representa DIAM, y hace tiempo estamos trabajando mucho en lo humano, en el servicio que queremos dar. La gente de producción, marketing, logística, todos saben qué deben hacer, los objetivos a corto y largo plazo. Para nosotros es fundamental trabajar con profesionales. Recuerda que partimos tres gatos locos, Amelia, Leandro y yo, y hacíamos absolutamente todo. Hoy somos cerca de 80 personas y podemos decir que tenemos un equipo detrás, que es el equipo Alta Sur y representa a DIAM. En ese capital humano es en lo que no vamos a dejar de invertir.
(*) TCA: siglas que abrevian el compuesto aromático llamado 2,4,6- Tricloroanisol, uno de los causantes del defecto del vino conocido como acorchado. El TCA es un anisol, que se produce por la actividad de microorganismos, como el popular hongo penicillium, y la presencia de productos purificados con cloro. Por lo tanto, donde estén presentes fenoles, hongos y cloro existirá el riesgo de que aparezca el TCA. Debido a que sólo algunos años atrás, se creía exclusivamente ligado al uso de corchos naturales contaminados, se creó la necesidad de remplazar estos sellos orgánicos por nuevos sellos alternativos, como resultaron ser los tapones sintéticos y los screwcaps. Paralelamente la industria corchera comenzó a desarrollar importantes cambios en sus procesos de producción, para eliminar sus fuentes de contaminación. Definición de «El Vino de la A a la Z».
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