EL CHACOLÍ YA TIENE SU PROPIO DOCUMENTAL
Se podrá ver para su lanzamiento, este finde durante el Día del Patrimonio. Aquí te contamos los detalles y parte de su historia, de la mano de la historiadora Amalia Castro.
Amalia Castro nos lo contó. El Chacolí, la bebida patrimonial de Doñihue, tendrá su documental y se estrenará el sábado 27 de mayo en la Casa de la Cultura de Rancagua. Su titulo: «Paisaje y Cultura del Chacolí de Doñihue».
Se trata éste de un proyecto de Francisco J Quiñonez, Master en análisis de Guion para cine y televisión internacional en la Universidad Autónoma de Barcelona, España. Profesor universitario, además, con experiencia en producción y realización de cine, televisión y teatro en Venezuela.
En el documental, participan varios historiadores, además de chacoliceros, entre ellos, su única representante mujer, Cristina Salas (en la foto). «Lo que vamos a ver, nos cuenta Amalia Castro (quien ha estudiado esta bebida patrimonial y sus fiestas) es cómo se fue construyendo su historia, que pasó, por qué se vino a bajo y su resurgir, precisamente ahora, cuando sus perspectivas a futuro son inciertas».
Según nos relata Amalia entre diferentes artículos de investigación, el chacolí es un fermentado de la vid típico de España y Chile. «Herencia de la tradición vasca medieval, hizo su aparición en el país sudamericano en los albores de la República, tras la llegada de conquistadores euskaros al territorio. Su importancia en la sociedad mestiza-criolla se manifestó durante la Independencia, particularmente, después del triunfo de Chacabuco, en 1817. A partir de entonces, sobre todo en el último tercio del siglo XIX, la producción chacolicera comenzó a crecer hasta abarcar la tercera parte del mercado vitivinícola nacional, junto a la chicha y el vino, que ocupaban los dos tercios restantes».
En ese mismo período, el chacolí alcanzó visibilidad en la prensa nacional, mediante avisos comerciales que lo mostraron en distintas ciudades del país. En los periódicos de la Región de O’Higgins, por ejemplo, explica Castro en el artículo Vinos típicos de Chile: ascenso y declinación del chacolí (1810-2015) quedaron impresos estos anuncios, principalmente entre 1890 y 1949. Sin embargo, la popularidad del chacolí declinó y se contrajo su espacio productivo. Poco a poco la cultura chacolicera de Chile se apagó, disminuyendo drásticamente sus zonas de producción.
Por razones aún pendientes de estudio, este declive se detuvo en Doñihue, convirtiéndose la comuna en el último bastión de una tradición regional y en uno de los pocos polos chacoliceros activos del país, junto con Choapa y Petorca, aunque estos últimos se encuentran al borde de la extinción.
En la actualidad, tal como nos lo destacará su documental, los chacoliceros doñihuanos son los guardianes de este patrimonio cultural vitivinícola, quienes con su labor viñatera mantienen intacto el saber hacer colonial y, cada año, la comuna de Doñihue pone en valor y reivindica a su bebida identitaria.
Doñihue, tierra del chacolí, nos explica Castro en otro artículo («La Fiesta del Chacolí análisis histórico cultural de una celebración (1975-2020)» también goza fama por su aguardiente, la chicha y el chamanto. Su nombre, en mapudungun, significa “lugar donde crece la arvejilla”. Es ésta, una de las 33 comunas de la Región de O’Higgins, a 22 km de Rancagua. Lo riegan el Estero Cadena, el Estero Maule y, por la ribera sur, las aguas del río que le dan el nombre a la provincia. Colinda al norte con Alhué, Región Metropolitana; al sur con Olivar y Coinco; al este con Rancagua, y al oeste con Coltauco.
Desde las últimas décadas del siglo XVIII y las primeras de la siguiente centuria, la comuna mostró su vocación viñatera. Poco a poco comenzó a configurar un singular paisaje vitivinícola, de herencia vasca o, al menos, de algún lugar de la España Cantábrica. De eso dan cuenta sus parrones, sus tradiciones vinícolas-aguardienteras y también su historia, iniciada con el conquistador vasco Pedro de Miranda.
En Doñihue, destaca Castro, entre uvas españolas (Uva País, Moscatel de Alejandría y Mollar), criollas (Moscatel Rosada, Torontel, Oro Campo, Coco Gallo, Frutilla, San Francisco, Pascuina, Carnera, Cuyana y Moscatel negra) y unas pocas francesas (Pinot Noir y Burdeo); en bodegas campesinas, de piso de tierra; sirviéndose de zarandas, pipas, barricas, damajuanas y chuicos encanastillados con mimbre, pequeños productores dan vida a bebidas identitarias gracias a su labor viñatera.
Fue el 27 de junio de 1873, por promulgación de un Decreto Supremo del entonces presidente de la República, Federico Errázuriz Zañartu, que se fundó la Villa de Doñihue, generando entre la gente del pueblo una alegría tal, que la noticia se tomó como una pequeña independencia. La importancia de dicho acontecimiento caló tan hondo en el corazón de la gente que, dos años después, con motivo de su centésimo segundo aniversario, la comunidad, a través de la Municipalidad y, principalmente, gracias a la gestión de su alcalde, Aquiles Carrasco Díaz, instauró, desde aquel 27 de junio de 1975 en adelante, un festejo anual para Doñihue. Festejo que desde entonces no se ha interrumpido aunque ha tenido diversas etapas, con o sin el Chacolí como centro. Tal como relata Castro en su trabajo de investigación.
Para quienes estén por Rancagua y gusten saber más de su bebida patrimonial, ya lo saben, su documental podrá verse este sábado 27 de mayo a las 17:00 horas en la Casa Cultural de Rancagua (Cachapoal 90). No es necesario reservar. Entrada gratuita.
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