¡LAS PEPITAS FLOTAN!
Elina Carbonell, fundadora de Vinos Lugarejo, comparte su fin de vendimia 2021, de la mano del instinto.
«Que el vino tuviera vida propia era demasiado difícil de entender cuando aún no estaba inserta en el mundo del vino», nos cuenta Elina Carbonell, fundadora de vinos Lugarejo (@vinoslugarejo): un pequeño proyecto de vinos nacido recién el año 2015 en el Valle de Colchagua.
«Ahora entiendo que el vino no sólo tiene una vida, sino que muchas, y va renaciendo en cada etapa de su evolución; desde el viñedo, hasta ser descorchado en una mesa con una buena conversación».
Elina nos relata aquí qué pasa durante la fermentación alcohólica cuando las uvas llegan a la bodega, el período del año en que estamos precisamente ahora y queda pronto para terminar.
«El mosto va cambiando de color, aroma, sabor y de textura….
El aroma a jugo de uva, pasa incluso por un período intenso no muy agradable un par de días producto de los gases liberados por la fermentación, y va transformándose de a poco en aroma a vino que seduce.
El mosto va perdiendo densidad y el color rosado turbio comienza a cambiar a un color rubí brillante.
Los gases de la fermentación que levantan con fuerza todos los sólidos formando «el sombrero» se marchan, y ese sonido a ebullición lenta desaparece y esa mezcla de líquido, pieles y pepas se separa…
Una vez completada la fermentación, el CO2 deja de empujar la piel en su lucha contra la fuerza de gravedad y LAS PEPITAS FLOTAN!!! Magia!!
Siempre hay pepitas tímidas que se hunden también con el peso de los sólidos, pero para mí las que flotan son las importantes. Las que me fascinan, porque después se transforman en parte importante de mis manualidades.
Pero como hablamos de Vino y no de Artesanías, destaco que este indicador natural en el proceso de vinificación es el que más me sorprende y muestra que una nueva vida ha de comenzar.
Es una belleza contemplar cómo las pepas van dibujando figuras sobre el líquido.
Cuando recién partimos haciendo vino, medíamos la densidad tres veces al día. Hoy, ya con un poco más de
experiencia, aunque sabemos que nos queda muchísimo que aprender, dejamos avanzar el instinto, y damos cabida a seguir aprendiendo de la evolución de los vinos por la observación y los sentidos. Lo que sin duda, ha sido el mejor de los aprendizajes».
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