PABLO MORANDÉ LO VOLVIÓ A HACER
Esta semana el enólogo pionero del valle de Casablanca, dejó en claro una vez más por qué ha hecho historia una y otra vez en la era moderna del vino chileno.
La invitación era intrigante. En House Casa del Vino, el restaurante y tienda de la viña Morandé en el Valle de Casablanca, sería la presentación de un nuevo vino. Atraparíamos el espíritu del vino en un Mingaco de Leyenda, decía la invitación escrita con envidiable poesía. Imaginamos que era un nuevo vino de la viña hecho por Pablo Morandé, su fundador, quien desde hace ya algunos años sólo está dedicado dentro el equipo enológico a hacer especialidades. El foco, por cierto, que siempre quiso tener este enólogo cuyo primer gran vino fue el ya legendario Cabernet Sauvignon Don Melchor de viña Concha y Toro.
Pablo Morandé, el anfitrión, tardó en llegar al encuentro. No se había sentido bien durante la tarde. La verdad, y lamentablemente, no ha vuelto a sentirse bien desde cayó de pide al fondo de un estanque de acero inoxidable casi una década atrás. Pero no se iba a perder esta ocasión. Ya había esperado demasiado.
Googleamos pistas camino al mismo valle que a mediados de los 80 se atrevió a explorar Morandé en boca de vinos blancos de calidad. Mingaco: actividad grupal en las culturas andinas; minga se le llama en el Sur de Chile. Pensamos estábamos cerca de lo que nos esperaba, al ver a otros enólogo del grupo presentes (como Ricardo Baettig actual jefe de enología, o Jorge Martínez, enólogo de Mancura). Pero no.
Desde el segundo piso de la pequeña bodega donde una vez se hicieron los vinos personales de los varios enólogos del Grupo Belén (dueño de viña Morandé), el pionero del valle de Casablanca invitó a los más de 20 asistentes a embotellar el vino que había estado esperando por 20 años en barricas de roble americano. Sí, debíamos partir por llenar una botella hasta ponerle lacre y etiqueta. Emocionante, especialmente con un vino que vería la luz por primera vez después de dos décadas encerrado en una barrica.
A medida que pasaron las horas, y antes de sentarnos a comer un señor chancho asado en horno de barro junto al gran tinto de la casa, un fantástico House of Morandé cosecha 2001), fuimos conociendo más detalles detrás del Espíritu del Maule.
Corría la vendimia 1998, año en que Pablo Morandé estaba experimentando con la línea de vinos Aventura. Una línea que tuvo entre casi 10 vinos monovarietales, Cinsault y Carignan, y que no duró en el mercado casi nada, porque efectivamente, nació 20 años adelantada a su tiempo, como diría su mismo enólogo hoy.
La cosa es que en ese experimentar, Pablo Morandé probó con varias cepas para hacer un vino dulce encabezado o fortificado. Y vaya que Morandé ha experimentado en su vida; nunca sabremos cuántos vinos podrían haber habido detrás de su mente brillante y que nunca vieron la luz.
De aquel el intento con varios vinos de diferentes cepas, contó Morandé, sólo uno, después de apenas un par de meses, llegó a la etapa dos del proceso: la guarda en madera. Ese solo vino era un Carignan del Maule, cuya fermentación se cortó con alcohol vínico ( al igual que los grades vinos dulces fortificados de Oporto) hecho a partir de la destilación de orujos de la misma viña. Anselmo Domanini (sopló alguien del equipo de trabajo en bodega) fue el hombre de quien hizo el aguardiente. Desde entonces hasta esta semana, las dos barricas que se hicieron se trasegaron entre maderas viejas de roble americano sólo un par de veces.
Dos años atrás, cuando llegó a la bodega a tomar el control Gustavo Llona, como nuevo gerente general, Morandé le contó de estas barricas y de su contenido, y le propuso hacer algo. Si le preguntamos a su enólogo el precio del vino, nos dice, y con toda razón, que no lo tiene. Llona sí tiene el número: $80.000, para cada una de sus apenas 600 botellas.
Gran tema, cómo ponerle precio a este vino, que en realidad es el espíritu de un gran vino. Héctor Vergara lo describió como un Oporto de estilo Tawny, por su color rojo rubí, más que violeta intenso como suelen ser los Ruby. Cierto, un tipo Tawny fantástico de 20 años en promedio. Con una fruta roja en boca que tiene una vivacidad y acidez refrescante aún de no creer. Pero este no es un Tawny, y no solo porque no estamos en Portugal. Sino porque no es mezcla de años, sino producto de una sola añada y no cualquiera, la 1998, año del Niño en Chile. Es decir, año de una cosecha que sería recordada por lluvia y frío, por vinos delicados y de muy rica acidez.
Morandé Espíritu del Maule es de esos vinos que siempre quisimos tener en la copa tras 20 años, de esos vinos que sabiendo que tenían una fuerza que hasta molesta (como los grandes Oportos Vintage cuando son jóvenes) no se tuvo la paciencia para esperarlos. Tintos dulces tipo Oporto en Chile hay, y hay por ahí una maravilla de vino dulce tinto, de la Viña Casa Vergara (un asoleado) si mal no recuerdo con más de una década. También hay excelentes fortificados en Aconcagua (de las viñas Sánchez de Loria y El Escorial). Pero ninguno hasta ahora con esa sensación de fuerza y delicadeza, de acidez jugosa y tensión; ninguno aún con este espíritu del recio secano del Maule.
Después de probarlo con quesos maduros, y la maravillosa torta de queso azul con membrillo de House Casa del Vino, solo se puede decir: Pablo Morandé lo volvió a hacer. Porque ya lo había hecho al ser el pionero del valle. Y el pionero con el House of Morande, al atreverse el año 2001 a ponerle un pichintún de Carignan, lo que por primera vez que se hacía en un gran tinto de Chile. Luego hizo el insuperable Late Harvest Golden 2000, de otro año complicado, perfecto para la botrytis noble en Casablanca; y también lo hizo con el fabuloso espumante Brut Nature mezcla de Chardonnay y Pinot Noir. Y como no decirlo, lo hizo con Bodegas Re y sus vinos que no tienen igual. ¡Para sacarse el sombrero!
1 Estrella: Muy probable es que no haya en este vino más que la intención de producir grandes volúmenes a bajo precio. Recomendamos comprar sólo si es una verdadera ganga y tienes por delante muchas bocas con sed que saciar.
2 Estrellas: Bueno vino, simple, aunque nada en él sobresaliente. Vale pena comprar si es que tiene rica fruta y su precio parece una buena oferta. Si fuera un vino caro, de seguro muestra molestias no menores, como una fruta verde o sobremadura, exceso de madera, mucho amargor final o un tanino secante que nunca se suavizará.
3 Estrellas: Se las damos a un vino muy bueno, sabroso, con buenas intenciones y con un marcado carácter de su cepa o su origen. Sólo habrá un pero menor para llegar a esa perfección que buscan los expertos. Si su precio no es excesivo, no lo dejes pasar.
4 Estrellas. Tiene todo lo que uno esperaría por su precio, por su origen y por su autor; aunque incluso parezca ser un vino caro. Si es barato, compre por cajas. Desde su color hasta su sensación final en boca no tendrá ningún pero y será siempre una gran compra.
5 Estrellas. Es un vino sobresaliente, con el factor WiP, ese que nos hace decir Wow. Imperdible ya sea porque su origen es extremo, su producción limitada o su carácter diferenciador; porque te hará ver estrellas, sino es hoy, en al menos 10 años más. Su precio puede ser elevado y hasta podría tener algún detalle menor, pero todo lo anterior lo justifica. Si no valoras la imperfección ni la producción limitada, déjalo pasar.
9 comentarios
BODEGA RE, DOS GENERACIONES QUE JUNTAS SON DINAMITA | WIP dijo:
[…] historia de Pablo Morandé Lavín, el conocido enólogo pionero del valle de Casablanc, a mediados de los años 80) es larga en el […]
SORPRESAS TE DA LA VIDA | WIP dijo:
[…] la cepa tinta Carignan del Maule guardada 20 años en barrica. Solo dos barricas se hicieron de el. Espíritu del Maule, del que -como dice su propia y maravillosa poesía- solo se hizo una vez. Es rojo guinda oscuro, […]
DUPLA BAETTIG-RETAMAL REPITE PREMIO AL MEJOR TINTO | WIP dijo:
[…] entrega empate entre La Reserva de Caliboro Late Harvest Torontel 2013 (Mejor Loncomilla) y el Morandé Espíritu del Maule Carignan . Detrás con 92 puntos: Viu Manent Semillón […]
LO MEJOR DE AÑO. LOS IMPERDIBLES QUE NOS DEJÓ 2018 | WIP dijo:
[…] cierto, los vinos de Bodegas RE, el nuevo proyecto familiar del genio Pablo Morandé, no son baratos, por eso mismo, ir a degustarlos a su propia casa es una alternativa genial y […]
CARIGNAN CHILENO, UNA FANTÁSTICA HISTORIA | WIP dijo:
[…] Pablo Morandé (quien descubrió Casablanca como valle frío a mediados de los 80), efectivamente fue uno de los primeros, junto con Francisco Gillmore de viña Gillmore, en producir vinos 100% Carignan recién en 1997; cuando su kilo de uva no superaba los $100. Entonces, cuenta Morandé, tuvo un Carignan en la línea Aventura de la viña Morandé, la cual sumaba diez etiquetas con cepas hasta entonces desconocidas en Chile. Una“aventura “ que duró solo un par de años, cuenta, porque no tuvo más que un comprador, un excéntrico inglés, enamorado de vinos raros, 20 años adelantado a su época”. […]
1ER SEMINARIO DEL CARIGNAN CHILE 2019. 1ERA PARTE | WIP dijo:
[…] degustaron los primeros 12 vinos del seminario. Entre ellos 6 Carignan VIGNO más el fantástico Carignan fortificado de Viña Morandé llamado Espíritu del Maule. Este último por cierto, presentado por su propio hacedor, y […]
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Luis Leschot dijo:
ANSELMO TOMELINI – DESTILERIA MALLIHUE. Un personaje, mas Italiano que Argentino a pesar de haber nacido allá. Un gran personaje que tuve el placer de conocer. Esas personas que marcan con su espíritu creador y tan pintoresco de esencia Italiana. QED amigo.
Luis Leschot
PALABRAS DE PABLO MORANDÉ | WIP dijo:
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