Publicación: 23 agosto 2024

LAS NN DE RAPA NUI, UN NUEVO COMIENZO

Conversamos con Sebastián Yancovic Pakarati, quien impulsó investigación que reveló identidad de las vides salvajes en la isla de Pacífico, próxima D.O. de Chile.

El chileno Sebastián Yancovic Pakarati es rapanui por lado materno y vive en la isla hace varios años. Allí, tiene el cargo electo por la comunidad de Director del Aérea Marina Protegida de Rapa Nui, y entre sus varios emprendimientos, es guía de turismo e investiga aves. Lo último, lo ha llevado a sr el autor del libro “Aves Rapa Nui”. El tema del vino siempre estuvo en su inconsciente, nos cuenta por Zoom desde su casa en mitad del Pacífico. Lo más seguro, cree,  es que haya sido desde aquellos primeros viñedos en Pirque (Valle del Maipo) entre los que pasó su infancia. Era la parcela de los Guzmán, más conocidos por su tío productor del legendario programa de tv de los 70, Mi Bella Genio.

Ya viviendo en Rapa Nui, gracias a su cava de vinos con etiquetas fuera de lo común, recibió no  una, sino dos invitaciones para ser miembro del club de cata a ciegas llamado Chevalier du Bouchon. Era lo que buscaba para seguir aprendiendo del mundo que tanto le inquieta. El club lo había creado Álvaro Arriagada, ejecutivo del mundo vitivinícola quien había llegado a vivir a la isla e impresionado por las vides silvestres que había visto en el volcán Rano Kau soñó con un día plantar viñedos. Arriagada, no había sido el único con este sueño. Años antes, José Mingo, otro ejecutivo del vino chileno, visitando a su sobrino -casado con rapaniu- había visto el mismo paisaje en las laderas del volcán, y había motivado a la familia local Tuki-Avaka a plantar viñedos en sus tierras.

Imágenes de vides silvestres en Volcán Rano Kau (Facebook Chevalier du Bouchon).

Sebastián Yancovic Pakarati nos cuenta, que como todos los rapanui, él mismo también había visto las vides. No solo eso, sus uvas, incluso verdes y con sal, han sido desde siempre bocadillos muy apetecidos por los más chicos, y salir a recolectarlas al campo, es todavía un panorama sobre todo cuando regresan de estudiar cada verano del continente. Aunque, relata con preocupación, cada año hay muchas menos. “Nadie las poda, les entran los hongos… no hay cuidado, ni manejo”.

Ya con los dos proyectos de viñedos instalados en Rapa Nui (el de los dos José -Mingo y Tuki-,  más el de Arriagada junto con el enólogo Fernando Almeda y el agricultor local Poky Tane Haoa Hey) en la carrera por quién hacía el primer vino con vides Vitis viníferas llevadas desde el continente, Sebastián quiso hacer su aporte en esta cruzada.

“Para nosotros, cuenta Sebastián, el tema de interés siempre fueron las parras patrimoniales. Sabíamos dónde estaban, pero no teníamos idea de su procedencia ni qué variedades eran. Y sabíamos que los dos proyectos habían reproducido sus estacas, pero que también la mayoría de plantas en sus viñedos eran traídas del continente. Ahí vienen las casualidades…”

Vides en isla de Pascua /Rapa Niu
Viñedos silvestres en laderas en Rapa Ni. Fotos Sebastián Yancovic Pakarati.

En 2020 viajó a España para estudiar un Magister en Espacios Protegidos, y estando allá, una profesora, arqueóloga y amiga, le pidió recolectar material vegetal de Tenerife y Madrid, era una planta conocida para fabricar telas. Ese mismo año, con el mismo interés de aprender todo lo posible sobre vinos, Sebastián aprovechó el verano para trabajar en 3 vendimias diferentes: en La Palma, Gran Canarias y Rías Baixas.

“Cuando llego de regreso, un año después y le paso las hojas, en agradecimiento mi amiga me dice que para cualquier ayuda que necesitara contara con ella. Sin pensarlo, le dije: quiero hacer lo que estás haciendo pero con las parras silvestres de Rapa Nui».  Ella, después contactaría a otros investigadores que los pudieron ayudar.

Así entraron al proyecto de investigación las hermanas Andrea y Daniela Seelenfreund, junto a María Herminia Castro y Patricio Hinrichsen. Luego, su primo Cristián Moreno Pakarati, a quien también le encanta el vino y ayudó a entender todo desde la perspectiva histórica (*). En conjunto estuvieron trabajando un año y medio. Sebastián fue el encargado de recolectar las muestras y a la vez ir marcando los puntos de su ubicación en GPS (como debe ser, según estándares internacionales) y mandaba el material al continente.  Fueron unas 70 muestras, en tres tandas.

Los resultados…

Vides silvestres en Isla de Pascua/ Rapa Niu
Viñedos silvestres frente al mar en Rapa Nui. Fotos Sebastián Yancovic Pakarati.

La investigación se publicó en marzo de este año en una revista científica de Nueva Zelandia, y de sus hallazgos Sebastián nos cuenta: “Encontramos que había 6 variedades:  entre todas ellas dos no descritas, dos tintas, dos blancas y dos rosadas. La tinta Listan Prieto o País resultó ser la más abundante. Además encontramos Black Prince o San Francisco. Entre blancas la Blanca Ovoide, Huevo de Gallo o Tamarugal, la más abundante; además de Moscatel de Alejandría.

Las dos rosadas eran NN, es decir, sin ADN semejantes en los archivos de variedades internacionales (VVIC) – por lo que se asume nacieron en tierras de América, y se les conocemos como cepas criollas. Una de ellas, ya estaba identificada en el continente, era la NN165. A la otra rosada le asignamos nosotros el código porque solo se ha identificado en la isla. Le pusimos NN416”.

Entre todo el hallazgo, reflexiona Sebastián, «creo son más interesantes las dos rosadas, para quienes quieran hacer vino local, por ser propias del lugar».

Los resultados de la investigación se presentaron hace muy poco en la isla. “Tuvo un éxito tremendo, frente a unas 60 personas, especialmente del mundo de la hotelería. Estoy seguro que hay mucho interés además de los agricultores, pero no llegaron por donde estaba el lugar, muy trasmano.  Me conseguí vinos de las cepas que tenemos plantadas acá, y contamos con la visita de los investigadores a quienes llevé a conocer los dos proyectos, y quedaron muy contentos. Gracias a ellos, vamos a ser una segunda etapa del proyecto”.

Segunda etapa de la investigación

La investigación en la que participó Sebastián, incluye interesante información sobre documentación de las vides en Rapa Nui y las posibles maneras de cómo pudieron haber llegado (*). También, suma mapas con la ubicación de las parras silvestres que recolectó. Pero en la isla hay aun más vides, no sólo parrones de uva de mesa en las casas dice Sebastián.

Por eso, quieren seguir recolectando material de otros lugares de la isla, siempre en el campo. “Cuando llegaron las parras acá, no había agua dulce, por eso se fueron plantando donde había mucha humedad, como en el volcán, donde crece muy bien la vid entre medio de las rocas: se protegen del viento y además hay humedad suficiente. Es similar a lo que ocurre en las Islas Azores”.

Sebastián nos resume algo más de la historia de las vides en la isla:

“Su introducción ha sido diversa, partimos a fines de 1800 con los misioneros católicos que traían uva para hacer vino y poder realizar la misa, pero después muchas personas más han estado trayendo. Nosotros nos enfocamos en las parras fuera del pueblo porque deberían ser las más antiguas. En el pueblo también hay, y sacamos un par de muestras; pero el foco principal son las de afuera».

Si se lo preguntan, no, no hay financiamiento, «pero sería genial encontrarlo -dice Sebastián- porque podría ser todo más rápido. La idea es ampliar el mapa de la vid y ojalá encontrar cosas nuevas, porque por ejemplo más de la NN 146, porque hay una planta y es muy chica, de la que es difícil sacar más estacas. Ojalá aparezcan otras nuevas, o aparezcan más 146, para poder reproducir».

El mismo Sebastián ya las está reproduciendo. “Tengo un vivero -cuenta- llevan 3 años, planté 100 estacas y este año va a ser su primera poda.  Las quiero dejar como las de Santorini, como un canasto de mimbre, porque acá hay mucho viento y salinidad. Me da susto, dice, porque mientras más alto estén, más le va a afectar el viento”.

Sebastián, como nosotros, todavía no prueba el primer vino de los dos José, del que sabemos se hicieron 100 botellas de una mezcla de Garnacha, Syrah y Carignan cosecha 2023. El proyecto de Arriagada aun no tiene vino, y el año 2024 por lo que se sabe, ninguno de los dos hizo vendimia.

¿Muy cambiantes las cosechas de un año a otro?

«Sí, el clima acá es muy complicado, y además la fauna. Tenemos en la isla aves introducidas, entre ellas los gorriones y las diucas, que se hacen chupete las uvas. Además, están los ratones. Como las parras silvestres crecen al ras del piso, es muy común encontrar las uvas pellizcadas. También hay enfermedades fungosas».

¿Qué expectativas tienes tú con la inminente D.O. Rapa Nui?

«Yo estoy contento, porque nos va preparando la cancha para poder ir creciendo en el tema del vino, porque en nuestro territorio es todo cuesta arriba. Esto ha sido un espaldarazo y nos viene muy bien. Ojalá estos dos grandes proyectos avancen a paso firme, para que después los pequeños podamos ir creciendo a su alero. Y que la gente en la isla también sepa que se pude cultivar parras para vinos, no solo para comer como uva de mesa. Más que haya grandes viñedos, mi sueño es que los agricultores tengan pequeñas parcelitas en distintos suelos y vinificar cada suelo por separado».

 

¿Vinos para exportar o para enoturismo?

«Yo creo que ambas. La isla vive del turismo, y gracias a la pandemia nos dimos cuenta que podemos vivir de otras codas, pero abrir una nueva línea de turismo nos vendría muy bien. El viñedo de los José es precioso y hacer enoturismo ahí es realmente un plus. También lo veo para salir al mundo y llevar al pueblo rapanui a través de la viticultura. En mi caso, que me gusta mucho probar vinos,  creo que si tengo mi propio vino, me va permitir seguir degustando vinos del mundo. Más que ganar plata o tener una bodega gigante, es poder compartir y disfrutar de una buena botella. Yo mismo quiero hacer vino, por eso estuve aprendiendo en España. Por otro lado, hay mucha gente interesada en esta nueva línea de negocio o desarrollo, y mientras información haya, mientras más ojos estén puestos, y más noticias salgan a la luz, más  beneficioso será para todos en la isla. De verdad esperamos que ambos proyectos avancen bien para después los pequeños poder ir creciendo como al alero o la sombra de un buen roble».

Vides silvestres en las laderas de Rapa Nui. Fotos Sebastián Yancovic Pakarati.

(*) Introducción de las vides en Rapa Nui

Rapa Nui (Isla de Pascua) es una pequeña isla volcánica en el Pacífico con un clima subtropical templado que fue colonizada por pueblos de habla austronesia hace aproximadamente 1.000 años (Wilmshurst et al. 2011). Ellos, introdujeron varios animales y plantas que han pasado a formar parte de la Polinesia. La vid (Vitis vinífera) no formaba parte de este conjunto de plantas ni es autóctona a la isla, nos revela el trabajo de investigación sobre vides silvestres en la isla publicado este año  en www.tandfoneline.com

Los primeros intentos de los europeos de introducir plantas y semillas, incluyendo la uva, se remontarían a una expedición francesa en 1786 (Jean Baptiste Dutrou-Bornier), aunque no hubo éxito inicial. Luego, la primera referencia documentada a la presencia de vides en Rapa Nui data de 1820, cuando un barco británico dejó semillas de uva en la isla, pero no hubo evidencia de plantas exitosas hasta décadas después.

A partir de 1864, una misión católica francesa en la isla necesitaba vino para las misas, lo que motivó la plantación de viñas. En 1870, un informe chileno menciona viñas y otras plantas cultivadas en la misión, y la calidad de las uvas fue destacada por los misioneros. Durante un conflicto local en 1871, las viñas fueron en su mayoría respetadas, aunque la misión fue eventualmente abandonada.

Jean Baptiste Dutrou-Bornier, el colono francés que plantó su propio viñedo en la isla en la década de 1870. Tras su muerte en 1876, se mencionó la existencia de viñedos en la isla, aunque no está claro si estos continuaron prosperando. En 1888,  cuando Chile incorporó Rapa Nui a su territorio, los colonos chilenos continuaron cultivando viñas, aunque el clima y los animales dificultaron su crecimiento. A pesar de la presencia de viñedos, no se tiene registro de que se haya producido vino en la isla. Las vides se propagaron en gran medida de forma silvestre.  Varios documentos confirman la existencia de vides en Rapa Nui después de 1869; sin embargo, no está clara su procedencia exacta. Las viñas crecieron hasta hoy en terrenos muy accidentados, donde estaban protegidas del ganado.

 

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