VISITANDO BODEGAS EN ATLANTIDA 2DA PARTE

Publicado el 25 junio 2019 Por Leonor Soza de la Carrera @leonorsoza

La sommelier Leonor Soza continúa su recorrido por bodegas imperdibles cerca de Montevideo, esta vez llegará a Viñedos de los Vientos con su foco en cepas italianas.

Seguimos en Atlántida, y también de alguna manera en el Piamonte. Los familiares de Pablo Fallabrino eran originarios de Alessandria. Su abuelo italiano fue un destacado personaje: en 1933 era el promotor oficial de la cultura del Piamonte en Uruguay.

Ver aquí parte uno de este reportaje desde Uruguay (Bodega Bracco Bosca).

Es Pablo, enólogo y dueño quien me recibe junto a Agustín, el sommelier encargado de turismo en Viñedo de los Vientos. Mientras caminamos por la viña me cuenta que el primer campo estuvo en Melilla, y desde el año 1947 la plantación se encuentra en Atlántida, época en que este balneario de la costa uruguaya se encontraba en todo esplendor. Por ese entonces, la zona de la uva era la Ruta 5, vía que une el país de Norte a Sur, y que en ese tiempo correspondía al Montevideo rural.

El viñedo tiene influencia del viento Sureste y del río. El suelo es frío, arcilloso, limo-calcáreo. Todos estos factores hacen que las uvas maduren lentamente. Sus viñedos tienen plantaciones en espaldera, lira, y también en parrón. Empezaron a plantar con este último sistema de conducción el año 1988, un poco por las heladas pero también porque es parte de la tradición italiana.

El abuelo fue quien introdujo las variedades italianas, Pablo ha continuado su trabajo e introducido otras, por lo que hoy cuentan con Nebbiolo, Barbera, Ruby Cabernet (cruce de Carignan con Cabernet Sauvignon), Dolcetto, Tannat, Moscato Bianco, Chardonnay, Traminer Aromático y Arneis, entre otras.

Tienen 5 Tannat diferentes, en parral para vino tinto fino, solo ellos en Uruguay lo plantan así. En cuanto al Nebbiolo, son de los pocos que lo producen en el país, y son los únicos que producen Arneis.

Ya hablando de la historia, Pablo me cuenta que llegó el año 1995 a la bodega para hacerse cargo y al año siguiente exportó vinos y se entusiasmó con empezar su proyecto personal, lo que hizo en el año 1998.

Los vinos diferentes comenzó a hacerlos por el año 2003, nunca con el interés de producir los vinos hoy llamados “naturales”, sino vinos caseros, pues para él ese término refleja mejor su trabajo: sin intervención, sin levaduras ni sulfitos, salvo que haya un problema y siempre levaduras nativas. Por lo mismo, sólo usa barricas viejas, hasta que “no dan más”, para que añejen y pero no den gusto a madera. El único que podría tener guarda en barrica nueva de todos sus vinos, es el Ripasso, aunque en 2019  usaron barricas de 2° uso.

A continuación les voy a relatar lo que fue una gran degustación, muy conversada, que me permitió tener un gran panorama de Viñedo de los Vientos:

El primer vino que degustamos es Arneis Chardonnay 2016. 60% Arneis, 40% Chardonnay, las mantienen en contacto con sus borras durante 1 año en acero inoxidable, co-fermentadas, y cosechadas muy maduras. La Arneis es una variedad típica del Piamonte que no tiene tanta acidez, por lo que al mezclarla con Chardonnay da un excelente resultado, no sólo aporta esa característica sino que le entrega también más volumen. La nariz marca fruta blanca, damasco, durazno, el carozo de la fruta y unas leves notas almendradas.

Seguimos con Estival, 60% Traminer Aromático, Chardonnay 30%, Moscato Bianco 10%. Cosechado como base de espumante, nariz perfumada, piña dulce, lychee, floral, en boca con acidez málica al final, alcohol medio, muy jugoso, consecuente y vibrante.

Pasamos a los tintos y comenzamos con el muy fácil de beber Barbera 2018, con 9 meses en tanque de cemento y a la botella, sin filtrar, con poco sulfito, un vino casero absolutamente. Con 15° de alcohol que no se sienten en medio de mucha fruta, textura y rugosidad, tanino bajo y leve amargor final. Dato: su cosecha 2019 viene más ligera.

Seguimos con un vino que ya conocía y me parecía  muy interesante: Notos, compuesto por un 90% de Nebbiolo y 10% de Tannat. Esta cosecha 2016 tiene una nariz muy aromática, a ciruela roja dulce, incluso licorosa. El Nebbiolo de por sí es muy firme, no es propenso a la botrytis. El tanino es seco y fino (me explica Pablo que viene de la piel de las uvas). Estoy muy de acuerdo con que mantiene características rústicas y gastronómicas. Lo recomienda con un risotto con hongos secos; habrá que hacerle caso!

Por su composición, el siguiente vino podría no ser pensado para aperitivo, pero en mi opinión sí estaría perfecto. Aquí Pablo señala que va con las pizzas, y me parece que sí, pero una tipo 4 quesos o con un provolone de base. Vamos viendo porqué. Su nariz tiene capas, seguimos en la línea de lo rústico, fruta negra, en boca la suavidad y sedosidad con una acidez media y tanino presente. Se trata de Catarsis, una mezcla de 50% Cabernet Sauvignon, 40% Barbera y 10% Tannat. El Cabernet de base no tiene mucha acidez, por lo que aquí se la da la Barbera, y la estructura viene del porcentaje de Tannat. Como los otros, está añejado en barrica vieja.

Luego probé un Tannat 2015, de esos que siempre quiero encontrar, muy jugoso, tanino que se pega dentro de la boca, agradable, cálido al final.

Del siguiente vino podríamos decir que en la etiqueta está la mano de Pablo. Sí, literal, es la foto de su mano. Anarkía 2017 no tiene sulfitos. Es un vino que se debe decantar (Vinturi funcionaría perfecto con este vino) y que si lo esperan un día, van a sacar lo mejor de él. 2018, el que aún no está embotellado, no va a necesitar decantador.

Pasamos a Eolo 2013, compuesto por 85% Tannat y 15% del Ruby Cabernet, con 3 años de guarda en barrica francesa vieja. Se demoró unos minutos en abrir. En boca es un juguito de fruta, de tanino leve, y retrogusto a fruta negra. Ya van cinco cosechas de Eolo y tres se encuentran todavía en barricas; dos ya están en botella. Hicimos un viaje al pasado probando Eolo 2008, en éste la nariz estaba algo más abierta. Sin duda 2008 tuvo gran potencial de guarda, pues aún mantiene las características frutales, tomó algo de notas a carozo, y se mantiene muy vivo. De todas maneras, diría: no guarde más, beber ahora.

El último vino degustado es Alcyone, un vino dulce que utiliza la técnica del Barolo Chinato, tradicional del Piamonte, es aromatizado y encabezado. De nariz dulce, exquisita, parece un bombón de chocolate relleno y sorprende con el nivel de acidez en boca.

Otros vinos que vale la pena mencionar que son producidos en la bodega Viñedos del Viento son un Ripasso de Tannat, un Pét-Nat (fermentación espontánea dentro de la botella) y en época de vendimia producen un rosado de Barbera, para cuya elaboración toda la gente que participa en la cosecha pisan sus uvas.

Terminando la entretenida degustación, me dirijo de regreso a Montevideo. En este sector estamos a 30 minutos en auto, un poco más si se va en autobús. Estamos a 4 kms de la Ruta Interbalnearia y a una hora de Punta del Este. Debo decir que Bracco Bosca y Viñedos del Viento son dos bodegas que no pueden dejar pasar. Para mi gusto, estos son los vinos entretenidos que ofrece hoy el Uruguay.

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