Nuestro elegido de la semana es un señor vino blanco de España, de la Bodega Forjas del Salnés. Una joyita que está en Chile a la venta y no hay que dejar de probar.

Esta semana El Conversatorio del Vino organizó una segunda degustación con una selección de vinos españoles, mencionados en el libro de Luis Gutiérrez «Los Nuevos Viñadores», y traídos a Chile por Edwards Fine Wines. Desde Albariño hasta grandes botas Jerez incluyó este  variopinto paseo  en la sala de cata de Santiago Wine Club en Barrio Lastarria. Aquí nuestro elegido, y gran favorito de los 8 vinos  presentes,  entre quienes degustaron como suele ser siguiendo las directrices del WSET, a cargo de Marcela Burdos.

Lo que nos cuenta Gutiérrez en su libro «Los Nuevos Viñadores» sobre Rodrigo (Rodri) Méndez, autor del Albariño Leirana 2016 , es que su relación con el viñedo empezó con su querido abuelo,  un herrero -como él- quien  enamorado de viñedos de Salnés (en Rias Baixas, el  norte y atlántico de España)  comenzó a comprarlos y cultivarlos.  Rodri, ya de grande, fundó Bodegas Forjas del Salnés, mismo nombre del negocio familiar, en base a viñedos que había heredado su padre José Manuel. Cómo fue que Rodri  comenzó a hacer sus propios vinos tiene que ver con un particular enólogo español, Raul Pérez, quien buscando las mejores  uvas de Albariño ( la cepa estrella de Rias Baixas) llegó a comprárselas a  los Méndez. Pero como después de dos años seguidos,  los Mendez no se las querían cobrar,  Pérez  les ofreció a cambio ayudarlos a construir una  bodega y hacer sus vinos. Todo bien, de acuerdo, hasta que Rodri le dijo que su sueño, como el de su abuelo era hacer allí vinos tintos, no blancos, ni mucho menos de Albariño. Después de convencerlo,  eso hicieron, con una cepa local llamada Caíño, y claro,  blancos de Albariño también, ¡por suerte! Entre tanto, Perez seguía haciendo su ya afamado Albariño Scketch con madera, fuera de la legislación Rias Baixas, justamente por usar madera en su guarda.

Durante nuestra degustación organizada por el  Conservatorio del Vino, probamos el vino Caíño 2014 de Bodegas Forjas del Salnés, un tinto muy ligero, de apariencia similar a un  ligero Pinot Noir, pero en boca de una sensación tánica secante, rústica, que no les relaciona de forma alguna. Personalmente, no fue de mis favoritos, entre las más equilibradas Garnachas  de Comando G, o la Mencía y  Listán Prieto del colectivo  Envínate.

En el Vale del Salnés, cuenta Gutiérrez hay suelos de granito e influencia Atlántica (pues los viñedos miran al mar)  dos cosas que le gustan particularmente a la cepa Albariño. Lo que en el vino se nota, porque en la boca canta, al menos el Albariño Leirana 2016 de Bodegas Forjas del Salnés ($18.000).  Fue el primer vino de la degustación y fascinó por sus notas cítricas, a piñas frescas, con un sutil dulzor de madera, que también apareciço en la boca, donde canta sí, con una divina acidez y un sensación jugosa, muy sabrosa. Por ser el primero, su intensidad y nervio, dejaron la vara muy alta, solo superada por el último vino de la cata, una bota especial de una alucinante complejidad: la Bota  #59 Capataz Rivas, $50.000) embotellada por otro de los genios de la nueva España, Eduardo Ojeda creador de Equipo Navazos.

No hay duda de que el Albariño Leirana es una joyita que nace de grandes uvas, de una lugar excepcional, y que quienes están detrás también lo son, porque han resguardado que el brillo de las uvas siga allí y todavía pueda seguir cantando por mucho tiempo más. En el mes del mar, y en la previa a la  conemoración de  una gran batalla naval, descorchen este Albariño (servido a 12ºC) con pescados de roca o profundidad, idealmente  sellados a la plancha con mantequilla y nada mas. Ya verán que coro se arma.

Rías Baixas