CASI TODO POR HACER

Publicado el 05 abril 2017 Por Mariana Martínez @mymentrecopas

En Concepción se dio el pie inicial para lo que será el Club de Vinos Campesinos bajo el alero del INDAP. WiP estuvo allí, entre pequeños productores que ya son modelos a seguir y  quienes aún tienen un largo camino por correr.

La misma semana que comunicamos de la creación de la nueva categoría de vinos genérica “Vinos Campesinos”, se reunió en Concepción una delegación formada por más de 20 campesinos, llegada desde el Desierto de Atacama hasta el Valle de Cautín, en la Región Austral. La invitación que les hizo el INDAP (Instituto de Desarrollo Agropecuario) fue a participar en un primer día de  estadía en un seminario que buscaba darles una nueva mirada sobre el valor de su trabajo y sus futuras oportunidades como productores de vino embotellado. El  segundo día de su llegada, recorrerían en terreno un par de productores, campesinos como ellos, que hoy ya están embotellando y vendiendo sus vinos de calidad fuera de la región.

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El encuentro terminaría en la ciudad de Concepción, junto al director del INDAP, Octavio Sotomayor Echenique, quien daría el pie inicial para formar el  Club de Vinos Campesinos, una agrupación  que se supo en el mismo lugar del encuentro, estaría formada voluntariamente por cerca de 30 productores de vinos campesinos. Y que serían ellos mismos quienes deberían establecer las reglas del Club y qué hacer para lograr sus metas, si es que pretenden recibir fondos del estado. Es decir, serán ellos mismos quienes deberán reunirse a partir de mayo 2017 para establecer qué es lo quieren hacer como miembros de este club y cómo lograrlo. Las palabras de los dirigentes de INDAP  fueron claras, hay dinero para financiamiento, siempre que tengan un plan de acción. También quedó claro que en esta «procesión» debemos ir paso a paso y que el patrimonio  no siempre tiene que ver con rentabildiad, pero hay que buscarla porque la gente no puede demandar lo que no conoce. En resumen, tres grandes realidades de nuestro pequeños productores y campesinos con viejos viñedos de variedades que no son comerciales.
img_0037Tal vez lo más  importante que se informó  en este encuentro, además de que recursos habrá una vez que estén los lineamientos a seguir, es que quien estará a cargo de dirigirlos a los pequeños productores de INDAP será Pilar Miranda, enóloga y socia de Garage Wines &Co (miembro de Movi VIGNO, además de dirigir actualmente un proyecto de innovación con pequeños productores).

WiP conversó con todos los protagonistas de este encuentro, para hacer una radiografía de una realidad que incumbe a 7.000 pequeños productores de todo Chile.

Pilar Miranda (a cargo de este nuevo proyecto) se convirtió en la punta de lanza de este encuentro en Hotel Aracano de Concepción el 29 de marzo. Con micrófono en mano fue la encargada de invitar a los asistentes a participar de este nuevo Club Vinos Campesinos, haciendo gran hincapié en la asociaciatividad. Además, destacó que es fundamental que tengan confianza en sus  propios vinos, sin olvidarnos que el vino es un patrimonio cultural de nuestro país. Pilar explicó que INDAP ya hizo una primera selección de unos 30 productores que están vinificando sus vinos y que reciben sus beneficios,  ya sea -en su mayoría hasta ahora- con asesoría en el viñedo, -y los menos- en bodega. El reto, explica, y de allí que no hayan sido más los invitados, es que deben reunirse todos  (llegados de Norte a Sur) con patrocino de INDAP en un sólo lugar, las veces necesarias hasta que logren ponerse de acuerdo con prioridad en la calidad y comercialización. “Necesitamos convencerlos de que el trabajo deben hacerlo ellos y no otros”. De lo aprendido en base a sus experiencias como parte de Movi y VIGNO nos dijo «aprendimos que presentar el vino del otro delante de compradores no es competencia, y que tu vino no se va a dejar de vender, por el contrario, genera una muy buena imagen del grupo frente a los demás. El reto  aquí, agregó, es buscar la diferenciación, el cómo nos diferenciaremos de los demás».

Entre los invitados a participar estaba Lucía Torres, pequeña productora del Itata, y ganadora ya de varios concursos con su espumante de Moscatel  Brutall. Lucía nos dijo: «queremos que este nuevo proyecto nos ayude, que resulte, queremos que la gente sepa que nosotros mismos trabajos nuestra tierra, que la gente sepa esto, y que lo valoren».

LA BRECHA DE CALIDAD

Patricio Apata Alderete, en tanto, llegado desde el valle de Codpa, donde producen el tradicional vino Pintatani dijo que claro que hay interés por participar, pero que aún no les dicen aquí están los recursos para poder hacerlo. Vamos a ver quién toma las riendas, dijo, quién lo comanda, vamos a establecer las normas. «Yo soy un convencido de que hay que agruparse, tener un objetivo claro y remar para el mismo lado. Sin embargo, agregó, nosotros todavía somos artesanales, y vemos difícil conseguir la tecnología para mejorar la calidad. Las leyes y las intenciones son buenas, agregó, las malas son las personas detrás. Y aquí pasa lo mismo, por eso la gente está rebelde y le cuesta creer».

Llegado desde Curicó, conversamos con Iván Ibarra, tal vez el más joven del grupo. Él es 4ta generación de productores de uva y además venden gran parte de su producción de vinos en su bodega, donde reciben turistas locales. Su vino estrella es un Sauvignon Blanc, hecho sin levaduras comerciales, sin filtrar, sin controles de temperatura. Necesitamos darnos a conocer, nos dice, mientras nos entrega una botella de su vino con una etiqueta simple, artesanal, que sabemos no podrá llegar más lejos de Curicó. «Necesitamos saber cómo participar en concursos, que vinos mandar, cuánto nos va a costar. Necesitamos darnos a conocer», nos dijo con desconsuelo. En Santiago descorchamos su vino, un Sauvignon con más de 15 gramos de azúcar residual, un Sauvignon dulce sin aromas que no entendemos cómo, hecho de manera tan artesanal, no ha refermentado aún en la botella.

Sergio Toro, productor de Pajarete también fue parte del grupo que llegó hasta Concepción. Según nos cuenta fue uno de los que impulsó más de una década atrás el rescate de la D.O. Pajarete, su problema es que quedó solo, en Talcahuano, y produciendo este vino dulce con la cepa País. Mientras sus vecinos del Huasco se asociaron y eligieron la cepa blanca Moscatel de Alejandría. Su meta es hacer un vino natural pero con una metodología que les permita  hacer vinos de guarda. Porque si no tenemos calidad no nos pueden ayudar a comercializar, dice. Pero sólo, como lo está ahora sabe tampoco le será posible.

 

LOS AVENTAJADOS 

img_9870img_9865El primer día de actividades, el grupo de pequeños productores del INDAP visitaron dos ejemplos elegidos con pinzas por lo ejemplar de sus operaciones. El primero de ellos, fue el proyecto de Fabián Mora, productor de la viña Renacer del Itata y su línea de vinos secos, «Secano». Mora mostró su bodega, 100% acero inoxidable e incluso en plena época de vendimia hizo trabajar su pequeña pero modernísima prensa neumática. También conversó sobre la sociedad que hizo con un pariente para aumentar el capital y el fondo que ganó para modernizar la bodega. Por supuesto dio a degustar sus vinos, y no sólo los embotellados sino los 2017 aún en estanques. Entre ellos, Moscatel, Chasselas, Semillón, País, Cinsault, Carignan, de sus viejos viñedos, las nuevas en llegar gracias a la asesoría del Merlot y Cabernet. De lo probado vinos con rica fruta, limpios, simples (entre los $6.000 y $9.000). Caros, sin duda, para lo simples. Lo que habla de la urgetne necesidad de ser competitivos en el mercado (lo que pronto explicaremos en WiP no es nada fácil), y no sólo porque los costos de producción de los pequeños son más altos. Como regalo, al fin de la visita Mora invitó a ver en mitad del viñedo la molienda de uva a la antigua usanza, en Zaranda.

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La segunda visita fue a Guariligue Alto, donde Cristián Lagos y Teresa Vidal, en plena cosecha, presentaron su aplaudido Cinsault Trifulca y su Moscatel (ambos  embotellados en 750cc) y sus vinos que aún venden en garrafas. Desde hace tres años embotellan su delicioso Cinsault llamado en sociedad con el enólogo Bernardo Troncoso (ex viña Montes). Ellos contaron al grupo que volvieron al campo cuando fallecieron sus padres. «No quisimos perder todo el trabajo que ellos hicieron», contaron. Se propusieron entonces hacer vinos de calidad, por lo que para superar la brecha trabajaron en el viñedo bajando rendimientos y acortando brotes para quitarles peso y que no caigan. La diferencia entre sus vinos de garrafa y vinos embotellados hablaron solos de lo logrado. Los segundos con más color, más concentración, más fuerza, por supuesto mucha más fruta negra, y una rica acidez; todas razones por las cuales, la poca uva que venden a terceros, cuesta tres veces más que las de sus vecinos.

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img_9909El mensaje de los dueños de casa a las visitas fue a atreverse a hacer cosas. Les alegró, comentaron, ver en el grupo gente joven, por lo que dijo Teresa, “es nuestra tarea transmitir el cariño a los hijos, cultivarles el cariño por lo nuestro”. Cristián por su lado, contó que  nunca le dieron importancia al Cinsault, y aunque fueron los primeros de la zona en vinificarlos, se arrepiente de no haberlo hecho antes. “No vimos su valor”. Además, destacó que poco sirve quejarse de la competencia. “Hay que aprender a convivir con los grandes”, dijo. Teresa destacó por su parte la necesidad de asociarse para tener mejores precios de insumos. “Olvídense de ganar algo el primer año, dijo después. Además el primer año hay que regalar mucho vino para darlo a conocer”.

Entre los pequeños productores visitantes sonó fuerte en varias ocasiones la voz de Dely Verdugo, la mujer símbolo de INDAP, quien ganó con su primer Carmenère una Medalla de oro en el Concurso Carmenère al Mundo 2016. Dely nos contó esta vez sus desventuras con su vino ganador, lo perdió en gran parte; no sabe dónde fue a parar dentro de la  bodega que se lo vinificó. Su esperanza es una nueva cosecha 2017 en camino y las ganas de seguir adelante para darle valor a su uva. Sabe, nos dice, que  por sobre todas las cosas la asociatividad y la constante búsqueda por superarse a sí mismo, es la clave.

Durante esta gira el hombre de las buenas preguntas fue Nibaldo Aravena, dueño de Viña Santa Marta cerca de Chol Chol, valle de Cautín (Región Austral). De ceño fruncido Nibaldo esperaba cosechar por primera vez  este año la media hectáreas de Pinot Noir que plantó como parte de un proyecto INDAP de innovación en la región. Su ceño fruncido viene con preocupaciones, las mismas que las de todos por este proyecto de vinos campesinos. Con el cambio de gobierno anterior, él y tres pequeños productores más de la región quedaron abandonados un año entero, con las parras recién plantadas, sin asesoría vitícola ni riego. Lo sacaron adelante los cuatro por convicción y mucho esfuerzo. Dos ingredientes que  ya sabemos son clave en esta nuevo reto, pero que también sabemos no serán suficientes para verlos llegar al puerto que todos anhelamos.

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11 comentarios

  1. […] lo contamos en la nota sobre Club del Vino Campesino, ellos fueron elegidos por INDAP para mostrar a productores campesino llegados de  todo Chile, lo […]

  2. […] próximas ediciones. Mientras les contamos de lo que fue el puntapié inicial para formar el Club del Vino Campesino,  el cual será liderado por la enóloga Pilar Miranda, socia de Garage Wines &Co,  uno de […]

  3. Excelente reportaje, muy interesante el proyecto de vino campesino para impulsar a los pequeños productores. Llego a mi paladar una muestra de vinos de la viña Maenle, muy buenos, les enviare antecedentes por si no la conocen.

  4. […] los mejores  vinos de  la categoría  “Mejor Carmènere” y por primera vez  a “Vinos Campesinos”, como un reconocimiento a los pequeños productores de […]

  5. Excelente reportaje!! Bravo! En Catad’Or “Quisimos incluir esta categoría para evaluar estos vinos en su propio mérito y así sumarnos al esfuerzo de enólogos e instituciones como INDAP para poner en valor aquel vino campesino elaborado con frutas y métodos ancestrales provenientes de la agricultura de pequeña escala ubicada en el secano costero de la zona sur y en el extremo norte de Chile y, de esta forma, contribuir al reconocimiento de la cultura vitivinícola de nuestro país y del continente, ayudando a la preservación y difusión nacional e internacional de estos vinos elaborados muchas veces con cepas patrimoniales”.

  6. […] que recibió 200 millones para 70 productores, no  pudo vinificar este año. Reconocemos que Indap ha apoyado a los productores con dinero, pero los esfuerzos no son suficiente  si no hay un impacto […]

  7. […] van a existir solamente previa determinación del INDAP. Como lo dijimos en nuestro reportaje Casi todo por hacer, aún mucho por hacer para definir eta […]

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