ENSAYOS DE LA ENÓLOGA, RELINDA TRILOGÍA
Huevo, Flex y Fudre son los tres vinos que nacieron de las ganas por mejorar el Carmenère Presumido de Casa Bauzá. Natalia Poblete (la enóloga) nos cuenta todos los detalles detrás. Hay un gran favorito.
De seguro han visto sus viñedos a la derecha de la Ruta 5 Norte, saliendo de Santiago; cerca de las Termas Internacional, donde por cierto, nunca he visto un alma refrescándose en sus toboganes de agua (eso, aunque el sol raje y haya más de 35 grados). Aquí en Til Til, la D.O. más al norte del Valle del Maipo, donde en verano el sol arde y el agua escasea, la Viña Casa Bauzá tiene sus viñedos destinados para vinos. Pues efectivamente, si es que se lo estaban preguntado, sus dueños son los mismos de Pisco Bauzá en el Valle de Limarí.
Para resumir su historia: el proyecto de plantación partió el año 1998 con la idea de vender la uva. Al poco andar, a la cepa tinta que más habían plantado, Cabernet Sauvignon, le salió competencia; incluso resistía mejor la inclemencia del clima extremadamente árido de Til Til. Esa cepa era la Carmenère. De allí que no sólo plantaron más cuando decidieron crecer en viñedos, también lo hicieron su vino estrella, y lo llamaron Presumido.
Fue buscando qué hacer para mejorar el Presumido, que a su enóloga, Natalia Poblete, se le ocurrió usar diferentes envases para su guarda, y ver qué pasaba. El año 2017 llegaron sus primeros aliados. Llegó desde California un fudre de madera con capacidad de 2.500 litros, un super recipiente de plástico llamado flex, con capacidad para 1.000 litros, y un huevo de concreto con la misma capacidad.
De los tres tipos de envases el más desconocido para nosotros es el flex, el cual nos explica Natalia, está hecho de un polímero que tiene la capacidad de dejar pasar el oxígeno a su interior. Tan sofisticada es su tecnología que hay diferentes tipos de flex según su capacidad de dejar pasar más o menos oxigeno. De ahí su alto precio y que hayan comprado sólo uno. Su ventaja, o atractivo para los enólogos, explica Natalia, es que permite la evolución que aporta la micro oxigenación, sin aportar los aromas o taninos de una barrica de madera. Por otro lado, a diferencia de una barrica de acero inoxidable, que tampoco aporta ni taninos ni aromas, sí aporta oxígeno, lo que evita problema de reducciones.
Así fue como Natalia, colocó el mismo vino, un Carmenère cosecha 2017, en los tres tipos de recipientes por 10 meses. A diferencia de Presumido 2017, que se guardó en barricas de madera francesa y americana, mitad nuevas y mitad usadas. Además, para Presumido, acota la enóloga, hay hoy barricas de 500 y 700 litros, para ir bajando el aporte de la madera.
El resultado fueron tres vinos diferentes, además de Presumido, y a su mismo precio $17.000. Se trata de apenas 600 botellas de cada uno. Ellos son Huevo, Flex y Fudre.
Natalia describe su Carmenère Flex como el más honesto en sus aromas y en su expresión de Carmenère, también el de cuerpo más ligero; Fudre tiene más elegancia en boca, aunque más madera en nariz; mientras Huevo es tensión y peso en boca. El resultado en general de los ensayos, agrega, son vinos más bebibles, con menos madera, porque piensa no se justifica con la fruta que da Til Til tanta madera. «Son vinos más honestos, que no te restringen a beber solo una copa», dice.
Y no podemos estar más de acuerdo con ella y compartimos su predilección por Huevo. Pues si bien Fudre es muy sabroso aunque más cálido y Flex es más ligero y fresco: Huevo es un tinto que a su paso por la boca deja peso y tensión con todo el sabor a frutas negras perfectamente maduras y frescas a la vez. Huevo la dio en el clavo.
¿Con qué los acompañamos en la mesa? Pienso en carnes a la cacerola, prietas o morcillas bien asadas a la parrilla, igual que entrañas. Para los vegetarianos, perdón, vegetales asados en la lata, entre ellos berenjenas, zapallos, papas con su cáscara y cebollas.
Los Ensayos de la Enóloga están a la Venta desde enero 2019 en tiendas La Vinoteca, MoViLaTienda.cl y a través de venta directa.