ENTRE VINO Y VINAGRE (WINE COUNTRY)
Maximiliano Mills, nuestro cronista de película, nos da su opinión de lo que podría haber sido una buena versión femenina y coral de “Entre Copas”, pero no lo fue.
Pareciera que hoy los que hacen las sinopsis –teaser en traducción Millennial- cuentan mejor una historia que los que realizan la película. Ahora, hablando de Wine Country (no volveré a usar la imprecisa traducción al castellano), parece que la única explicación para que esta película se filmara sería que hay demasiado dinero circulando en el mundo que es necesario invertir. Aunque más sensato sería pensar que estas mujeres-muy-amigas-en-la-vida-real; entiéndase seis comediantes salidas de la cantera del show televisivo “Saturday Night Live” necesitaban una razón para reunirse y ponerse al día con sus vidas.
Quizás por esta última razón hay varias escenas donde en realidad Amy Poehler, Maya Rudolph, Rachel Dratch, Ana Gasteyer, Paula Pell y Tina Fey no actúan sino que sacan el tejido para conversar y arreglar el mundo ¿O fue Amy Poehler debutando como directora que reclutó a sus amigas para sentirse más apoyada?
Pero lo más probable es que un productor de Hollywood, cuando se enteró que la versión 2016 de “Los Cazafantasmas” sólo protagonizada con actrices había recaudado casi Usd$100 millones, se le ocurrió realizar una versión femenina de la más exitosa película en la historia cuyo tema central es el vino… y el valle de Napa… y los conflictos existenciales… ¡BINGO! Escrito con esta “$” y un presupuesto de veintidós millones de dólares.
El tramo para llenar la pantalla de arquetipos está servido: la maníaca-controladora, la madre-sobrepasada, la viuda-millonaria, la homosexual-idealista y la empresaria-exitosa. Todas rodeadas por un zoológico de excelsos personajes que cualquiera se podría topar recorriendo los viñedos en Napa.
Para los enófilos atraídos a esta película porque la sinopsis da la impresión que es la versión femenina y coral de “Entre Copas”, es porque resulta imposible no conectarlas: amigos o amigas que se van unos días a recorrer el valle de Napa, visitando sus viñedos y catando los mejores vinos. Esto sí ocurre cuando el metraje ya está avanzado y pensabas que el título era erróneo. Pero a diferencia de “Entre Copas” aquí casi no se saliva mientras se descorchan incontables botellas de vinos.
La puesta en escena es atractiva, las actrices son queribles y los paisajes que recorren son hermosos pero no es hasta la escena en la galería de arte en que todo el cuestionamiento existencial, que se suponía iba a aflorar durante el fin de semana entre estas amigas, es inesperadamente traspasado al espectador. Me cuesta imaginar una mejor forma de retratar el mayor dilema social de este siglo naciente: la confrontación que no es generacional sino evolutiva.
A pesar de que fue estrenada en cines de Estados Unidos el 08 de mayo de 2019, sólo dos días después fue trasladada a ese supermercado visual llamado Netflix. Aunque obtuvo un 68% de aprobación en las redes sociales focalizadas en el cine, se siente como una bonita película de matiné en casa, para un fin de semana en cuarentena, eso sí, antes de filmar tu próximo Tik-Tok. Y llegando a la escena anunciada por todas partes, la escena que debería ser el pináculo del guión y apuntalar el resto de la película –el tan esperado cumpleaños número 50 de Rebecca- viene el mazazo existencial que de seguro cualquier humano que sueña con procrear hijos ha tenido.
“Wine Country” aparece en Netflix en la sección de comedia. Pero la historia no es tan hilarante ni las actrices son realmente divertidas. Aun así, flaqueando durante el proceso de post-producción haciendo transpirar al departamento de contabilidad de la productora “Paper Kite”… ¿Cómo a nadie se le ocurrió echar mano del mejor salvavidas posible? Respuesta: ¡Una nostálgicamente poderosa banda sonora!
Si las protagonistas de la historia tenían entre quince y veinte años a mediados de la década de los ’80… ¡Son más de cien las canciones icónicas que se podrían haber incorporado en las tres o cuatro escenas recorriendo Napa a bordo del mini-bus que arriendan! ¿”Girls Just Wanna Have Fun” de Cindy Lauper? ¿»Dancing In The Dark” de Bruce Springsteen? ¿»Jump” de Kris Kross? Es tan fácil reconocer cuando los productores han sido tacaños o poco imaginativos. Sólo leyendo un poco de historia del cine se habrían dado cuenta que incontables películas con un guión débil se transformaron en inolvidables gracias a las poderosas canciones de su banda sonora. Aquí no alcanzó con “Eternal Flame” de The Bangles, la que fue transformado en himno de las protagonistas. Tampoco el salvavidas final de “I Would Die 4 U” de Prince. Un axioma esencial en la industria del cine es saber dónde y cuánto invertir…
¡Salud por las canciones de la banda sonora de nuestras vidas!
Artículos anteriores de Maximiliano Mills para WiP.cl
Un comentario
Mariana Martinez dijo:
Tal vez desde mi mirada femenina, cerca a esa edad, y como profesional del vino, debo decir que yo disfruté mucho la película. Livianita, para esas noches de finde, después de tanto trabajo solo quieres relajarte y una copa de vino entre amigas.