JARDÍN DE MACUL MERLOT 2015
Nunca antes había existido en las altas esferas de los vinos de Maipo Andes, ni de Chile, un Merlot 100% como el que acaba de sacar al mercado Cousiño Macul. Aquí les contamos su historia, nada corta por demás.
Hasta ahora, yo no tenía claro por qué la D.O. Macul no existe, siendo Quebrada de Macul un lugar dentro del mismo Alto Valle del Maipo (hoy Maipo Andes). La explicación, en simple, nos la dio Verónica Cousiño (gerente general de Viña Cousiño Macul) esta semana, cuando la entrevistamos para WiP.cl a propósito de los importantes cambios que se traen entre manos para este 2019, y entre ellos, además, buscar aclarar el trasfondo detrás de una nueva etapa de su controvertido proyecto inmobiliario, aledaño a su histórica bodega.
Resulta, nos cuenta Verónica, que efectivamente el lugar donde se ubican los viñedos y bodega de Cousiño Macul, en la zona llamada Quebrada de Macul, muy cerca de la rotonda Quilín, fue un día parte de la gran Hacienda de Macul. La Comuna de Macul, en tanto, de la cual alguna vez fue parte, se dividió con el paso de los años justo por el trayecto de la Circunvalación Américo Vespucio Sur, quedando la comuna de Peñalolén al Norte y Macul al Sur. Es en la comuna y D.O. Peñalolén (en Maipo Andes), ciertamente, dónde quedó asignado el territorio de la Viña Cousiño Macul; además de las también icónicas bodegas Aquitania y Domus. Aunque efectivamente Cousiño Macul hasta hoy sigue identificando a sus vinos con la D.O. Maipo, por considerarla, explica Verónica, mucho más importante que Peñalolén aunque también sea mucho más grande y por ello, menos específica.
La historia detrás de esta pregunta sobre la D.O. de los viñedos originales de Cousiño Macul, despertó mi curiosidad, y acudí a Wikipedia para saber un poco más. Los datos aquí son muchos y precisos, aunque, como ya es sabio, no siempre coincidentes.
Peñalolén, nos dice Wikipedia, es una comuna creada por Decreto Ley Nº 1-3260 del 6 de marzo de 1945 y limita al norte con La Reina y Las Condes, al oeste con Ñuñoa y Macul, al este con la Sierra de Ramón, y al sur con las comunas de San José de Maipo y La Florida.
Sobre el origen de la comuna de Macul, en tanto nos dice que hacia 1981 fue Ñuñoa la que se subdividió en tres comunas para formar: Ñuñoa, Peñalolén y Macul. Y que sólo a partir de 1984 comienza a funcionar oficialmente la Municipalidad de Macul, teniendo bajo su jurisdicción un territorio totalmente urbanizado, con un importante sector industrial perteneciente hasta ese momento a la comuna de Ñuñoa.
Pero si nos vamos más atrás, mucho más atrás, encontraremos que fue al crearse en 1897, la Municipalidad de Providencia (con las subdelegaciones; 5a La Providencia, 1a Las Condes, 2a San Carlos y 26a Mineral de Las Condes) la razón por la cual, la más antigua comuna de Ñuñoa, quedó constituida por las subdelegaciones rurales: 4a Ñuñoa y 3a Tobalaba (3a Apoquindo), ocupando aproximadamente el área que comprenden las actuales comunas de Ñuñoa, La Reina, Macul y Peñalolén.
Lo más curioso, para mi al menos, que nos cuenta Wikipedia es que en particular, la zona de Macul nació como un mitimae incaico, es decir como un poblado formado por desplazados ecuatorianos, llegados desde este país (dentro de la Provincia de Palestina) cercano al río Macul (de ahí su nombre). Con el pasar del tiempo, estas tierras llamadas Hacienda de Macul, fueron adquiridas (¿o adjudicadas como Encomienda Real?) por el español don Juan Jufré y Montesa (1516-1578), quien fue un importante miembro del Cabildo de Santiago y de su vida política entre los años 1550 y 1570. Wikipedia menciona, efectivamente, que junto a Francisco de Aguirre, Jufré (gran empresario e innovador de la época) es considerado padre de la vitivinicultura chilena, debido a los primeros viñedos que plantara donde hoy existe la destacada viña chilena Cousiño Macul.
El cambio de manos de la Hacienda de Macul, hasta llegar a manos de Luis Cousiño (el fundador junto a su esposa, Isidora Goyenechea, de la Viña Cousiño Macul), fue largo. La primera fecha precisa que sabemos es de 1615, cuando los herederos del hijo de Jufré la venden a Don Diego de Jaraquemada y Solórzano. Sería recién en 1869 cuando Cousiño compra la chacra o fundo de Macul al salir a remate por deudas de los herederos de Don Emeterio Ariztía.
Wikipedia cuenta que los límites exactos de estas llamadas Tierras de la Hacienda de Macul, eran: al Oriente la cordillera de los Andes, al Poniente el camino real del Puente Antiguo del Maipo (actual avenida Vicuña Mackenna), al Sur la hacienda de lo Cañas y al Norte la hacienda de lo Hermida.
Perdón por tan larga introducción para definir dónde está hoy la D.O. Peñalolén, correspondiente al origen de los primeros viñedos de la Viña Cousiño Macul. Es la manera de poder entender cómo la familia Cousiño ha sido dueña de este pedazo de la historia de Chile, desde entonces y hasta hoy; y así de la trascendencia, o el peso, del nombre Macul (no Peñalolén) detrás de nuestro elegido de la semana:
Cousiño Macul Jardín de Macul Merlot 2015, Valle del Maipo.
Como nos contó Verónica Cousiño, la casa de Isidora Goyenechea y Luis Cousiño no estaba en sus tierras de la Hacienda de Macul, estaba en el Palacio Cousiño (abierto por cierto al público recién renovado), ubicado en el Barrio Dieciocho, en pleno Centro de Santiago. En la Hacienda de Macul, este joven matrimonio mandó a hacer solamente un maravilloso jardín como solían hacerlo en sus haciendas; tal como lo hicieron también en Lota.
Este jardín de Macul, en particular, fue diseñado para el estudio de especies de árboles foráneos, con el objetivo de observar su adaptación a nuestro clima y suelo. Un jardín maravilloso, centenario, que desde marzo se abrirá a público para visitas en bicicleta (precio aprox US$100). El por qué del precio lo explicaremos en la entrevista de la próxima semana, pero quedémonos ahora con el lujo de este lugar atrapado hoy en medio de la ciudad, al igual que los viñedos que la familia sigue conservando allí, y que sí, seguirá conservando, al menos mientras pueda hacerlo.
Con Verónica degustamos los vinos icónicos de la bodega, todos nacidos hoy en día de los viñedos de Cousiño en Peñalolén y a partir del material masal de la viña, de la época pre filoxérica. Quiere decir que se trata del mismo material que mandó traer desde Francia a Chile Juan Jufré y Montesa, aunque sus plantas son más jóvenes, de 1960 para ser más precisos (cuando volvieron a renovar el viejo viñedo original).
Entre ellos: Lota 2010 (mezcla de 85% Cabernet Sauvignon y 15% Merlot, $85.000), el cual está actualmente en el mercado. Un vino que en boca tiene la textura de una crema de whisky y en sabor es un licor de guinda ácida, maravillosamente evolucionado. También probamos su hermano chico: Finis Terrae 2013 (mezcla de 75% Cabernet y 25% Merlot, $17.000), sin duda el mejor precio/calidad tinto de la bodega; un tinto más liviano y filoso en boca que Lota, pero con el mismo nervio de la guinda ácida y suavidad de taninos, tan propios de Maipo Andes.
Junto a esto dos grandes, probamos nuestro vino de la Semana, el Jardín de Macul Merlot 2015; el cual nació con su mellizo el Jardín de Macul Cabernet Sauvignon 2015. La historia detrás de ellos, nos cuenta Verónica Cousiño, es que probando los vinos guardados en barricas de un año de uso, y que iban a ser destinados al gran vino Lota, su papá, Carlos Cousiño (actual Presidente de la viña), pidió que las dos mejores barricas de cada cepa (Merlot y Cabernet), las que se habían destacado por ser tan especiales en este año 2015 particularmente, no se perdieran en la mezcla final. Eso hizo su enóloga en jefe Rosario Palma: las separó y embotelló como dos vinos distintos. El valor que les pusieron a cada uno fue de $60.000. ¡Auxilio!
La pregunta no es si acaso los valen. La pregunta es: ¿tengo cómo pagarlos? Si pudiera, les digo sí; cada peso. Si no los tengo, iría por el Finis 2013 para entender por qué el Jardín de Macul Merlot (mi favorito entre los mellizos), y para los que prefieren la sutileza sobre la fuerza, es una delicia de vino: con una frescura y delicadeza de taninos a la vez, que nunca antes había probado de Macul, perdón de Peñalolén.
Y tiene lógica, nunca antes había existido en estas altas esferas del vino del Maipo Andes, un Merlot 100%. Mis felicitaciones por haberse atrevido a embotellarlo por separado, en una era cuando el Merlot parece haber perdido la batalla por tener un lugar de prestigio en la mente y paladar de los críticos más exigentes; y también entre los consumidores más envidiados.
1 Estrella: Muy probable es que no haya en este vino más que la intención de producir grandes volúmenes a bajo precio. Recomendamos comprar sólo si es una verdadera ganga y tienes por delante muchas bocas con sed que saciar.
2 Estrellas: Bueno vino, simple, aunque nada en él sobresaliente. Vale pena comprar si es que tiene rica fruta y su precio parece una buena oferta. Si fuera un vino caro, de seguro muestra molestias no menores, como una fruta verde o sobremadura, exceso de madera, mucho amargor final o un tanino secante que nunca se suavizará.
3 Estrellas: Se las damos a un vino muy bueno, sabroso, con buenas intenciones y con un marcado carácter de su cepa o su origen. Sólo habrá un pero menor para llegar a esa perfección que buscan los expertos. Si su precio no es excesivo, no lo dejes pasar.
4 Estrellas. Tiene todo lo que uno esperaría por su precio, por su origen y por su autor; aunque incluso parezca ser un vino caro. Si es barato, compre por cajas. Desde su color hasta su sensación final en boca no tendrá ningún pero y será siempre una gran compra.
5 Estrellas. Es un vino sobresaliente, con el factor WiP, ese que nos hace decir Wow. Imperdible ya sea porque su origen es extremo, su producción limitada o su carácter diferenciador; porque te hará ver estrellas, sino es hoy, en al menos 10 años más. Su precio puede ser elevado y hasta podría tener algún detalle menor, pero todo lo anterior lo justifica. Si no valoras la imperfección ni la producción limitada, déjalo pasar.
2 comentarios
PREMIUM TASTING. 3era Parte: UN POCO DE TODO | WIP dijo:
[…] Recuerdo haberlo probado junto a Verónica Cousiño, y aunque me gustó más su hermano el delicado Merlot, después de Cabo de Hornos no creo que haya sido su mejor lugar en el mundo. Para seguirle la […]
EL BAR DE VINOS QUE FALTABA EN SANTIAGO - WIP WIP dijo:
[…] Sin duda, lindo, hermoso, ver juntos en carta, entre los 150, vinos de JP Martin de Huasco, con Viñedos Alcohuaz (Elqui); Tabalí, Bauzá, Azur y Concha y Toro (del Limarí); Errázuriz (Aconcagua Costa), Garcés Silva y Casas del Bucalemu (San Antonio); Montsecano y Charlie Villard (Casablanca); Quebrada Macul, Cousiño Macul (Jardín Merlot), Antiyal y De Martino (Maipo), Clos de Luz (Cachapoal); Maturana y Koyle (Colchagua); Carter-Mollenhauer, Longaví, Garage Wine Co, y Reta (Maule); Ana Cumsille, Pedro Parra, Miguel Torres, Pino Román (Itata), Roberto Henríquez (Biobío), Trapi del Bueno (Osorno), Baettig, Clos de Fous y Aquitania (Malleco). En copa desde $6.000 hasta $21.000 Merlot Jardín de Macul. […]