PIEDRA INFINITA, PORQUE C/GENERACIÓN DEBE DEJAR SU LEGADO
Nuestra editora nos cuenta por qué esta bodega del Valle de Uco, en Mendoza, es una visita obligada del otro lado de la cordillera para los apasionados por el origen del vino.
La semana pasada estuve por segunda vez en el año en Piedra Infinita, la bodega que la familia Zuccardi inauguró hace ya más de 12 meses en el afamado Valle del Uco, por sobre los 1.100 msnm. Para ser más precisos -la bodega de 8.000 metros cuadrados, que costó 15 millones de dólares y que ya tiene el título de la más linda del mundo- está dentro de la Indicación Geográfica de Paraje Altamira (la cual se encuentra dentro de la IG La Consulta, y ésta a su vez en la IG. más grande llamada San Carlos).
La primera vez que organicé un viaje a Piedra Infinita, en pleno invierno, se me hacía imposible recordar el nombre. Hasta que llegué y vi piedras, piedras y más piedras, efectivamente, infinitamente por todos lados. Otra de las cosas que uno se graba durante su visita, a los pies de la Cordillera de los Andes, es que su terruño puede ser muy diverso, en sí mismo y con relación al de sus vecinos, ubicados dentro del mismo gran Valle de Uco; ya sea más arriba o más abajo de la costa 1.000. Lo que se debe a los diversos de conos aluviales que se pueden ver a los pies de toda la cadena de montañas que flanquean el Valle.
Escuchar a Martín Di Stefano (foto izquierda), viticultor de la bodega explicar cómo es que todos estos conos aluviales formaron toda la región vitivinícola de Mendoza asombra. Cuesta seguirle el ritmo de la información que dispara entre la diversidad de suelos, sean o no calcáreos; porque para Di Stefano, el calcáreo (tan moda estos días) no lo es todo. Todo tipo de suelo aporta, al igual que la altura, en la madurez de las uvas, y luego en cómo resulta cada vino.
Martín Di Stefano, pertenece a la nueva generación de profesionales que junto a la enóloga Laura Principiano y el enólogo en jefe Sebastián Zuccardi (tercera generación de la familia Zuccardi) soñaron y diseñaron Piedra Infinita a su pinta. Concreto, un Malbec que viene de diferentes viñedos de Uco, y que solo fue fermentado y guardado en ánforas de cemento, es el mejor ejemplo del estilo de nuevos vinos argentinos que están buscando a hacer acá.
Concreto Malbec 2015 tiene una acidez filosa, un cuerpo medio a ligero y taninos nerviosos. Todo lo contrario de lo que fascinó al mundo de los primeros Malbec argentinos de viñedos viejos, y que sacaron altos puntajes; para convertirse en la punta de lanza de las exportaciones del vino argentino hace dos décadas atrás. Un estilo de vinos que José A. Zuccardi (hijo de Alberto Zuccardi) comenzó a hacer en 1997 como una marca aparte (Zuccardi); a parte de viña Santa Julia, fundada por su padre Alberto en la zona de Maipú tres décadas antes.
Laura Principiano (foto a la derecha), quien me recibió en la segunda visita a Piedra Infinita la semana pasada, sabe que este nuevo estilo de vinos, con menos madera, menos madurez y más nervio, no encanta a los comerciales, porque deben explicar todo de nuevo. Pero Laura y todo el equipo están tranquilos, porque las ventas no han parado de crecer.
Tampoco se detiene la cantidad de turistas que visitan la bodega cada día, especialmente en los meses que vienen, desde la primavera hasta el otoño. No solo el paisaje, lleno de pierdas, infinitas, vale la pena. También cada detalle de la bodega, que tiene una capacidad para más de 700 mil litros de vinos, vinos 100% tintos. 80% de ellos de Malbec y 60% de uvas propias. Todo ello sin ni una sola cuba de acero inoxidable.
“Después de todo el trabajo que hacíamos en el viñedo, para separar lotes con diferentes suelos y mesoclimas, cuenta Laura, sentimos que ni la receta de la guarda en barricas de madera nueva, ni el acero inoxidable lograba expresar también como el hormigón el carácter propio del lugar; tampoco el acero nos daba vinos tan brillantes… La calidad que se entiende por un vino argentino es justamente lo opuesto que nosotros creemos”, agrega Lauda mientras justifica el diseño de la bodega con 0% acero para los vinos. Así es como la gran sala de vinificación está compuesta solo por ánforas (de 3.000 litros) y cubas tronco-cónicas (desde los 5.000 a 10.000 litros); todas de hormigón; sin vértices, «porque resultan difíciles de limpiar». Barricas hay, pero son las menos y son grandes, de 500 litros y fudres de 2.500. La guarda o crianza se suele hacer por lo general en cubas de cemento subterráneas.
Al recorrer la bodega da la sensación de estar en una catedral del vino, donde las piedras redondas, aluviales, de los más diversos tamaños, son mucho más parte de su firme estructura. El diseño es perfecto, cada cuba de hormigón grande o chica tiene su lugar, inamovible, sujetado por pasarelas de concreto que permitir su llenado con racimos enteros o despalillados, sí, sólo una vez al año. Mientras, los turistas pueden recorren sus pasillos sin molestar el trabajo del día a día. Para qué describirla, si las imágenes dicen más que mil palabras.
La noche antes de visitar Piedra Infinita esta primavera, una helada -bajos los -1.7ºC- había tenido en alerta a toda Mendoza. Di Stefano no había dormido. Las estufas que colocan entre los viñedos para subir las temperaturas hicieron efecto gracias a una helada que llamó blanca, por no ser tan agresiva.
Di Stefano comienza diferenciado las Cordilleras que rodean Mendonza. La del valle de Uco, explica, es la Cordillera Frontal; la que rodea Mendoza más al Norte, es una Precordillera, más baja, más lejos de las altas cimas, con menos rocas en sus suelos aluviales y lógicamente con menos altura; también -se deduce- con menos amplitud térmica, y en consecuencia con vinos de menor frescura.
Con apenas 200 ml de agua de lluvia al año, explica Di Stefano, la agricultura en Mendoza solo pudo desarrollarse inicialmente en zonas con pendientes y gracias a las nieves eternas de la alta Cordillera, al poder regar por tendido. Por eso, cuenta, los viñedos más viejos del Valle de Uco, donde hay lomajes suaves en su parte más alta no fueron posible de desarrollar hasta que se democratizó el uso del riego por goteo, unos 20 años atrás. Los viñedos más antiguos del valle, por debajo de la cota 1.000, en suelos sin lomajes, suman ya unos 110 años.
Para mostrar la diversidad de suelos Di Stefano pone las más diversas piedras sobre el gran mapa del Valle de Uco y hace especial diferencia entre la roca de granito cubierta de carbonato de calcio, y la roca madre caliza, que solo se encuentra arriba en lo alto de la Cordillera y que por disolución ácida ha cubiertos las rocas del valle como si fueran almendras confitadas. También habla de que la roca caliza disuelta que también formó caliches, que son rocas conglomerados de arcilla con carbonato de calcio; y pudingas (las que suman piedras pequeñas o arena). En la IG San Carlos, explica, Zuccardi tiene tres viñedos diferentes: Piedra Infinita, Canaluco y Los Membrillos; el último de ellos es el más bajo en la cota y el más viejo).
Con respecto a las diferencias de suelo y el manejo del viñedo según éstas, explica Di Stefano, no les es posible hacer riegos diferenciados, porque el goteo no se diseñó en base a esas diferencias que lograron observar años después haciendo cientas de calicatas. Lo que hacen hoy es hacer podas planificadas, para que cada planta reciba la misma cantidad de agua pero según diferentes exigencias de carga. Los nuevos viñedos, explica sin duda se pensarán de otra manera, y con densidad de plantación más bajas y sobre porta injertos diversos, para combatir filoxera, nemátodos y ser más eficientes también con el agua.
CUESTIÓN DE I.G.
Paraje Altamira explica Di Srefao, fue la primera Indicación Geográfica de Argentina que logró su adjudicación sin tener un límite geográfico político. Quiere decir, que si una zona está delimitada por un distrito o municipio, no requiere mayor papeleo para ser declara I.G., pero si esta delimitación se busca por ser una zona diferente, con características particulares hay que demostrar sus límites a través de los más diversas estudios de suelo y clima. En 2013 Paraje Altamira obtuvo su I.G. gracias al trabajo conjunto de as bodegas Catena, Chandon y Zuccardi; y hasta la fecha se ha agrandado casi al doble.
LOS VINOS DE PIEDRA INFINITA
El primer vino que probamos en la sala de cata más linda e impresionante que jamás hayamos visto y usado, fue el Zuccardi Q Chardonnay 2015 de Tupungato (en el sector norte Del Valle de Uva). Un vino que no se hace en la bodega Piedra Infinita sino en Santa Julia (en Maipú), junto al resto de los blancos, pero que muestra la nueva ola de los Chardonnay argentinos, fermentado mitad y mitad en barricas viejas y hormigón; fresco y de acidez refrescante, filoso en boca, con notas minerales en nariz y textura a tiza en el paladar. Zuccardi Q es la línea base de la viña (US$20/ $16.900 en tiendas El Mundo del Vino) hecho con selección de viñedos.
El segundo vino catado fue Zuccardi Q Malbec 2015 (mezcla de Paraje Altamira y Vista Flores), el cual llama la atención una vez más por su estilo moderno, bajo alcohol, cuerpo medio a ligero, y fruta muy fresca, austero en notas de madera y con cierto dulzor en boca que le hace fácil de beber.
A continuación probamos Zuccardi Concreto Malbec 2015 (US$32) , el vino de la bodega que se hace 100% en hormigón, buscando mostrar justamente el terruño de Piedra Infinita donde predomina la piedra cubierta de calcáreo. El vino es nervio, filo, acidez, frutas rojas y negras frescas; entrega sensación de tiza en la boca y en nariz. Personalmente lo guardaría un par de años más para disfrutar sin tensión. Aunque Laura cree que por más que lo guardemos siempre va a tener ese tanino tenso. De Concreto solo se hacen 10 mil litros. Lástima que no está en Chile.
A continuación probamos dos Malbec Zuccardi Single Vineyard: Aluvional Paraje Altamira y Aluvional Gualtayarry, ambos cosecha 2013. Es la línea de vinos de Zuccardi a (US$80) que muestra claramente las diferencias de terroir en las que está trabajando el equipo de Piedra Infinita. Aluvional Paraje Altamira proviene de cinco viñedos, de diferentes edades, de la misma IG. Se guardó la mitad en barricas nuevas por 14 meses, lo que le hace más dulce y amable que Concreto. El vino es negro, profundo, muy cremoso en boca, sin perder rica frescura.
Aluvional Gualtayary en tanto, proviene de una selección de viñedos a más altura, a 1.300 msnm más al norte. Hecho de la misa manera que Paraje Altamira, asombran sus diferencias, al estar sobre un suelo más calcáreo, con caliche. El vino es igualmente oscuro, pero mucho más especiado en nariz y boca, también más negro y profundo. «Más salvaje» dice Laura. Para esperarlo un poco más.
Cuando preguntamos cuál era el límite, hasta donde han podido llegar en calidad con los viñedos de Piedra Infinita (seleccionando y bajando rendimientos en el viñedo) Laura no dudó en presentados el vino ícono de la casa, el Single Vineyard Piedra Infinita (US$120). Este es un Malbec, por puesto, viene solo del viñedo de la bodega Piedra Infinita. El vino sin duda da varios pasos más arriba en concentración y elegancia a la vez; es fruta negra viva; llena la boca con una suavidad de taninos que encanta ahora, pero que a la vez grita que lo esperen unos diez años más. Aunque claro que este no el finito de la Piedra, el equipo -cuenta Laura- ya trabaja en un vino que será la selección, de la selección, de Piedra Infinita.
Sebastían Zuccardi (foto a la derecha), la tercera generación de viticulotres-enologos detrás de la familia Zuccardi no ha estado en ninguna de las oportunidades que he ido a Piedra Infinita, no diré que no lo he extrañado, pero la verdad que su equipo es un lujo, y refleja sin duda su espíritu, el espíritu de la nueva generación a cargo esta tradición vitivinícola mendocina. Cuando en la visita guiada a la bodega te dicen que cada generación debe poner su grano de arena al legado familiar, crear algo propio, para que el legado no muera, te das cuenta que el Seba, a los 35 años, ya dejó el suyo bien puesto.
VISITAS A BODEGA PIEDRA INFINITA
La bodega Piedra Infinita está abierta de miércoles a domingos con tres horarios disponibles para visitas y degustaciones, 10.30hs en español, 12.30hs en inglés y 16.00hs en español. Este programa completo tiene una duración de 1.15hs aproximadamente. Todas las actividades en la bodega, (Almuerzo, Visitas o Degustaciones), requieren de reserva previa confirmada.
Además de miércoles a domingo al mediodía ofrecen almuerzos en su restaurante Piedra Infinita Cocina, donde suena con un Menú Fijo de Cuatro Pasos con opciones de maridaje que van desde los $1.150 (p/argentinos) por persona a $1600.
Para obtener más información sigue el link http://www.zuccardiwines.com/185/Hospitality/ o contáctalos a través del teléfono +54 (261) 4410090 /4410000 Int 750
o mail reservas@piedrainfinita.com
2 comentarios
PREMIUM TASTING 2018/ 2DA RONDA | WIP dijo:
[…] 2015 (Sebastián Zuccardi) $1.650. Este vino es parte de la super serie Aluvional, hechos en la Bodega Piedra Infinita, a partir de un trabajo de investigación que partió hace diez años. El vino es negro, y cremoso […]
PIEDRA INFINITA LA MEJOR PARA VISITAR | WIP dijo:
[…] actualmente abiertas a las visitas del público quedó encabezado por una bodega argentina, Bodega Piedra Infinita, el nuevo proyecto de la familia Zuccardi en el Valle de Uco, Mendoza, un proyecto en el cual […]