VIÑA SANTA RITA Y VIÑA MUJERES DEL ITATA GANAN 1ER CONCURSO ENOTURISMO CHILE
Dos bodegas cargadas de historia, con realidades muy diferentes pero un mismo fin: permear la cultura del vino a sus comunidades.
En Inacap Apoquindo se dieron cita ayer los semifinalistas del 1er Concurso organizado por Enoturismo Chile para recibir los premios a las mejores viñas de Chile abiertas al turismo.
La premiación entregó distinciones a cada uno de los finalistas regionales (ver detalles aquí), sin embargo los grandes premios fueron sólo para tres categorías; dos de ellas, para viñas. El tercero galardón, fue para el «Mejor Microrelato». Así fue como Viña Santa Rita recibió el premio a «Mejor Experiencia Enoturística» y Viña Mujeres del Itata (ex Nipanto) el premio a «Mejor Viña Emergente».
El premio al «Mejor Relato» fue para Clara Inés Arteaga con su cuento «Patas Azules» (el cual replicamos al final de esta nota). Destacar que, la misma autora (socias de viña La Kura en Itata) presentó dos relatos; los dos sobre historias del valle, los dos sobre su cultura popular y patrimonio local.
El complejo proceso de elección de Premios Enoturismo Chile 2022 había comenzado en junio de este mismo año, con las auto-postulaciones a participar; un llamado que exigía como mínimo de tres candidatos por región política para poder abrir la categoría dentro de la región. Una limitación que dejó desafortunadamente fuera de la competencia a regiones como Antofagasta, cuyo único proyecto enoturístico es Ayllu. Lo que llevó a competir en la misma Región de O’Higgings , además a las viñas de los Valles de Colchagua y Cachapoal; las cuales juntas son de seguro la gran mayoría nacional. Una de las cosas sin duda que hay que ir ajustando para próximas ediciones. Y que nos invita a pensar el vino como Valles Vitivinícolas y no como Regiones Administrativas.
¿Más detalles por ajustar? Por supuesto. Tal vez el más relevante es que haya sólo dos categorías para premiar en un universo con más de 130 bodegas abiertas al público, con una diversidad de infraestructura, historia, paisaje y relato imposible de comparar entre sí.
Particularmente, como miembro del jurado que debió decidir los ganadores nacionales y que las conozco todas menos una (3 Monos /Narbona Wines), me hubiera gustado separar Viñas Emergentes (con menos de 5 años abiertas al turismo) de los pequeños emprendimientos atendidos por sus propios dueños. Lo que nos llevó a encontramos por ejemplo, a una viña como Maquis, de envidiable infraestructura y recursos, compitiendo con viñas que ofrecen almuerzos preparados por sus mismos propietarios. El trabajo de Viña Maquis enfocado en disfrutar de su entorno natural y volver a la huerta, bien hubiera valido un premio en categoría Experiencia Enoturística al aire libre o experiencia enoturística para toda la familia.
Viñedos de Alcohuaz por otro lado, en el Valle del Elqui, con su impresionante paisaje y bodega, además de relato holístico y espectaculares vinos, bien podría haber ganado Mejor Viña integrada al paisaje. La ganadora fue Viña Mujeres del Itata con viñedos centenarios, una pequeña bodega de vinificación y una sala de cata para recibir visitas bajo una linda carpa; donde las actividades se han enfocado en promover el turismo femenino mediante talleres sensoriales. El «factor X», en este caso fue a la innovación en el diseño de experiencias destinadas a los visitantes; atendida por su dueña y colaboradoras en una zona donde las mujeres, dentro de la producción vitivinícola, están tomando un rol cada vez más relevante. Su humilde pero ingeniosa carpa permanente, además fue diseñada para disfrutar de los días de lluvia, tanto como de los días soleados; es decir es un lugar pensado para la comodidad del visitante.
Como se dijo en la premiación de los 50 Best Vineyards of the World en Mendoza días atrás, no es suficiente una bodega de diseño impresionante y vinos excepcionales para ganar el corazón de quienes los visitan. Aunque sin duda es parte y suma.
Con esta misma premisa, la categoría Mejor Experiencia Enoturística, combinaba experiencias de gran lujo y una infraestructura espectacular, de otro planeta; como la sorprendente Viña Vik en Cachapoal. Versus por ejemplo el rescate de un patrimonio a mano, literalmente, realizado por sus dueños en medio de la selva del Itata; como lo es El Fundo el Milagro; con el primer puente de madera techado de Chile; y de seguro el único que queda en pie y que posamos conocer.
La ganadora, del premio Mejor Experiencia Enoturística, y que no tenía en qué otra categoría competir, fue Viña Santa Rita, fundada en 1880, con un legado histórico que se ha sabido cuidar y potenciar a lo largo de los años. Donde piedra que se levante, hay una historia fascinante que contar, un recurso que bien se ha sabido utilizar. Sumado a ello, es “la viña” en Chile que abre sus puertas al enoturismo gratuitamente en cada oportunidad que se le presenta a la familia entera, quienes junto a música, arte y folclore reciben mucho más de lo que hubieran pensado.
Bien podemos decir, que las dos viñas ganadoras están cargadas de historia, con realidades y territorios muy diferentes entre sí, pero un mismo gran fin: permear la cultura del vino a sus comunidades. Un factor cada día más relevante, y sobre todo en Chile, donde el vino se dice «se volvió de elite»; un «factor X» que por cierto no es considerado entre los premios otorgados por el jurado nacional/ internacional que elige a los 50 Best Vineyards of the World. Por demás, ver a los integrantes de sus equipos (ya sean estos grandes o chicos) en la premiación de anoche, es una muestra de ese gran compromiso.
¿Más cosas que ajustar al concurso… Siempre habrá cuando se hace algo, y más cuando es por primera vez. Y en este caso queremos destacar y agradecer a Enoturismo Chile el haber querido premiar y así potenciar un rubro tan golpeado por la pandemia como éste. Y en ese camino, importantísimo, el haber integrado a los chilenos (quienes sumaron mas de 40 mil votos) y a todos los proyectos de enoturismo, no sólo viñas, que quisieron participar. Como siempre decimos en WiP: ¡Vamos por más! y por supuesto la invitación es a salir para conocer las viñas de Chile.
“Mejor Microrelato”
Hombre fornido, ojos negros y dientes de cuarzo, sus pies bailaban sobre la zaranda, el jugo de las bayas teñían sus pies de azul violeta. Su familia, heredera del apodo de su padre, llamado así por su oficio de pisador de uvas, continuó su legado por muchos años, grabando en el territorio el recuerdo de los queridos “patas azules”.
Autora Clara Inés Arteaga (socia de la Viña La Kura)