«VINO DISRUPTIVO, LA VIDA DE UN EMPRESARIO»
Nuestro cronista de película, Maximiliano Mills nos cuenta su visión sobre el documental de 47 minutos que retrata la vida del CEO de la aplicación ViVino, Heini Zachariassen.
Una noche a mediados del invierno 2018 llegué de madrugada a registrarme en el hotel Portillo. En ese turno estaba mi estimado compañero de montaña “Guille”. Después de llenar el formulario le entregué una botella de vino que le había traído de obsequio y salí a buscar mi equipaje al auto. Cuando regresé a buscar la llave de mi habitación “Guille” estaba con el vino en una mano mirando la etiqueta y en su otra mano tenía el celular. Levantó la vista y me dijo: “interesante el vino. Te costó $8.990 pesos”… ¿Cómo supiste? Le pregunté, a lo que respondió: “Estoy mirando todo lo que dice sobre este vino la aplicación ViVino”. De inmediato comprendí que alguien en el ciberespacio había desgarrado la felicidad de regalar esos vinos excepcionales que no se miden por el precio que tienen.
Disrupting Wine – The Life of an Entrepreneur es un documental de 47 minutos cuya descripción para los interesados dice que “mostrará cómo se ha desarrollado la vida y obra del danés Heini Zachariassen, a quien se le ocurrió crear la aplicación para celulares ViVino. Debo reconocer que nunca instalé en mi celular esta App porque… bueno, creo no necesitarla. Además, siempre trato de seguir la recomendación que nos dió don Miguel Torres en ese primer curso de “Introducción a la Viticultura” que tomé por allá en octubre de 1998: “Cada botella es un universo”. Siguiendo esta máxima prefiero arriesgarme y pagar el precio.
Estoy convencido de que la intuición es una de las más poderosas fuentes de sabiduría. Hasta ahora me ha resultado. Pero claro, la inmensa mayoría de los consumidores de vino no han tomado un curso WSET o no han entrenado sus sentidos para poder apreciar un vino. Tampoco saben cómo identificar qué tipo de vino es el que le gusta más. Ahí es donde Zachariassen vio un nicho de necesidad… El mismo nicho que podría haber identificado para crear una aplicación que te recomendará qué tapones, galletas, ladrillos, bronceadores o hierba mate comprar.
Lo que me atrajo a comentar este documental es que además de estar conectado con el vino desde una nueva arista, me contaría la historia de un visionario; algo así como un pequeño Steve Jobs de los Cibervinos. La decisión y constancia para construir de la nada una aplicación que hoy tiene casi 43 millones de usuarios no la tiene cualquiera. Además casi te deja con lágrimas la descripción que hace Zachariassen del factor que marcó su vida: “Yo nací en una roca en el océano Atlántico entre Europa e Islandia llamada Feroe. Comprenderán la desventaja con la que nací respecto a un tipo que nació en la misma ciudad donde está Harvard”. Valga aclarar que las Islas Feroe son mundialmente conocidas por ser el lugar donde se realiza anualmente la matanza de miles de ballenas y delfines. No confundir con la isla Faro en Suecia donde vivió y murió Ingmar Bergman.
“Queremos hacer el mismo cambio que Amazon hizo con los libros” – Heini Zachariassen
Cuando ya iba presentándose un tercio del documental, logré descubrir la verdadera intención que hubo detrás de éste, y que supuestamente retrata el camino hacia el éxito de la aplicación más popular sobre vinos en el mundo. Para nada. Se transforma quizás en el más descarado lavado de imagen en pantalla que yo haya podido ver. Aunque el tipo no comerciaba con drogas, ni lavaba dinero, en realidad el tamaño del crimen es ínfimo al lado de un asesino en serie.
Sólo se trata de explicar la culpabilidad de un padre ausente mientras construía su empresa. Así, se ocupa casi un tercio del metraje del documental, en donde ni siquiera habla él, sino que su esposa y sus tres hijos, describiendo lo terrible que fue mudarse de Copenhague a San Francisco, en Estados Unidos. Aunque no llegaron con una mano atrás y otra adelante. Se instalaron en un hermoso barrio, habitando una linda casa y asistiendo a excelentes colegios; viviendo en un hogar espacioso rodeado de árboles y con un SUV Volvo en el garaje.
O sea, llegaron parados. Así y todo, Zachariassen da cátedra moral de crianza y dice que “lo peor que uno puede hacer por los hijos es sobreprotegerlos” olvidando que hay algo más espantoso… que sean malagradecidos con las bondades de la vida que recibieron, con cero tolerancia a “la tristeza de haberse trasladado a otro país”. Pero un lugar muy bien ubicado para su padre –entre Silicon Valley y Napa Valley– O sea, la tecnología y el vino ubicadas dentro del mismo barrio. A esta altura, ya comienzo a salivar, pero por primera vez no es producto de ver cómo se descorchan botellas y se degustan muchas copas de vino durante la proyección… ¡Es porque todavía después de 31 minutos no he visto ninguna!
Finalmente, el documental sobre la creación de la mayor aplicación de vinos relata su secreto para el éxito, que en lenguaje coloquial chileno se asemeja más a un Cuevazo. Es decir, el mismo Heini Zachariassen admite que tuvo la gran suerte de que cuando en el año 2011 comenzaba a gestarse Vivino justo aparecieron los celulares inteligentes, que incluían cámaras fotográficas con óptica de calidad junto a una señal más poderosa y estable de Internet. Gracias a estos tres factores ViVino no nació muerto.
Hasta que llega ese momento tan ansiado… es el minuto 37:21… Heini y su socio se sientan en una tienda de vinos y les sirven un vino “Sincere” que Heini piensa que es un vino proveniente de Sancerre. Levanta la copa y le dice a su amigo: “ahora pretenderemos que entendemos de vinos» (Sic).
La aplicación quizás es de mucha ayuda para personas que no tienen un conocimiento de base para apreciar y recomendar un vino pero lo que asusta de Vivino es que quizás se trate del primer paso en la deshumanización de un alimento tan cercano al hombre y que lo ha acompañado a través de su historia, desde que se fermentó en Tiflis, Georgia, hace unos 8.000 años.
¿Por qué razón he contado casi todo el guión del documental? Para que disfrutes la vida viendo otra película que sea más instructiva. Y también para que te mantengas alejado de ViVino: lo que puedas aprender de vinos siempre será una buena inversión en tu persona y ampliará tus conocimientos. A no ser que ya estés pensando en tomar el próximo paso ineludible en la evolución del ser humano: fusionarse con la aplicación de ViVino y transformarse en un Cyborg.
Este documental sobre una aplicación de vinos no sólo no habla de vinos, sino que ViVino no tiene alma… no me sorprendería que Heini Zachariassen buscando su próxima aventura de negocios la bautice como PePesticida.
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