Publicación: 09 julio 2018

ENTRE LÍNEAS DENTRO DE LA CANCHA

¿Es a caso la imparcialidad del VAR al fútbol, lo que las catas ciegas son al vino? En plena semana de semifinales del Mundial Rusia 2018, nuestra editora nos da su respuesta.

No creo que haya que explicar mucho de qué se trata el VAR (siglas de Video Assitant Referee), ni cómo por primera vez en este Mundial de Fútbol, Rusia 2018, los equipos menos favoritos han tenido las mismas oportunidades para seguir avanzando hasta la final.  O lo que es lo mismo, cómo ha cambiado el juego en la cancha  cuando la  dudosa objetividad del árbitro  ya no es al fin lo que manda;  sino las imágenes; los hechos. Entonces surge la pregunta: ¿puede ser el VAR para el fútllboll lo que las catas ciegas han sido históricamente al vino?

Los grandes críticos de vinos suelen estar en contra de las catas a ciegas, es decir, sin información alguna sobre el  vino a degustar. Porque, ciertamente, es más entretenido y más enriquecedor catar sabiendo qué estas catando, conocer con todo  lujo de detalles de dónde viene el vino, quién lo hace, incluso que música le gusta escuchar o toca al hacedor; también, para algunos, es importante saber cuánto valdrá el vino al salir al mercado, y cuánto invierte en publicidad el productor. Enriquecedor, sin duda, pero lamento decir que cada nueva información que se tiene de un vino solo aporta una nueva cuota de subjetividad al resultado final.  Algo así como más mundiales han ganado, más merecido  tienen  el cupo en la final.

Aunque, como dijera Luis Gutiérrez -quien para mí y muchos es el más creíble de los críticos de vinos en la actualidad; en una nota que escribiera sobre él Patricio Tapia para el Wikén), “no es que me gusten los vinos de mis amigos, sino que me hago amigo de los que hacen los vinos que me gustan”.

No lo he inventado yo. Es un hecho: el famoso Juicio de París así como la Cata  de Berlín, aquellas dos catas a ciegas que permitieron lucirse por primera vez a vinos del Nuevo Mundo, entre grandes vinos legendarios del Viejo, son al vino lo más cercano al VAR porque al no saber qué  vino  se está catando, puede haber una evaluación sin la carga de su origen.

El problema es que mientras escribo este precepto, vienen a mi recuerdo las palabras de Tim Atkin, un entrenado Master of Wine inglés, cuando le pregunté qué pensaba en particular de las Catas de Berlín. Entonces, me dijo que eran una estupidez. Luego me dijo que en Londres las habían hecho antes que en Berlín,  pero como sí supieron identificar los vinos de Chile,  los vinos de Errázuriz no ganaron; por lo tanto no se publico el resultado.  También en esa oportunidad nos dijo, que Chile  aún no merecía los 100 puntos. Entonces, justo ahora, cuando pretendo comparar el VAR a las catas ciegas, me doy cuenta de la relevancia -invertida- de  aquellas palabras. Es decir, como los jueces  identificaron los vinos, no le dieron a los organizadores del evento el gusto de darles los puntajes más altos. Algo que sí hicieron los jueces de Berlín, al no lograr identificar de dónde eran, porque podemos asumir  “no sabían  degustar”.

El argumento base de los paladares ingleses o de famosos catadores es, efectivamente, que los grandes vinos europeos son superiores, la pregunta es ¿siempre lo son, y los del Nuevo Mundo nunca podrán serlo? Recuerdo en una oportunidad haber probado en un concurso a ciegas en Londres varios espumantes británicos  más bien mediocres, y ver los altos puntajes que les dieron mis compañeros de panel ingleses, sabiendo como único dato que eran del Reino Unido. Puede que los hayan medido con sus primeras versiones, de años atrás, cuando recién pensaron en hacer espumantes en serio. Pero, entonces, todo ese argumento de «objetividad» se me fue literalmente a la basura.

Nadie duda hoy, ante las semifinales del mundial, del poderío de los grandes favoritos Inglaterra o Francia;  tampoco de las posibilidades de Croacia y  Bélgica. Y es verdad, tal vez los más increíbles vinos que he probado, sin catar a ciegas, son europeos. Pero no todos los europeos, por ser europeos son superiores, ni todos los vinos  del Nuevo Mundo están destinados a no serlo.  Por eso se agradece, los dos puntos perfectos que Gutiérrez le dio  recién a Argentina . Y, sí, a diferencia del mundial de fútbol, su victoria debería alegrarnos a todos.

Otro buen ejemplo de por qué las catas a ciegas,  tampoco son perfectas, lo tuvimos recién la semana pasada durante Catad’OrWine Awards, al momento de evaluar la categoría Vinos Campesinos. Única categoría identificada entre todas las demás a premiar,  como Vinos Íconos, Pequeñas Producciones o Mejor Carmenère. El objetivo, claramente, era ser menos estrictos, sin dejar pasar graves defectos como con cualquier otro vino, pero sí considerando que se trata de vinos hechos de manera más artesanal, con menos tecnología y recursos. Obviamente ya esa clasificación e introducción necesaria, cambió los estándares entre los catadores. ¿No hubiera sido mejor no hacer la diferencia?

Muchas nuevas preguntas pueden surgir al cuestionarse cada nuevo reto de evaluación sensorial cuando hay un dato relevante puesto sobre la mesa. Por eso creo que la ética que demuestre cada crítico de vinos a lo largo de su trabajo, fuera y dentro de la cancha, sin apartar sus intereses personales, es lo que manda al momento de creerle o no a sus más nobles juicios.  Algo muy diferente, nos guste o no, a la credibilidad sin prejuicio alguno que sí nos pueda dar el VAR para disfrutar de un juego bonito.

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3 comentarios

  1. Creo que las Catas a ciegas son necesarias.

    Quizas una persona con experiencia podra detectar de donde proviene un vino y quizas en ese momento su objetividad se pierda, pero aun asi, en general, creo las catas a ciegas son la mejor forma creo yo de tener algo mas nivelada la cancha.

    En el tema de los vinos campecinos y vinos naturales creo se deberia tener la misma rigurosidad, es decir no por su origen o cómo sean hechos, deberian tener privilegios

    Creo que el tema de los puntajes es el problema… porque un numero no engloba todas las cualidades, posibilidades y caracteristicas de un vino. Y, como resumen, solo podria citar al gran chef Chef Gusteau: “cualquiera puede cocinar”…. creo que eso aplica al vino…. «cualquiera puede hacer un gran vino»… y deberiamos ser capaces de probarlos libres de prejuicios y expresarnos de ellos mas alla de un numero

    • Mariana Martinez dijo:

      Definitivamente las catas a ciegas siguen siendo la mejor forma de evaluar un vino, la mayor objetividad posible del degustador -como siempre- es indispensable para que no pierdan valor.

  2. […] como periodista, no como sommelier profesional”.  Entonces me acordé de mi columna sobre el VAR y las catas a ciegas que escribí días atrás, ¿La recuerdan? En resumen: se trata sobre la inversa posibilidad de ser […]

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