ESPECIAL #CAMPOCHILENO: CAUQUENES SE REINVENTA
Les presentamos para celebrar la chilenidad en estas Fiestas Patrias, a entrañables personajes del Campo Chileno. Son sus historias tan diferentes como los singulares rincones del Maule donde habitan.
Primera parada: Casa de Elsa Sánchez, en Santo Toribio. La emoción fue inmensa al ver la botella del vino Grower’s País firmada por Elsa Sánchez sobre la mesa de su casa, mi favorito de esta serie de vinos de pequeños viticultores hechos con asesoría de la enóloga Pilar Miranda (un proyecto financiado por FIA, junto a profesionales de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile).
Elsa nos esperaba a las 11 de la mañana. Yo había salido de Santiago a 7.15 am. «No desayunes», me advirtieron. En la mesa me esperaba café de trigo tostado con especias, huevos de campo revueltos, pan amasado – el mejor que haya comido en mi vida, crocante, calentito- palta, jamón; y la Tv de fondo con las noticias sobre las fondas del Parque O’Higgins.
Elsa tiene una mano para la cocina digna de dioses y ya se ha corrido la voz. Desde hace más de una década da pensión aquí a los trabajadores de la zona (incluyendo el almuerzo para llevar). Hospeda en una de sus dos casas, las que fue construyendo de a poco, con lo que iba ahorrando, primero con los granos y el trigo que cultivaba en su campo. Luego, con la pensión, un trabajo que es para ella hoy tiempo completo, porque nos cuenta lo hace solita: parte con el desayuno en la madruga y termina con la cocina del almuerzo para el día siguiente.
Elsa es de Chanco (en la costa del Maule) pero a los tres años con su familia llegó a Cauquenes, allí conoció a su marido, quién heredó un campo cerca de donde estamos, a un lado de la Ruta de los Conquistadores (el que une San Javier con Cauquenes), en Santo Toribio. El campo era de 7 hectáreas; una de ellas plantada con viejas parras de País. Tenían animales y los vendieron todos para comprar otro campo, de 25 hectáreas. Allí plantaron además de trigo y cereales, otra hectárea de País, con los esquejes del primer campo, y también la cepa blanca Pedro Jiménez.
El vino que hacían entonces en su bodeguita con suelo de tierra y paredes de adobe; se vendía solo recuerda. En Fiestas Patrias, cuenta, llegaban de todos lados a comprarles de a 40 litros, y al día siguiente, volvían por la misma cantidad. Así, hasta que se terminaban las fiestas. Entonces, nos dice, se reunía toda la familia y los amigos; bebían y comían todo el día, bailaban. «A la gente le encantaba bailar», recuerda Elsa de aquellos años. Y entre comida y comida, agrega melancólica, jugaban al tejo y todos los juegos del campo chileno.
Pero de a poco se acabó la venta de vinos; la gente se fue a la ciudad, y los precios se fueron a pique. Elsa dejó de hacer vino. Empezó a vender sus uvas a bodegas en Melozal. Se dedicó a los corderos, al trigo con un medianero; y a atender sus huéspedes de la pensión.
En el año 2016 llegó Pilar Miranda a ofrecerle asesoría para hacer su propio vino. Elsa dijo que sí, feliz. «Imagínese, me dice, con el precio tan bajo que están pagando por la uva; un año se vendió a 30 pesos el kilo».
Pilar le llevó un bin y le enseñó a tomar la densidad del mosto y mantener la higiene en la bodega.
Este año, 2018, se terminara el proyecto, nos cuenta Elsa, pero ella seguirá haciendo vino con la ayuda de otro asesor de la zona. Hoy sueña con tener su propio tanque de acero y su corchera, para no tener que pedirla prestada al vecino (Viña Doña Aurora).
Bebemos 2016 y 2017 del País Grower’s después de recorrer los dos viñedos de doña Elsa. El 2016 es de un color rubí clarito, brillante, con notas a frutillas, y una boca ligera; es jugo de frutillas sin azúcar. Ya no le queda ddl 2016 más que esta botella que bebemos.
El 2017 es más oscuro, más intenso, con un poco más de cuerpo; fiel reflejo de un año más cálido. Elsa lamenta no poder beber el vino, le hace mal a su ya compleja rinitis.
Gracias a otro proyecto, de INDAP, Elsa plantó hace años olivos en su campo más grande, donde tiene sus casas y bodega; vende sus aceitunas preparadas a la antigua (tajadas, sin cal). Por estos días, nos cuenta que está contenta porque su único hijo varón, que es gendarme (no, no es mito aquello de que casi todos los jóvenes de Cauquenes se convierten en gendarmes) está de vuelta en casa; lo trasladaron a trabajar en Cauquenes. Al él le encanta el campo, cuenta su madre, y de seguro -piensa ella- seguirá haciendo vino y cuidando sus animales. Los cereales, como lo fueron antes en la zona que era conocida como «el granero de Chile», nos asegura, ya no son buen negocio.
Les pasamos el dato: doña Elsa Sánchez vende sus vinos en su casa, también las aceitunas, y además puede recibirlos en su pensión si van de paseo a la zona. Atentos que el primer fin de semana de Octubre es la Fiesta del País de Cauquenes. Para más información y contacto escríbanle por wap al número +56999108744; mail: bichitacastro@gmail.com
5 comentarios
Elsa Sanchez dijo:
Buenas noches se agradece por todo y los esperamos con todo el cariño sureña de Chile.
ESPECIAL #CAMPOCHILENO. CAUQUENES… | WIP dijo:
[…] Santo Toribio, muy cerca del campo de doña Elsa Sánchez, el empresario Alexis Abarza se tomó en serio aquello de hacer vino siguiendo la tradición de […]
ESPECIAL #CAMPOCHILENO. LOS HEREDEROS | WIP dijo:
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CIÉNAGA DEL NAME/ CAUQUENES COSTA | WIP dijo:
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EL FUTURO AL SUR DEL MAULE | WIP dijo:
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