GUAIRABO, EL NUEVO CARIGNAN DE COLCHAGUA
¿Carignan en Colchagua? Los hay, aunque son repocos los monovarietales y muy diferentes a los del Maule. En WiP les contamos del segundo en aparecer, hecho por Viña Valle Herradura.
Un dato interesante: de los 44 parceleros que recibieron tierras de la Hacienda La Patagua en el Valle de Colchagua, gracias a la Reforma Agraria, hoy solo quedan 4, la familia de Enrique Orellana entre ellos. Son las diez de la mañana y estamos con Orellana, Violeta, su hermana , y Luis Urbina, su cuñado, para partir el día con un pihuelo de Carignan, una bebida tradicional del campo, que lleva además de vino tinto, harina tostada y azúcar.
El nombre del Carignan hay que decir, poco se escucha en la zona de Colchagua, aunque en el más lejano Valle del Maule es protagonista. Antes que Guairabo, en Colchagua solo habíamos escuchado hablar de un Carignan 100%, el de parras Salvaje de los Villalobos (en Lolol, Valle de los Artistas), sí, un especimen muy especial, de poco color y cuerpo (todo lo contrario a los del Maule), particularmente porque sus parras crecen salvajes colgadas de árboles. También, como nos hace ver, Gustavo en los comentarios, el Carignan Toromiro de Vultur.
Según cifras de nuevo Catastro 2016 del SAG en toda la región de O’Higgins hay 49, 37 hectáreas de Carignan: 15 de ellas en Peralillo, 5,9 en Santa Cruz; 4,6 en Palmilla y 3,3 en Lolol. Versus 667,86 en la gran región del Maule.
Orellana nos cuenta mientras recorremos el campo donde crece su Carignan Guairabo, que la reforma agraria le entregó dos parcelas a su padre, la A y la B. En la B había un Semillón plantado el año 1948, mezclado contras cepas blancas y tintas, entre ellas, la tinta Carignan. El año 2009, se cortaron las plantas de uvas tintas entremezcladas y se hicieron mugrones (plantas nuevas a partir de brazos nuevos) con los Semillones que quedaron para unificar el viñedo. En la otra mitad de esa Parcela B, plantó una hectárea de Carignan y dos de Petit Verdot. Todo, cuenta Orellana, porque Felipe García ( hoy socio de P.S. García, agrónomo enólogo que entonces llegó a su viña a comprar uva tinta desde el Valle de Casablanca), le dijo que estas dos variedades tendían futuro. La otra parcela, la A, no tenía nada, y se plantó entera con Cabernet Sauvignon el año 1998.
Claro que Orellana hoy se arrepiente de no haber plantado más Carignan (le pagan $400 el kilo, versus $340 el Cabernet). Lo poco que tiene, cuenta, se lo pelean, tanto que incluso está pensando en dejar de venderlo y hacer más de su propio Guairabo junto con sus socios.
Luis Urbina, cuñado de Orellana, es uno de estos socios, junto a Gloria Canales y la asociación Red del Vino. Y es que Orellana es socio fundador de la Red del Vino, una asociación formada el 2003 para reunir a los productores de uva de Colchagua, y así juntos negociar mejores precios para todos. Entre los logros de la Red del Vino, nos cuenta Orellana, se encuentra la certificación fair trade (precio justo). Y es justamente con parte de sus ingresos como «comercio justo» que la Red del Vino logró comprar como agrupación una casa en Santa Cruz, la cual funciona como sala de ventas para sus propios vinos embotellados y también como hostal. Sí, hostal. Buen dato para alojar bueno, bonito y barato, el valle, tomen nota.
El año 2014 entre todos los socios de Viña Valle Herradura construyeron su bodega, con estanques para 50 mil litros de capacidad, pero con una infraestructura mucho más grande, para poder seguir creciendo hasta los 400 mil litros. Es así como el 2015 por primera vez pudieron hacer sus propios vinos: el Carignan Guairabo y una mezcla de Petit Verdot-Carignan, la que no han vuelto a repetir.
El 2016, por problemas de calidad de cosecha decidieron no hacer tampoco el Carignan. Así es, los agarró la famosa lluvia de abril. Pero con la cosecha 2017 sí repitieron y lograron crecer a los 5.000 litros. Además, con éste consiguieron lo que jamás soñaron, una medalla de Oro en Catad’Or Ancestral y más de 91 puntos en la Guía Descorchados 2018.
En su sencilla bodega, un fresco galpón abierto, con algunas cubas y una pequeña embotelladora, llama la atención unas pequeñas tinajas de greda. Orellana nos cuenta que fueron parte de un proyecto de la Universidad de Talca para vinificar cepas tintas. Ellos usaron la Cabernet. El resultado, no le gustó; se ensució el vino. Orellana concluye que prefiere lejos el acero inoxidable.
Podríamos decir que una de las gracias de Guairabo, es justamente la nitidez de su fruta, una fruta que a diferencia de la del Maule que suele dar a sus vinos más notas a especias y hierbas. También Guairabo tiene una boca más ligera que potente, de taninos suaves, muy amable, y muy bonito color violeta. Y sí, de acidez justa. Un Carignan, podríamos decir, muy fácil de beber, un rico varietal que bien podría ser el vino de entrada para conocer la variedad y aprender a quererla sin mayores pretensiones. Algo que está volviendo a pasar entre los vinos de Colchagua Singular y nos está volviendo a encantar.
¿Quieren saber el por qué de su nombre? Guairabo es un ave que habita en zonas cercanas a fuentes de agua en la localidad de La Patagua, donde se encuentran los viñedos de viña Valle Herradura. Es una especie misteriosa también conocida como garza nocturna. El Guairabo vuela a través de los viñedos buscando las más óptimas parras para recoger su corteza caída y así construir su nido. Cuenta la leyenda que al picotear las ramas los ojos del Guairabo adquieren un color rubí, el mismo color del vino que el viñedo produce.
1 Estrella: Muy probable es que no haya en este vino más que la intención de producir grandes volúmenes a bajo precio. Recomendamos comprar sólo si es una verdadera ganga y tienes por delante muchas bocas con sed que saciar.
2 Estrellas: Bueno vino, simple, aunque nada en él sobresaliente. Vale pena comprar si es que tiene rica fruta y su precio parece una buena oferta. Si fuera un vino caro, de seguro muestra molestias no menores, como una fruta verde o sobremadura, exceso de madera, mucho amargor final o un tanino secante que nunca se suavizará.
3 Estrellas: Se las damos a un vino muy bueno, sabroso, con buenas intenciones y con un marcado carácter de su cepa o su origen. Sólo habrá un pero menor para llegar a esa perfección que buscan los expertos. Si su precio no es excesivo, no lo dejes pasar.
4 Estrellas. Tiene todo lo que uno esperaría por su precio, por su origen y por su autor; aunque incluso parezca ser un vino caro. Si es barato, compre por cajas. Desde su color hasta su sensación final en boca no tendrá ningún pero y será siempre una gran compra.
5 Estrellas. Es un vino sobresaliente, con el factor WiP, ese que nos hace decir Wow. Imperdible ya sea porque su origen es extremo, su producción limitada o su carácter diferenciador; porque te hará ver estrellas, sino es hoy, en al menos 10 años más. Su precio puede ser elevado y hasta podría tener algún detalle menor, pero todo lo anterior lo justifica. Si no valoras la imperfección ni la producción limitada, déjalo pasar.
4 comentarios
Gustavo Sepúlveda dijo:
Mariana: Otro carignan de Colchagua es Toromiro, de Vultur.
Saludos
Mariana Martinez dijo:
Toda la razón. Seco, siempre atento! Gracias mil. No dudaría que lo compran a Valle Herradura.Chequeando…
CARTESIANDO, EL PRIMERO DE LOS VITICOAUTORES | WIP dijo:
[…] de Colchagua) donde efectivamente hay una mina de cuarzo; 35% de un viejo conocido de Vultur, en Las Pataguas y el 30% restante de San Pedro de […]
2 BLANCOS DE COLCHAGUA, PARA 2 BOLSILLOS DIFERENTES | WIP dijo:
[…] de La Red del Vino de Colchagua, ya están embotellando sus uvas bajo sus propias marcas, como Guairabo, de la cual por cierto como agrupación son socios en un 10%, y Viña La Pascuala. A todos […]