KEOKÉN, EL VIÑEDO MÁS AUSTRAL DE CHILE

Publicado el 13 diciembre 2017 Por Mariana Martinez @mymetrecopas

Dos vinos de clima fríos llegaron a Santiago de la mano del Instituto de Investigación Agropecuaria (INIA) para mostrar la nueva frontera Sur del Vino chileno. A pesar de su preciosa etiqueta con la marca Keokén no saldrán al mercado. Aquí su historia.  

La semana pasada fuimos invitados a conocer los nuevos vinos más australes de Chile y tal vez del mundo. Se trató de los Sauvignon Blanc y Pinot Noir  Keokén 2017 (amanecer en lengua nativa), un proyecto del INIA (Instituto de Investigación Agropecuarias) en la Región Austral de Chile. La historia que se iba contando sobre su origen aquella mañana en la Escuela de los Sentidos, sobre un viñedo muy lejano, en Chile Chico, a 46’32º de Latitud Sur, curiosamente nos sonaba conocida.

La mayoría de los presentes sabíamos que en Chile Chico el enólogo Rafaél Urrejola junto a Viña Undurraga habían desarrollando un proyecto experimental varios años atrás. Se trataba de un Pinot Noir muy ligero con sabor a jugo de guindas frescas, como lo describió entonces Patricio Tapia, tal vez el único periodista que llegó a probarlo. Urrejola contó entonces a quienes quedamos con las ganas de saborear la hazaña, que se lograron hacer muy pocas botellas; no más de 16.

Tal Pinot Noir, cuya uva tardaba más de 48 horas en llegar a la bodega de Undurraga en Maipo, nunca salió al mercado. No es coincidencia que los vinos de Keokén tampoco lo vayan a hacer, al menos por ahora, aunque tengan nombre y preciosas etiquetas. De ellos, ambos, se han hecho en total apenas unas 18 botellas.

Las coincidencias no son al azar, los vinos de Keokén nacieron efectivamente del mismo viñedo experimental de viña Undurraga en el huerto del INIA en Chile Chico.

Diego Aribillaga, encargado del INIA en Chile Chico, nos contó que el proyecto surgió el año 2010 junto efectivamente a viña Undurraga. Viña que pondría el know how y el material para desarrollar el viñedo. Ello con el fin de seleccionar un nuevo cultivo, innovador en la zona, tal como 20 años atrás se experimentó exitosamente con las cerezas. Hoy hay unos 20 agricultores locales produciendo cerca de 200 hectáreas de cerezas de gran calidad; y con la ventaja de ser las últimas de la temporada.

Según explicó Urrejola a los medios en su momento, el potencial para hacer buenos vinos en el meso clima particular de Chile Chico estaba. Fue debido a lo remoto del lugar y la imposibilidad de que los viñedos se manejaran a larga distancia siguiendo los lineamientos del equipo de  Undurraga, que la viña tuvo que decidir  abandonar el proyecto.

Según cuenta Aribillaga  el huerto privado de Undurraga en Farnichal se perdió, pero el  otro viñedo en el huerto del INIA siguió adelante. Sería otro Diego, esta vez Diego Morales (quien hace BISOGNO en el secano del Maule), el invitado a hacerse cargo de la vinificación de las variedades que dieron los mejores resultados, y que decidieron hacer en el mismo lugar, para no perder calidad de las uvas con el traslado.

Durante la presentación de Keokén estuvieron las máximas autoridades del INIA, entre ellos Julio César Kalazich, su director, quien destacó la importancia de trabajar en el desarrollo de  nuevos cultivos siempre y cuando sus frutos sean de calidad. “Nada logramos, dijo, si estos vinos más australes de Chile, no son buenos”.  Y es que el INIA tiene un claro fin con este proyecto, y de allí la importancia de mostrar sus primeros vinos aunque no salgan al mercado, y es que otros productores se animen a plantar viñedos para la producción de vinos, así como se atrevieron antes a hacerlo con las cerezas.

Un nuevo  proyecto del INIA en Chile Chico supimos incluye a partir de este año además la plantación de 8 variedades (Valdepeñas, Pinot Blanc, Chardonnay, Gewürztraminer, Riesling, Pinot Noir y Sauvignon blanc) las que se plantaron a la par además en la Araucanía;  todas sobre dos porta injertos diferentes. El proyecto implica también más adelante el estudio de factibilidad económica para sus futuros emprendedores. Un tema nada menor, en una zona tan aislada.

Sin duda  el punto más adverso para la producción de vino en esta zona del extremo sur de Chile, a 46’32º, es el clima frío, que dificulta alcanzar en las uvas el grado alcohólico potencial necesario. Los grados de alcohol sin embargo fueron de 12 ºA para el Sauvignon Blanc  y 13ºA para el Pinot Noir, a pesar de que ambos fueron cosechados el mismo día, el 23 de abril del 2017. La explicación de la madurez óptima alcanzada estaría según explicó Aribillaga en que a pesar de que la primavera llega después, el verano es corto y las temperaturas mínimas en invierno pueden llegar a los -7ºC. eso sí, gracias al meso-clima del lugar, las temperaturas máximas pueden llegar en época estival a 32ºC con una media de 10ºC. Lo más relevante en la época de madurez, agregó el agrónomo, es que por su posición Sur extrema permite sumar hasta 16 horas de luz del sol. A su vez, destacó, apenas tienen 250 mm de agua de lluvia sobre un suelo delgado limo-arcilloso.

¿Cómo son los vinos Keokén sin filtrar?

Diego Morales, su enólogo, contó que hubo tentación de subir el grado y filtrar, pero que decidieron hacer los vinos de la manera más natural, sin agregar ningún aditivo, más que levaduras comerciales. Para que los vinos pudieran mostrar su verdadero y limitado potencial. De allí, que no tuvieron correcciones ni filtraciones.

El Sauvignon Blanc de color amarillo pálido turbio (como era de esperar si no está filtrado) destacó por una nariz libre de notas herbales, lo primero que llamó la atención de Pascual Ibáñez, quien dirigió la cata, al igual que todos los demás sin haberlos probado antes. Además encontramos notas a pera, pepino y tuna. En boca por supuesto que había una rica acidez, sin embargo particularmente pensando en el lugar -pensé  yo y seguro los demás también- podría haber sido mucho mayor. En términos generales limpio, correcto. Para ser honestos no sacó ningún wow por su volumen y longitud en boca. Sí, por su plena madurez.

El Pinot Noir, en tanto, igualmente turbio, lució un color frambuesa de capa ligera, con notas aromáticas austeras muy parecidas a las murtillas rosadas  del sur,  con un toque algo herbal incluso. E igual que el Sauvignon con una acidez justa, medida, nada extrema. Lejos está de ser aquel jugo de guinda del que habló Tapia. Limpio y correcto, corto y liviano.  No solo el tiempo dirá si la edad de las parras podrán dar más volumen y longitud a los vinos, también el suelo y la experiencia perdida que habrá ahora que recuperar, marcará el camino de esta nueva frontera sur del vino chileno.

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3 comentarios

  1. Fernando Rodríguez Abarca dijo:

    Muy rescatable todo lo hecho!

  2. […] y Santo Domingo, que no superan los 2 km a la costa. Además este 2017 revivió el proyecto del INIA cerca del  Lago General Carrera, y conocimos los viñedos de Galvarino cuyos vinos ya comienzan a salir al […]

  3. […] que estaban establecidas para el vino”, comentó el sommelier Pascual Ibañez durante la presentación de la primera cosecha embotellada bajo la marca Keokén, a fines del año pasado en […]