ViGNO EN PREMIUM TASTING MENDOZA 2019 Y TODO LO DEMÁS
Por primera vez este innovador proyecto formó parte del seminario de vinos más importante de Sudamérica. WiP estuvo allí y captó las impresiones sobre la iniciativa que cumple 10 años de éxitos. También, por supuesto, sobre las novedades del vino argentino.
Como ya es tradición, el día antes a la gran Premium Tasting Mendoza, (realizada este 15 de agosto) se llevó a cabo un seminario en el que se probaron diferentes vuelos de vinos; cada uno de ellos, unidos por una temática. Así entre casi 50 etiquetas, por primera vez se expuso el proyecto ViGNO con la cepa Carignan como protagonista, y el secano del Maule como su centro. No hubo nuevos datos por conocer sobre el proyecto, cierto, más allá de los compartidos en el reciente encuentro Internacional en Santiago (30 de julio 2o19). Lo novedoso es que era la primera vez que sus hacedores (Vignadores) cruzaban la Cordillera para compartir su experiencia. Además, como WiP.cl pudimos saber del impacto de la idea a través de los ocho vinos presentados. De ellos, les contaremos hoy y también, por supuesto, de lo más importante y destacado en cada uno de los vuelos temáticos del día. Sí, definitivamente hay mucho que contar de este gran evento organizado por Nicolás Alemán y Rodrigo Kohn. Una vez más felicitaciones por el maratón.
UN RESUMEN DE LOS SEMINARIOS PREMIUM TASTING MENDOZA 2019 / 15 DE AGOSTO HOTEL INTERCONTINENTAL
PEQUEÑOS PRODUCTORES, GRANDES HISTORIAS. UN INICIO FRUSTRANTE.
Tal vez apenas estábamos calentando motores, pues era la primera ronda de degustaciones del seminario, a las 11 AM. Pero mi mesa, llena de chilenos, quedó más perdida que el teniente Bello en la Cordillera. Fue un balde de agua fría. Nunca pudimos ver escritos los nombres de los productores, de sus bodegas, su cepas, ni orígenes… Era todo cuestión de oreja. No me había dado cuenta hasta ahora cuán rápido hablan los mendocinos. Y pa’ dentro. Fue un buen ejemplo, además, de cómo cuando uno sabe, todo se le hace obvio, y cuando no, todo el proceso de aprendizaje, de retener, es muuucho más lento. Que valga la observación para la organización de las versiones que vengan por delante, sobre todo pensando que cada vez son más los que van para aprender.
Sabemos no es fácil saber quién irá a presentar el vino, o incluso con qué vino llegará, pero podrían haber en la pantalla gigante, en vez de la imagen de los expositores, la ficha de información llenándose a medida que se explica cada vino. O algo así. Yo que sé… Por suerte en las siguientes presentaciones la formalidad de la información se hizo visiblemente presente. Agradecidos.
¿Qué probamos? De lo que pude retener, aquí nuestros favoritos… Disculpen sí hay errores. Traté de hacer lo mejor posible. Si se preguntaron por qué tardamos tanto en hacer este informe, aquí está en parte la razón.
- Un curioso Pedro Ximénez del proyecto Mala Junta de Tupungato (Valle del Uco), el primero que probamos de Argentina (no sabemos sí, qué Ximénez realmente sería, si con J, G o X); linda nariz, bien floral, pero más floja boca. ($360).
- Pielihueso un vino naranjo más bien amarillo pálido en su color, mezcla de Torrontés, Sauvignon Blanc, Chardonnay y Pinot Gris, de los Chacayes (Valle de Uco). Con la menor intervención posible en bodega, fermentado en cemento. Linda y original mezcla, con una gran boca, de rica acidez final; más atractiva que la nariz.
- Absurdo Wines Contador de Estrellas 2016, de El Cepillo (Valle de Uco) de la cepa Tempranillo en mezcla con un porcentaje menor de Graciano, guardado en grandes fudres de madera. Este tinto proviene de viejos viñedos, con más de 50 años; resulta en boca liviano y nervioso a la vez, lleno de fruta desnuda, y con muy rica acidez final.
- Del proyecto AguaqueCanta, en Tupungato, probamos el Merlot 2017, un tinto muy liviano y filoso, de muy rica acidez en su final.
- Alto la Ciénaga es un Tannat en mezcla con Syrah y Malbec, que se produce a 2.500 msnm en los Valles Calchaquíes, en el Norte de Argentina. Sin duda el vino con más carácter de la serie, marcado por la nota alcanfor y asfalto, y una boca de sabores intensos a fruta rojas, muy filoso, con acidez justa. ($400, un regalo).
- Mugrón etiqueta negra, mezcla de Cabernet Franc y Malbec, de los valles Calchaquíes, elaborado por varios amigos enólogos. El reto: dejar atrás los egos, aprender uno del otro, pasarlo bien y hacer brillar la uvas. Gran vino, lleno de frutas negras, cuerpo firme, intenso, y rica acidez final. Mi favorito de la primera serie de 6, junto con Alto la Ciénaga. ($900).
- Anima Mundi Cat Las Rosas Malbec 2015, Tupungato. Un muy simple tinto a precio conveniente ($560). Por cierto los valores de los vinos varían desde los 300 a 1.500 pesos, presentados lógicamente en orden de menos a más. Y esa lógica funcionó.
- Lupa Malbec 2016 de Paraje Altamira (Valle de Uco). Con 21 meses barricas, gran parte usadas. Es vino negro, muy sabroso, de rica acidez y muy largo en boca; casi cremoso, debido a la suavidad de sus taninos.($1.100)
- Amar y Vivir Malbec mezcla con Cabernet Sauvignon de Quebrada San Luca, Valle Calchaquí 2017. Mi vino favorito de la segunda serie de pequeños productores. Con carácter, y mucha madurez cierto, mucha, pero también mucha mineralidad, y profundidad de sabores a frutas negras en boca. El nombre, es una buena historia: era el nombre del bolero que cantaba Arnaldo Etchart, tío del hacedor del vino y fundador de la famosa bodega familiar que lleva su apellido. ($700)
- Los Ance espumante, método champenoise. No saben en Argentina que no se puede usar ya este término en las etiquetas? ¿Qué pedir? Si hasta los expertos llaman Champañas a sus espumantes. En fin. Como sea, se trata de un lindo proyecto, con la mejor historia de todas. Se las cuento: Resulta, según entendí, que el señor Arce era un productor de uvas con varios campos y varias camadas de hijos en Mendoza, de diferentes señoras; hijos varios, que cuando el falleció, debieron verse las caras y arreglar algunos enredos. Así se conocieron y nacieron las ganas de hacer vinos juntos. Eso sí, sólo hacen espumantes. Este es un Extra Brut de Pinot Noir, muy sabroso y fresco a al vez. De burbuja muy suave.($1.450)
SUSTENTABILIDAD Y VINOS BY VINVENTIONS
Presentado por la sommelier argentina Valeria Mortada, esta serie de vinos seleccionada por la empresa proveedora de insumos Vinventions, mostró diferentes visiones del mundo vitivinícola con iniciativas que buscan preservar el medio ambiente. Entre ellas, el manejo de viñedos orgánicos y biodinámicos, el uso de sellos hechos con fibras naturales (no corchos, como los Nomacork de Vinventions), desarrollo de viñedos en cabeza de secano, como los que dan vida a la Garnacha del chileno José Ignacio Maturana…
Los vinos participantes demostraron que la era de los vinos orgánicos defectuosos (con brett, oxidados, sin cuerpo ni gracias, que yo recuerdo…) por suerte ha quedado en el pasado.
Mucho llamaron la atención del vuelo internacional los aromáticos Sauvignon Blanc, de Napa Honig y de Mendoza, Bacán (éste último mi favorito de la serie), la frutal Garnacha de Maturana Wines y un Barolo DOCG 2013, cuyo joven hacedor, descendiente de una familia italiana de viñadores, llamó a ser consecuentes con el mensaje detrás de los vinos ecológicos, hechos con responsabilidad social empresarial. Para tener real impacto, invitó a que el mensaje sea cool (entretenido, atractivo, moderno…). Además, dijo, los productores de vinos de hoy se deben preocupar por el medio ambiente. ¡Nada más cierto!
LA MIRADA DEL OTRO LADO DE LA CORDILLERA SOBRE VIGNO Y SU MISIÓN
El siguiente seminario sería el dedicado a VIGNO, el proyecto creado el año 2009 a partir de una idea del productor Andrés Sánchez y el periodista Eduardo Brethauer. El moderador fue Patricio Tapia, autor de las guía de vinos sudamericanos Descorchados, de allí que se rajara con una guía de los vinos de Argentina para cada asistente, igual que el año pasado. En la palestra además estaría Andrés Sánchez de Gillmore, Derek Mossman de Garage Wine Co., Julio Bouchon (presidente de VIGNO) y Rafael Urrejola, enólogo de Viña Undurraga.
La presentación destacó el origen de la idea, el contexto y los principios bajo los cuales se rigen: hoy subido a un 85% de Carignan en la mezcla, a partir de viñedos de más de 30 años sin riego y conducidos en cabeza, en la zona del secano interior y costero del Maule.
Cuando alguien preguntó sobre el éxito comercial de la iniciativa, Andrés Sánchez respondió: es una herramienta para promocionar la Carignan como uva desconocida pero con mucha historia. Su producción es baja y todavía somos muy pocos, la fuerza de las ventas todavía no está, pero sí es clave como motor principal para cambiar la imagen de Chile, llevar a Chile hacia vinos de calidad y alta gama. Para alejarnos del bueno bonito barato. En ese camino, ViGNO ha sido clave, concluyó. Mossman agregó: «Hay mercados donde piden ViGNO, no piden Carignan. Y en los estantes los han subido la categoría».
Con respecto a la serie de ViGNO que probamos en Santiago, días atrás, los vinos se mostraron en general más frescos, ayudados no sólo por una perfecta temperatura fresca de servicio (a cargo de la Escuela de Sommeliers de Argentina, como ya es un tradición) sino por una selección con más vinos de la fresca añada 2016, y menos vinos de 2015. Los más frescos de la serie, y a mi gusto, los más amables y equilibrados, fueron Bouchon 2016, Undurraga 2016 con un porcentaje de Cinsault, y Garage Truquilemu, una vez más este último mostrándose con los bríos de la cepa pero con perfecta armonía. Me llamó la atención además, que Morandé 2016, se mostrará menos fresco que la versión 2017 (vaya jugada enológica, siendo 2017 un año muy muy cálido). Además, bien que Valdivieso mostrara un cosecha más joven que en Santiago. Aunque sigue para mi gusto siendo el más débil del grupo.
Una vez terminado el seminario conversamos con líderes de opinión argentinos sobre la presentación. Primero, con un consumidor apasionado mendocino, quien nos dijo sobre el vuelo de 8 vinos: «Para mi el Carignan en Chile hoy, es como el Cabernet Franc lo fue en Argentina años atrás. Con el tiempo, la aprendimos a manejar y ahora soy su fan. Creo que hay que hacer ese mismo trabajo en Chile». No fue éste fanático del vino el único que mostró impacto por la acidez o «agresividad de la cepa» sobre todo si se le compara con la suavidad dulce de los Malbec argentinos; sin embargo, para otros era sólo cuestión de ir acostumbrarse a su estilo; el que por cierto dejó bien claro que en común, los vinos de Carignan del Maule, tienen mucho de todo: mucho color, mucho cuerpo, mucho tanino, mucho alcohol y mucha acidez. Lograr el balance entre todos esos componentes es clave.
Andrés Rosberg, presidente de la ASI, nos dijo sobre ViGNO: «A mi no me tienen que convencer de calidad, porque yo ya soy un amante del Carignan». Desde el punto de vista de ser una D.O. privada, destacó Rosberg (al pedir compararla con las D.O. en Argentina) agregó: “nosotros tenemos acá I.G. que son indicaciones geográficas, y tenemos D.O. que se usan para una variedad de una zona, como es el Malbec en Luján de Cuyo, pero ésta la usan pocos productores. Por el lado de la D.O. de Malbec ha quedado comprobado que hay otras herramientas que han funcionado mejor en términos de promover la variedad, y aplica en diferentes regiones de la Argentina. El trabajo que se está haciendo cada vez más fuerte, destacó es la identificación de las I.G. como un área geográfica determinada que comparte algunas características, como suelo y clima. Tal como es la I.G. Paraje Altamira. Este, explicó, es el caso más interesante, porque es la primera I.G., creo, en la que se ha trabajo mucho para determinar parámetros diferenciadores del lugar, y no por factores políticos del distrito o del departamento como suelen ser. Porque el departamento de San Carlos es enorme, el distrito que es la Consulta es una unidad más pequeña, y dentro de éste Paraje Altamira es aún más pequeño. En otras I.G., agregó, se superpone la I.G. con el distrito para facilitar el proceso de aprobación. Así estamos viendo que las I.G. sirven para comunicar terruños determinados que influyen de diferentes maneras en el vino. En Gualtallary, por ejemplo, podemos plantar Malbec o Cabernet Franc, y van a ser vinos bien diferentes, pero sabemos que hay un lugar con cantidad de calcáreo, con una altura, con un clima que hace que haya características que se comparten. Igual Gualtallary es un distrito grande con dos, y a veces, tres grados Winkler en el mismo distrito. Eso es una locura, y me imagino que eso pasa en Chile también, pero en Europa para cambiar dos o tres grados Winkler tienes que caminar cientos de kilómetros. Acá en 70 kilómetros podés pasar de Winkler 1 a 4… Luego, seguramente, habrá una especialización dentro de las I.G. para llegar a las D.O. pero son procesos lentos y siempre criticados, porque alguno se queda fuera y se queja. En los hechos, también se ha evitado para no atarse las manos y preservar la libertad de los productores. Un buen ejemplo es que Zuccardi plantó Verdejo en San Pablo, y salió un tremendo vino, pero si se hubieran puesto firmes, que el lugar era sólo para Malbec, eso no hubiera sucedido«.
«Lo importante de este trabajo que se está haciendo, concluyó Rosberg, es que en 20 años el vino pasó de ser el vino de Argentina, al vino mendocino, y a hablar de Tupungato, de Gualtallary y dentro de Gualtallary de diferentes terruños y hoy hemos logrado a través de este proceso todavía incompleto, empezar a comunicar las diferencias entre cada sector. El aspecto más interesante, más que ver la foto de la I.G., dice Rosberg, es la película: es la velocidad en la que avanza la investigación, experimentación y la velocidad en que crecen los vinos. «Tu vienes cada cierto tiempo y lo has visto. En cinco años han mejorado de manera dramática. Me parece que el proceso final ha avanzado mucho y eso es lo más importante«.
Sobre ViGNO, Joaquín Hidalgo, periodista especializado muy respetado en Argentina, nos dijo: “Cuando fuimos a vinos de la Cordillera en Chile, creo que hace ya tres años, me traje el concepto de ViGNO bien prendido y escribí una nota sobre eso, porque me pareció una idea muy potente para desarrollar productores, en la medida que lograran comprometerse con calidad. Hoy los ves acá tres años después, con los mismos objetivos, los mismos vinos, mismos productores y vos decís está bien hecho, no hay duda. Está perfecto. Los vinos están buenos, con su disparidad, lo que vos quieras, pero para comunicar una región, asociándola a una variedad, y a un criterio, no parece una idea descabellada. Es una herramienta de comunicación, y si les sirve para vender me parece buenísimo. Acá en Argentina -destacó cuando preguntamos por sus D.O.- hay dos D.O. Una sola operativa, la otra, San Rafael, la descartamos. Sigue Lujan de Cuyo con productores con un mismo objetivo: solo Malbec, solo Lujan, 10 toneladas máximo de rendimiento, dos años mínimo en bodega (uno en madera, por lo menos). Ahora, no suscriben muchos productores porque el modelo es encorsetarse, va en contra de la plasticidad. Lo que hoy Argentina está consolidando es el sistema de I.G. con distintos niveles, políticos o vitícolas, para construir herramientas que sean más sensibles. Altamira es el mejor ejemplo, porque recortaron la región por suelo y clima y grupo de productores con la misma idea».
Hidalgo nos cuenta que él y su equipo justamente están trabajando en el mapeo y bajada de toda la información a plataformas digitales.
Volviendo a ViGNO, nos dice Hidalgo: «Me parece extraordinario, han logrado perdurar en el tiempo y tiene afinidad, y eso es muy importante entre productores, porque si entre ellos no laburan con un norte medianamente común, más temprano que tarde, la idea de trabajar por una marca se cae».
Hidalgo (columnista del diario La Nación y autor de vinomanos.com) nos menciona un proyecto que podría germinar de la idea de potenciar una marca común asociada a un lugar en Argentina. «Hay ya un embrión dice; están todos los factores para que se dé. Se trata de los productores del NOA, en los Valles Calchaquíes, ninguno tiene capacidad de construir su propia marca, porque son muy chicos, y están en total aislamiento… Y agrega: «para mi el motor de la marca debe ser privado y luego el Gobierno debe apoyar generando políticas que sean necesarias para avanzar».
En cuanto a la calidad de los vinos de ViGNO, dice Hidalgo, «yo creo que los que probé años atrás en Chile, eran más erráticos, y porque tal vez no tenían un concepto claro de madurez dentro de la misma variedad. Había vinos muy sobre maduros, que tenían acidez pero porque la variedad la tiene; hoy de eso, no probamos casi nada. Si probamos vinos como buen trabajo de madera y madurez, menos rústicos y diferenciados a la vez. Es una idea potente. ¡Felicitaciones!»
GEOGRAFÍA DEL VINO ARGENTINO BY DIAM
La siguiente serie de 12 vinos, dirigida por el escritor de vinos Alejandro Iglesias y el geólogo Guillermo Corona (@geografiadelvino), fue un fiel reflejo de todo el trabajo en las I.G. del que Rosberg e Hidalgo nos hicieron referencia. Y es que fue un recorrido zona por zona, desde Tacuil en los Valles Calchaquíes, pasando por Córdoba, Mendoza -obvio-, hasta Río Negro en el Sur, con la mayor información posible de suelos y clima. Dar detalle de ellos, nos llevaría días de transcripción, pero les tengo una buena noticia, Corona publicó un libro con toda la información que ha recopilado en un sólo libro llamado «La Geografía del Vino, un estudio sobre el Valle de Uco«. La mala noticia, es que es sólo del Valle del Uco y que no es tan fácil de digerir tanta información tan técnica. Envidia, sí y mucha. Alguien me dijo que toda esa info ya existe de Chile, y mi respuesta fue: genial, bajémosla en un libro. Me acordé entonces que el Doctor en Terroir Pedro Parra ya escribió uno que aún no sale, imagino que sobre terroir, pero desconozco si la temática será 100% viñedos de Chile. Ojalá.
Hasta aburrido puede resultar describir los fabulosos vinos de la serie: en tintos, vibrantes, llenos de fruta negra fresca, y en blancos, un camino muy parecido pero llenos de frutas blancas y cítricas; muy frescos y ágiles en boca. Una confirmación absoluta del nivel que los vinos de terruño han alcanzado en Argentina. Para destacar:
- Bodega Terra Camiare Socavones White Blend Reserva 2017 (Semillón, Chardonnay y Viognier) de Córdoba.
- Bodega Fin del Mundo Chardonnay 2018, de la Patagonia Argentina.
- Cara Sur Barreal / Calingasta 2018, mezcla de uvas que provienen de viñedos viejos y nuevos con variedades italianas como Bonarda y Barrera, y sobretodo Malbec; plantados sobre los 1.500 msnm. Delicia desnuda, como suelen ser los vinos de este proyecto.
- Nieto Senetiner Malbec 2017, DOC Luján de Cuyo.
- SuperUco Calcáreo Malbec 2017, Los Chacayas. Este fue mi vino favorito de la serie. Por sus notas únicas a hierbas en nariz y boca, acompañadas de bayas negras, como arándanos y ciruelas, con un dejo final amargo que recuerda al vermouth rojo, nada molesto, sino por el contrario le aporta profundidad y complejidad.
- Trivento Gadeo Malbec 2015, Paraje Altamira. Mi otro favorito de la serie, destacó por su liviandad y suavidad de taninos en boca y la frescura de su fruta negra.
- Finca Ambrosia Luna Llena Gran Malbec 2018, Gualtallary -Tupungato
EL CIERRE CON BROCHE DE ORO. PORQUE 20 AÑOS NO ES NADA
El cierre de la noche, de la mano de Andrés Rosberg, presidente de la ASI, prometía ser el plato fuerte del día. Y lo fue. Muy emocionante además por reunir en un solo lugar y momento, 10 grandes vinos con más de 20 años de emblemáticas bodegas argentinas. Nunca antes visto, creo, en el hemisferio sur. La gran sorpresa, insospechada para mí al menos, fue atreverse a sumar algunos blancos, y entre ellos literalmente uno sacado de su pileta de concreto, sin haber sido embotellado, todavía, hasta hoy. ¡Una locura!
La selección estuvo a cargo de Rosberg, quien destacó la necesidad de tener vinos con mucha estructura y acidez, para poder perdurar en el tiempo, cosas que tal vez, justamente no eran prioridad en la Argentina de hace más de 20 años.
No más preámbulos, aquí el detalles de nuestros favoritos de este gran cierre histórico.
Vale destacar, que en nuestra mesa, sólo uno de los vinos mostró corcho y también lo había en sus otras varias botellas; una verdadera lástima. Otro par mostró algo de oxidación en nariz y taninos muy secantes en boca, sin la compañía de fruta como para querer esperarlos más. Hay que reconocer que fueron los menos.
Rutini Gewürztraminer 1999, Mendoza. De color cobrizo, brillante, y una nariz de aromas intensos que recuerdan un fino de Jerez y a whiskylactona. En boca es donde está su gran gracia; es untuosa y a la vez de rica acidez. Su retrogusto es largo y muy sabroso, con los mismos aromas percibidos en nariz.
Etchart Torrontés 1992, Salta. Cuenta la leyenda que este vino jamás se embotelló desde su vinificación el año 1992. Desde entonces ha permanecido donde se fermentó, en un estanque de cemento (piletas), protegido de la oxidación. Después del éxito que tuvo en la cata, prometieron sacarlo a la venta. Increíble pensar que la cepa blanca de Argentina ya estaba dando vinos con tal fuerza el año 1992. En nariz recuerda las notas de un vermouth blanco, con aromas a hierbas amargas y un suave toque floral; en boca es goloso y deja una sensación dulce y a la vez muy rica acidez final.
Catena Angelica Zapata Chardonnay Alta 1999, Mendoza. Este blanco debería corresponder al estilo de los Chardonnay que empezamos a probar de Argentina, 20 años atrás y que nunca, debo decir, fueron mi tipo. Con 20 años de guarda hoy sí lo es, más por su frescura en boca que por su nariz con notas a frutas dulces a caramelo de piña. Desde 2005, supimos, comenzaron a bajar la guarda en roble nueva. Lo que se agradece y sin duda ha permitido también que brille la fruta de climas más fríos.
Zuccardi Q Cabernet Sauvignon 1999, Mendoza. Se trata de un vino elaborado con uvas de la zona baja de Mendoza, plantado por la primera generación de la familia Zuccardi, donde hasta entonces sólo había desierto. El vino hoy luce un rojo brillante, y en nariz destacan las notas a cuero viejo, té negro, y frutas rojas secas. En boca es de cuerpo medio a ligero, con un tanino ya pulido pero aún con fuerza. Su acidez es justa, y termina con un final terroso, dulce, delicado. Impecable.
Bianchi Cabernet Sauvignon 1998, Mendoza. De muy muy bonito color rojo rubí, y nariz limpia (sin defectos), con notas a frutas rojas secas, y un dejo a escobajo y notas herbales. En boca tiene fuerza y rica acidez, con un final de caramelo y guinda roja. Aun con estructura, y con fruta. Limpio final. Firme como roble.
Trapiche Fon de Cave (Resto de la Cava) 1971, Mendoza. Lo confieso. Fue el vino más especial del día, por ser de mi misma cosecha, obvio, pero lo más importante es que se lució, aunque le costó. Supimos, es base de Cabernet Sauvignon, la cepa estrella de entonces en el mundo y de la que más esperaban en Mendoza hace más de cuatro décadas atrás. Al inicio mostró una nariz sucia, cerrada, no así en boca, donde estuvo su mayor atractivo. Las notas recordaron a la castaña chilena y frutas rojas secas. En conjunto resultó goloso, con una sensación dulce, licorosa casi, y aún con la fuerza de sus taninos. En su final de boca se percibe algo secante y aún vivaz, con mucha fruta roja. El vino se va abriendo poco a poco, hasta mostrar un perfil aromático más seductor. Su crianza fue de 3 a 4 años en toneles viejos de madera de 2.000 y 3.000 litros. Se nota pues, que la moda de la barrica nueva, por suerte aún no llegaba.
Y así llegamos la final del día 1. ¿Quieren saber de los vinos protagonistas de la Premium Tasting Mendoza 2019? Paciencia. Lunes esperamos poder compartir los favoritos en una noche donde los Malbec fueron protagonistas.