A fines de mayo 2021, el equipo liderado por Aurelio Montes Baseden viajó al archipiélago para vendimiar la primera cosecha de Mechuque. Aquí todos los detalles, de la mano de Rodrigo Barría, gerente agrícola de la viña.

Las primeras fotos de la cosecha de Viña Montes en su viñedo en la isla de Chiloé, las vimos en RRSS ayer. Aurelio Montes Baseden (el presidente de la bodega con sede en Colchagua y conocida por su espíritu innovador) aparecía en ellas cortando pequeños racimos de uvas blancas. También, cargando las gamelas llenas hasta el bote que las llevaría al continente. El día lucía ventoso y con llovizna; el fin de la jornada magníficamente soleado.

Recordemos que la isla de Mechuque, es la más próxima a la Isla Grande de Chiloé, entre todas de las islas del Archipiélago, y fue el lugar elegido para esta innovadora apuesta en un climas frío extremo del sur de Chile. Esto fue hace cuatro años atrás, por el enólogo Aurelio Montes Baseden, un ferviente navegante de la zona.

Para saber todos los detalles de esta esperada primera vendimia del viñedo de Viña Montes en el archipiélago de Chiloé, ubicado entre los paralelos 41º y 43º de latitud sur, WiP se comunicó con Rodrigo Barría, su gerente agrícola.

Así supimos que la vendimia se realizó en un solo día a fines de mayo 2021 y que se cosecharon todas las variedades plantadas (Chardonnay, Pinot Noir, Sauvignon Blanc, Pinot Gris, Albariño, Riesling y Gewürztraminer). Los grados de alcohol probable estuvieron en todas ellas, por debajo de lo permitido por la ley chilena (11,5°A). Es por ello, explicó Barría, que este año esperan elaborar con ellas un vino base para espumantes (el que ganará grado alcohólico con la segunda fermentación en botella).

Entrando en el detalle de la madurez, la gran incertidumbre en esta fría y lluviosa zona del sur de Chile, Barría contó que fueron Pinot Noir y Chardonnay (ambas plantadas en 2018) las que alcanzaron mayor grado brix potencial (entre los 9 y 10°A). La blanca Albariño (plantada en 2019) en cambio, fue la que menos grado potencial obtuvo (7,8°A). Entre tanto, la también blanca Sauvignon Blanc (plantada en 2018), fue la que entregó los mayores rendimientos. Explicó el viticultor, porque Sauvignon es más vigorosa naturalmente y además aquí se encuentra en un sector más protegido por los árboles.

Barría recordó que el camino hasta esta primera cosecha 2021, después de comenzar a plantar en 2018, no ha sido fácil. El primer año (como es de esperarse en cualquier lugar, por lo joven de las plantas) tuvieron apenas algunas flores y sus racimos, por lo que fue demasiada poca uva como para cosecharla. Luego, el año siguiente, 2020, en una mezcla de error y sabia decisión, cortaron los racimos anticipadamente; lo que ayudó a que la planta ganara más fuerza. Lo más valioso de todo el proceso destaca, es que sí se dio la inducción floral y luego diferenciación floral, y por lo tanto la posibilidad de tener uvas.

Finalmente para 2021, por primera vez alcanzaron un buen volumen de vendimia, pero no contaron con los pájaros y coipos (pequeños nutrias), los que se comieron buena parte de la cosecha. Así fue como a fin de la cosecha, además de conchas (moluscos bivalvos) oscuras  y claras que habían puesto en 2019 debajo de las hileras de vid para generar más temperatura por reflexión, decidieron además ponerles mallas de raschel. Las mallas blancas, explicó el viticultor, van a permitir a su vez proteger de esta fauna glotona y del viento y así, subir el grado de alcohol potencial de los racimos.

Barría destacó a su vez, que si bien este año el volumen de cosecha fue mayor, y que seguirá creciendo el año próximo, esperan que sea a futuro muy bajo comprado con los promedios normales de otras latitudes menos fría; sin superar nunca entre las 3 y 5 toneladas por hectárea.

Es por ello sin duda que Montes explicaba en la nota de prensa compartida ayer por la viña: «Esto no es un negocio más, se trata de paisajes maravillosos, de personas muy especiales que van a tener una fuente laboral. Queremos apostar por ellos, por esta tierra, por esta cultura, por la magia que existe en este lugar… Nos la jugamos por Chiloé, es una apuesta a largo plazo donde estamos aprendiendo mucho y queremos generar una relación armónica con la tierra y sus habitantes, queremos seguir innovando de la mano con ellos».

«Hoy esas uvas ya descansan en el Valle de Apalta de la mano de la enóloga Gabriela Negrete, quien promete perpetuar la magia de la isla en el vino que verá la luz a fines del 2022″, explicaba Montes en la nota.

Mechuque se encuentra en latitudes similares a las islas más australes de Nueva Zelandia y en la isla australiana de Tasmania, regiones productoras de destacados vinos de clima frío.

El viñedo desarrollado por Viña Montes, aquí está protegido a un lado por el continente y hacia el otro lado, por la Isla Grande de Chiloé, sobre un suelo de cenizas volcánicas.

«Las parras están a exactos 40 metros del mar, con una condición climática muy especial por el efecto templado de éste, que más que mar bien parece laguna; con un grado más de temperatura que en las costas de la V Región. No existen registros de heladas y el invierno es menos crudo de lo pensando… Si no nos arriesgamos, nunca vamos a aprender. Yo estoy convencido que nos va a ir bien», asegura Montes, socio fundador de Viña Montes.

Para plantar en Mechuque, en un principio un grupo de trabajadores se trasladó desde Colchagua, a los que se sumaron habitantes de la isla. También se trasladó maquinaria e insumos agrícolas en barcazas.

“Este es un proyecto que me encanta, la paz que se encuentra es maravillosa, uno se aísla, disfruta de las cosas sencillas de la vida», concluye Montes en la nota de prensa que celebra esta hazaña. El paisaje de un solitario muelle en Mechuque, lo afirma.

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