Se trata de una innovación de la cooperativa Valle Huemules en Aysén, en busca de visibilizar el patrimonio de su territorio y sus antiguos frutales. Claire Manvieux y Paz Fuentealba nos cuentan más.

Konkashken («Valle del Río» en idioma Tehuelche) tiene varias particularidades, no sólo es un espumante método tradicional, producido en una de las zonas más australes del mundo, en el sector Cerro Galera en la Patagonia Chilena. Es además elaborado con la grosella europea Ribes Uva-Crispa. Lo que claramente lo convierte en toda una innovación. Pero tal vez lo más destacable es la pasión que ha puesto la cooperativa, dirigida por Franco Uribe, en su desarrollo bajo un clima extremo; donde pueden experimentarse las cuatro estaciones en un sólo día. Mediante este proyecto, cuenta el mismo Franco, buscan visibilizar el patrimonio del territorio y el rescate de sus frutales de larga tradición como la grosella. Un tremendo desafío que se ve coronado en esta innovadora bebida.

La grosella es una fruta ácida rica en antioxidantes y vitamina C. Es utilizada en el rubro de la gastronomía de forma de mermeladas, harinas, pasteles, encurtidos y licores.

Franco recuerda que en el campo Cuatro Hermanos, donde llegaron a vivir en 1920 sus abuelos (Carlos Sáez Oñate y Felicinda Roa) había una planta muy antigua de grosellas, y su abuela hacía una chicha con los orujos cocidos de la mermelada; los que ponía al sol para fermentar. De allí, nació la idea de hacer un espumante método artesanal, manual. Botella por botella, por lo mismo están enumeradas. Después de varios experimentos, de la mano de FIA, en los que también participó su madre Palmenia Sáez Roa, fue el método tradicional el que resultó lo más fácil y natural. Con levaduras salvajes en la primera fermentación, y comerciales en la segunda dentro de cada botella.

Esta temporada 2021, cuenta Franco, van a crecer de un cuarto a media hectárea de grosellas; todas ellas desarrolladas a partir de esquejes de la planta madre, aclimatada al territorio); y cuya madurez dependiendo del año, parte a mediados de febrero y termina a mediados de marzo. De ahí el delicado trabajo de ir cosechando a mano sólo las que ya estén maduras.

El clima, supimos, no es el mayor problema para cosechar grosellas maduras; sí lo son los depredadores naturales, como tordos y avispas chaqueta amarilla.

Para obtener el jugo de las grosellas que se cultivan bajo principios agrícolas biodinámicos, se utiliza una prensa de canasto tradicional, semejante a las usadas para prensar orujos de uvas. Este etapa en la que se aplica presión a las grosellas con el objetivo de extraer su jugo o mosto es fundamental.

Su etiqueta diseñada por la empresa León del Monte con varios espumantes en su portafolio, empleó una combinación de tipografías clásicas y modernas que le da un look renovado y destacan el precioso color del vino en su elegante botella.

Konkashken Nature, nacido de la cosecha 2018, es de un bello color ámbar profundo con reflejos dorados y burbujas lucen finas y muy persistentes. En nariz sorprende sus aromas a “panadería dulce”, propios de su guarda con sus lías por más de dos años; además de aromas a grosella, frutos rojos y algo de mentol. En boca es seco (propio de su estilo Nature), con acidez muy alta y súper refrescante; de cuerpo medio, alcohol bajo (7.10°A) y final medio largo. Tiene un contraste entre nariz y boca que lo hace muy particular. Sin duda ¡un especial dentro de los especiales!

Para compras y valor contactar a Franco Uribe @vallehuemules pues su alto precio, al momento de escribir esta nota, aún estaba en evaluación.

Aquí pueden ver el live en Instagram realizado por Paz y Claire junto a Franco Uribe para conocer muchos detalles sobre este innovador espumante de grosellas.

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