Claire Manvieux y Paz Fuentealba dan inicio a una serie sobre vinos con burbujas con este muy particular espumante que tiene su origen de la mano del ruibarbo de la Patagonia.

Comenzamos nuestro ciclo de «Espumantes Especiales» con un producto poco conocido para los que somos de la mitad norte del país, y muy presente en las cocinas de la mitad sur: el ruibarbo. Planta ambigua por su versatilidad en preparaciones saladas o dulces (lo que más se encuentra aquí); y también porque aunque sus tallos sean comestibles, sus hojas en cambio son tóxicas.

Rui nace en el norte patagónico de nuestro país, desde la creatividad y audacia de las familias Brintrup y Astaburuaga quienes frente a la producción exponencial de ruibarbo y después de muchos pies y kuchen decidieron probar fermentarlo, partiendo por un mosto. El resultado fue satisfactorio pero algo le faltaba; así es que probaron con una segunda fermentación. Rui Sparkling había nacido.

Su etiqueta con ilustraciones abstractas es contemporánea en sus líneas y colores, los que referencian al tallo de la planta y a la efervescencia del espumoso. La botella transparente deja apreciar el rosado sostenido con reflejos naranjos del líquido y las burbujas que buscan escabullirse.

Su primera nariz es muy frutal y evidencia aromas a frutilla en compota y algo de tierra húmeda… para luego dejar aparecer algo de galleta de mantequilla y de masas dulces. En boca, la burbuja es mucho más amable que lo que parece visualmente.

Podríamos bien decir que Rui es seco, con sus 9 gr. de azúcar residual. De final fresco, con sabores parecidos a lo que se sentía en nariz.

Sin duda, se trata de un espumante diferente, que se hará buen compañero de comidas exóticas con leve picor o de un gazpacho de sandía por ejemplo. Siempre será una excelente opción para brindar al aperitivo, o ¡ponerse creativo en la barra!

Rui esta a la venta en https://store.ruipatagonia.com por $10.917.

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