LA JUGUETERIA DEL HACEDOR DE VINOS

Publicado el 05 marzo 2024 Por Mariana Martínez @reinaentrecopas

Conversamos con Patricia Gálvez, la mente inquita detrás de ChileVitis, la tienda de equipos e insumos para elaborar vinos en pequeña escala. Ella también hace vinos.

 

Antes que existiera Patricia Gálvez y su empresa ChileVitis, el mundo de la producción de vinos a pequeña escala en nuestro país no era tan feliz.  Bien recordamos, a propósito de ella, uno de los objetivos por los cuales nació MOVI: consolidar compras de insumos que de otra manera, por volúmenes tan chicos, era imposibles realizar cada viñatero por separado.

La vida está hecha de pequeños errores nos cuenta Paty desde su tienda en Romeral, Valle de Curicó.  Ella estudió administración de empresa y partió ya durante sus estudios, en los años 90, trabajando en empresas que vendían equipamiento e insumos para vinos. En este mismo rubro siguió los siguientes años, hasta que entre 2007 y 2008, ya experta en atención al público y la compra y venta, apareció Fabián Mora.

Fabián Mora, es el dueño y enólogo de Viña Mora Reyes, una institución en la producción de vinos modernos en Guarilihue, Valle del Itata. También, tío de varios jóvenes hacedores de vinos.  Mora, nos cuenta Gálvez llegó con un pequeño grupo de productores que tenían financiamiento para hacer vinos como usuarios de INDAP.   La empresa donde trabajaba ella entonces, estaba al pie de la quiebra y su jefe le dijo algo así: “No tenemos insumos para ellos, pero busque, busque, busque, en Italia está lleno de proveedores de equipos pequeños”. Ella buscó, y no sólo eso.  “Negocié con el cliente, negocié con el proveedor. Se trajeron los equipos, se entregaron y a mí no se me pagó ni el suelo. Entonces dije: bueno… si lo pude hacer para un tercero, puedo hacerlo para mí”.

Se instaló en una oficina chiquitita en el centro de Curicó, y formaron una sociedad entre tres. La misma que se deshizo con el edificio que quedó a mal traer con el terremoto del 2010.  Antes, cuenta Paty, ya habían empezado a importar cosas, y buscar nuevos proveedores. Les preguntaba a los viñateros: ¿qué necesitas?

Nunca sumó más de seis pallets, hasta que un día el proveedor desde Italia le dijo:  ¿porqué no llenas un contenedor? es más práctico. Sin pensarlo le respondió:  «Si me dan crédito, ok. Y me lo dio!» Recién el año 2013, cuenta, se subió un avión y fue con su hija a la SIMEI, en Milán para conocerlos.

“Literalmente, relata,  hemos ido creciendo con los pequeños viñateros. Los veo en RRSS y les pregunto, Gustavo (Riffo, viñatero de Lomas de Llahuén), dónde andas? Me dice: ando en Inglaterra o en Nueva York».

La clave, dice Paty,  es la comunicación, la conversa, es ser par… «Ellos mismos además me van dando datos de cosas que ven en sus viajes y que les gustaría tener.  También uno empieza a detectar las necesidades. El que quiere comprar cápsulas para 500 botellas, el que necesita medio kilo de metabisulfitos, pero solo le venden 50 kilos. Entonces empezamos ahí, en  ese nichito pequeño, de ir fraccionando, fraccionando, fraccionando….»

Así nos relata, «se formó una tiendita bien bonita, que es como la juguetería del enólogo. Sus clientes hacen sus pedidos desde el valle de Codpa  hasta Chile Chico; también, desde Puerto Natales donde hacen kombuchas.

En ese crecer, Paty vendió su casa y compró una parcela a 7 kilómetros de Romeral, hacia la Cordillera. De un galponcito usado, y una casa prefabricada, hoy la juguetería está al lado de su pequeña bodega de vinos. Porque entre medio, llegó la pandemia y Paty en lugar de aburrirse, aprendió a vinificar.

Convertirse en hacedora de vinos, cuenta, era algo que ya había hecho con su socio, un viticultor de una bodega grande, pero a título de prueba. Compraron uva,  probaron la despalilladora, la prensa… y «salió un juguito de uva». Pero en serio, en serio, en el 2020 consiguieron uva de Tannat e hicieron 600 botellas. «Al año siguiente dije y si construyo una bodeguita? Y construí la bodeguita. Es pequeñita, pero es funcional. Tiene casi todos los materiales, son cosas que llegan con alguna raya, o detalle y que nadie los quiere.»

A la par Paty ha empezando con el enoturismo. “Puse algunas ánforas,  cositas que he hecho para que se vean atractivas, para la selfie, y cosas de un artesano de aquí que hace cosas con madera. La enología es un mundo aparte y he aprendido un montón».

Tinajas del Maladra es el nombre de sus vinos, los que nacen de la compra de uvas, lotes interesantes que su socio va encontrando. ¿El nombre? «Tinaja porque nos hemos ido llenando de tinajas, nos gustan mucho, Y malandra,  viene del niñito revoltoso, desordenado, que es el hijo de mi socio., que es como nuestros vinos que son una invitación a pasarlo bien, a descubrir cosas nuevas».

Paty recién ha abierto Tinajas del malandra la turismo, solo previa reserva.

 

Comercializar los vinos -nos confiesa- no es nada fácil. «Sí, agrega, el vino me ha servido también muchísimo desde en el punto de vista de la credibilidad. ¿Tú sabes, el rubro del vino es muy machista y clasista. Entonces se preguntan ¿sabrá algo… Yo creo que ha cambiado la visión que el cliente tiene sobre mí después de que empecé a hacer vino.  Vinos que no esta demás decir, están muy bien hechos, sin excesos más que de frutas jugosas, ¡sabrosas! 

A Paty también la hemos podido ver en ferias últimamente con sus vinos. Una participación que -nos dice- le interesa para sentirse parte. “Yo conozco a los productores vendiéndoles, no ellos vendiendo botellas. Entonces se generan instancias  diferentes, y una cosa lleva a la otra… Con el vino, concluye, no he ganado ni uno, pero sí me ha servido mucho.  También te das cuenta de lo difícil que es y por qué no pueden ser tan cara las cosas».

Mientras conversamos via Zoom, Paty recibe una lata. ¿Sabes lo qué es esto? me pregunta. «Compramos en Italia, en el último pedido una máquina enlatadora. Es artesanal, es chiquitita. Esta es una muestra de un vino rosado que fue a enlatar Ricardo donde un chiquillo que hace cervezas, y nos enseñó a usarla.  Eso nos permite ahora mostrarle al cliente que sí sabemos usarla». Mas allá de vender cosas, dice Paty, nos gusta inventar cosas. ¿Cómo no creerle?

Horarios Tienda ChileVitis: de 8:00 a 13.00 y de 14:00 a 18:00.

Dirección: Ramón Freire 7810, Romeral, Región del Maule, Chile.

Las visitas en  Tinajas del Maladra  las recibe solo con previa reserva.

 

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