WINGS, LA UNIÓN DE DOS FAMILIAS
De las laderas de Apalta, en Colchagua, nace el nuevo vino de Viña Montes. Estuvimos ayer en su lanzamiento en Santiago. Esta es su historia.
Si hay algo admirable detrás de Viña Montes, es la capacidad de crear relatos para sus vinos que emocionan, siempre con un mismo hilo conductor, potente, universal, protector, los Ángeles.
Ya desde que Aurelio Montes Baseden comenzó a contar la historia de esta viña que nació como Discovery Wines a finales de la de década de los 90, su relato marcaba una diferencia; su historia era creíble y querible. “Partimos con las patas y el buche, suele contar Montes, aunque la gran bodega hoy en Apalta (3 era en el ranking de World Best Vineyards 2022) está lejos de aquellos primeros años cuando vinificaban en Curicó y eran cuatro mosqueteros (Aurelio, Douglas Murray, Alfredo Vidaurre y Pedro Grand): los dos primeros entre los primeros profesionales del vino en Chile, que dejarían cargos importantes en grandes bodegas exportadoras, para atreverse a crear un negocio propio, mirando hacia arriba en calidad.
Hoy, solo Aurelio Montes Badesen queda entre nosotros de los cuatro mosqueteros que crearon juntos la leyenda de Viña Montes, y él sabe que es el único de su generación de enólogos que sigue todavía, al pie del cañón. Yo agregaría, muchas más activo que las nuevas generaciones incluso en sus RRSS, y con la misma pasión de siempre. Así lo vimos ayer en la presentación de su más reciente novedad, por supuesto, empapada del halo angelical.
La novedad se trata Wings (alas en inglés) y es un Carmenère con 15% de Cabernet Franc de la cosecha 2019, el que nació de un reto entre Aurelio padre, y Aurelio Montes del Campo, su hijo, ahora parte indispensable del equipo de Viña Montes.
Ambos, padre e hijo se subieron ayer al escenario para contarnos cómo fue que se gestó esta mezcla. Junior nos contó una vez más de las locuras de su padre, quien en este caso llevando toda la contraria, plantó Carmenère, en las laderas más altas de Apalta. ¿Por que Carmenère, una cepa que aprendimos le gustan los suelos profundos, en una ladera? Aurelio padre ya había ideado esta locura en las empinadas laderas de Apalta para el Syrah, cuando nadie más lo imaginó posible. De esa locura nació el extraordinario Folly ($110.000). Esa misma locura que le caracteriza, es la que ahora lo tiene intentándolo todo para producir uvas para vinos en el archipiélago de Chiloé.
Pero volvamos a la locura que ahora nos convoca. Con este Carmenère de ladera, que resultó sobresaliente, querían ahora hacer un nuevo vino. Pero como es normal en la enología de esta casa, querían ponerle un toque de algo más a su mezcla. Aurelio junior contó que propuso ponerle Cabernet Franc, a lo que el padre dijo mmmm mejor no; no tiene la fuerza. A lo que le respondió: pongámoslo a prueba, catemos a ciegas y elijamos la mezcla ganadora. Fue así, contó entre carcajadas Aurelio padre, como le metieron el gol, porque él mismo eligió la mezcla Carmenère-Cabernet Franc como la mejor de todas las alternativas en competencia.
Además, así fue como nació, destacaría Aurelio hijo para el cierre de la presentación de Wings, la unión de dos familias. Por un lado la del Cabernet Franc, padre según su ADN del Cabernet Sauvignon, y también -aunque menos se sepa- de la Carmenère. Y por otro lado, la familia de los dos Aurelios, el padre y el hijo.
Una idea que se concretó y llevó a un nuevo brillante hashtag de la marca #Senecesitandosalasparavolar #ItTakestwowingstofly.
El vino a pesar de ser 85% Carmenère va en una línea completamente diferente a la suavidad de Purple Angel ($100.000), que es el gran Carmenère de Montes, y que desde sus inicios ha tenido un pequeño porcentaje de la Petit Verdot. Wings es fruta negra, madura, con mucha fuerza y tensión. Y como es habitual en Montes, con importante presencia de madera tras 18 meses en barrica de roble francés, 70% de ellas de primer uso.
Seguramente se estarán preguntado el precio de Wings, como lo hicimos todos en su lanzamiento. En la tienda online de Montes lo encontraremos a $60.000. Un alto precio, como sus laderas, que nos habla de que este Carmenère no nació para el día a día, como la renovada mezcla tinta Twins; sino que tiene las alas para crecer aún mucho más en botella, aún siendo 2019, tras al menos 5 años más de guarda. Como solemos decir, si no tienen la paciencia para esperar, vayan para su compañía por su buen corte de res con su hueso y gran veta de grasa. Vayan por él, no podemos dejar de pensar a Fuegos de Apalta, donde, por cierto, la política de precios de su carta de vinos invita a descorchar sus ángeles.
Además, así fue como nació, destacaría Aurelio hijo para el cierre de la presentación de Wings, la unión de dos familias. Por un lado la del Cabernet Franc, padre según su ADN del Cabernet Sauvignon, y también -aunque menos se sepa- de la Carmenère. Y por otro lado, la familia de los dos Aurelios, el padre y el hijo.
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