1ER INFORME COSECHA 2022

Publicado el 25 marzo 2022 Por Mariana Martinez @reinaentrecopas

Sequía extrema, baja producción pero uvas muy sanas a lo largo de todo Chile, van marcando una temporada que ya deja corta la ventana para vendimia de tintos en la zona central.

A inicios de marzo, cuando comenzamos a preparar este 1er informe de vendimia 2022, la sensación generalizada era de una cosecha en la zona central que se estaba haciendo esperar; con rendimientos más bajos de lo normal pero acompañada de muy buena sanidad. El único gran problema, era la sequía generalizada. Tres semanas más tarde, cambiaba el panorama; la madurez de blancos y tintos juntos se vino encima.

Como ya es costumbre, para este primer informe de la vendimia en curso revisaremos diferentes miradas desde diferentes valles de la mano de enólogos y vitivinicultores trabajando en cada territorio, la idea es saber cómo van sus uvas para hacer vino a lo largo de nuestro extenso Chile vitivinícola entrando en otoño.

Pequeños racimos en Viña Casa Marín, Lo Abarca.

PRODUCCIÓN A LA BAJA

Viviana Navarrete, enóloga de Viña Leyda, nos decía la primera semana de marzo que estaba siendo una temporada muy seca, con hasta un 40% de déficit en términos de lluvias caídas, versus años normales. Más allá, con uva muy sana, aunque con menos carga. En detalle contaba Navarrete: “La primavera 2021 fue muy fría por lo tanto la cuaja se afectó un poco, y en consecuencia vemos que rendimientos hoy vienen a la baja: con racimos más chicos y livianos, menor peso por racimo que lo normal, pero con uvas sanas y acidez muy alta”.

Misma mirada tenía Eduardo Jordán, enólogo de Viña Miguel Torres, quien cosecha viñedos desde Limarí hasta Osorno. “Hubo buena brotación, aunque se pensaba hasta la época de floración que venía año con mucha producción. “Después de que los racimos se empezaron a formar nos dimos cuenta que iba a haber fruta pero no tanta. Luego, ya con racimos formados y llenos a finales de diciembre/enero, vimos que venían más chicos y con menos uva de lo que pensamos… Obviamente, también acota Jordán, los años más secos tienden a ser de producciones medias a bajas; y este año ya ve con respecto al año anterior que va a haber una caída de entre 10 y 15%; sobre todo en lugares de secano y en los viñedos de riego pero que no han tenido agua».

Sergio Hormazábal de Viña Ventisquero, con viñedos por cosechar desde Huasco hasta la Patagonia, lo confirma: “Se veía mucho racimo en Casablanca y Maipo y se pensó que era cosecha grande, pero fueron racimos ralos, chicos, que pesan poco. Se está pasando la balanza hacia algo menos de lo esperado: entre 5 y 10% menos”.

DESORDENADO Y SECO COMO NUNCA ANTES

Algo más cerca de la costa que San Antonio, en Lo Abarca, Felipe Marín de Viña Casa Marín, hace tres semanas nos decía que aún veía lejos la cosecha. Pero este lunes 21 de marzo nos contaba que había comenzado la vendimia precisamente con los cuarteles más avanzados en madurez por la escasez de agua. “El orden de siempre, con cuarteles partían antes y después, este año se desordenó y bastante. Ahora tenemos que estar muy atentos en el campo, mucho más de lo normal: porque acá tomamos decisiones por degustación de bayas, no por medición de brix».

Fuera de este desorden, Felipe Marín está de acuerdo con que la fruta viene muy bien, sana, bien balanceada, aunque con racimos más pequeños de lo normal, y eso -acota- que acá el racimo de uva ya es pequeño. “Eso sí, dice, si me paso un par de días en cosechar no hay problema porque ya en marzo las noches son muy frías y por lo tanto no se va a arrancar demasiado la madurez. Creo además que los rendimientos van a estar mejores que los que tuvimos el año pasado». Para esta temporada, nos adelanta, tenemos al fin Sauvignon Gris y vamos a debutar con Chardonnay, que ya está fermentado muy bien. Marín también destaca que esta temporada han sufrido de escasez hídrica como nunca. Incluso, peor que el ya complejo año 2020. Por ello, explicó, van a tener que realizar prácticas en viñedos para poder llevar mejor la temporada 2022-2023 que viene.

Felipe García, productor de los vinos P.S. García, quien cosecha uvas desde Limarí a Malleco, contó que vio una pinta dispareja en todo Chile, por lo que algunas parras iban con una madurez avanzada y otras sin pintar, irregularidad que se ha ido regulando. También, cree que es una temporada marcada por la falta de agua, más que por la las altas temperaturas. “En Casablanca por ejemplo, la zona más fría a fines de febrero no terminaba de pintar, pero las zonas más calientes con menos agua y que estaban muy más avanzadas se ven más complejas. García también ha visto disparejas las lluvias: «En algunos lugares de Itata llovió mucho hace un par de semanas, en otros, donde están sus viñedos de Piedra Lisa, nada. En Maule también llovió diferente, pero siempre en el secano cae bien una lluvia. Sí, aclara, para cultivos de más kilos podría ser más complicado, especialmente para blancos por problemas de botrytis, no así para las tintas”. La temporada en general, concluye García, ha sido más fresca. En Maipo, incluso más fresca que el año pasado y eso mezclado con falta de agua es el gran desafío del año”.

De acuerdo con que el gran desafío del año es la sequía, está Rafael Urrejola enólogo de Viña Undurraga, quien al día de hoy (jueves 24 de marzo) ya cosechó tintos en Itata, Cauquenes y Maipo. No así en Cachapoal donde dice la temporada va normal. Urrejola recalca que las vendimias se adelantaron este 2022 porque había poca agua en el suelo, pero además poca carga, especialmente en tintos, además de mayor temperaturas que 2021. Para Urrejola, lo más afectado por la sequía ha sido Maule, especialmente donde tiene viñedos con riego. «En el secano del Maule, dice, las plantas ya lo han pasado todo, pero los viñedos del 2007 que tienen riego se acostumbraron al agua y este año están más críticos». Urrejola destaca a su vez los peaks de calor a inicios de marzo y agradece que con la llegada del otoño las temperaturas bajaron. La mayor preocupación ahora, es que no se caigan las hojas en viñedos donde aún no cosechan.

En Casablanca, hace tres semanas, Alberto Guolo enólogo de Viña Casas del Bosque, contaba que si bien este año habían tenido heladas leves, con daños menores en comparación a los últimos 2 o 3 años, sí veían el fantasma de una temporada muy seca. “Todavía tenemos agua en los pozos, pero hay que rezar para que llueva el próximo invierno».

Jordán también destaca que las lluvias han sido muy disparejas. «La de fines de febrero la viví porque estaba en el campo, en el Maule. Se enfocó en la cordillera de la Costa. Nosotros tuvimos 11,8 mm de agua caída en Empedrado y Huerta del Maule; 25 mm en Itata. No llovió en la cordillera de los Andes, sino en Itata costero profundo y fue muy bueno porque estaba super seco, igual que en Biobío. Las plantas que están en las laderas están sufriendo y se veían muy débiles y desfoliando un poco». En conclusión, dice, esa lluvia -además de la que caía este miércoles- fue muy buena para el secano».

Amael Orrego celebra la sanidad de las uvas 2022 en su Instagram @amaelorrego

AÑO SECO PERO CON UVA MUY SANA

En orden de sucesos nos dice Jordán enólogo de Viña Miguel Torres el invierno (junio-julio 2021) fue seco, con lluvias más tardías en agosto, lo que ayudó a la brotación en septiembre, aunque hay que considerar que siempre ha sido un ciclo 2021-2022 con pocas lluvias desde su partida. “Esas mismas lluvias de agosto 2021, ayudaron a la partida de los viñedos del secano en primavera”.

Siguiendo el avance del ciclo 2021-2022, Jordán destaca que llovió el 18 de febrero, lo que les asustó algo para blancos (sobre todo pensando en la ya mencionada lluvia de fines de enero del 2021). “Este 2022, esa lluvia leve produjo que se rajaran algo las bayas, pero no entró hongo”. Jordán también destaca que las heladas a fines del 2021 fueron menos potentes que otros años, a excepción del extremo sur donde fueron severas y varias.

Francisco Baettig, enólogo de Viña Errázuriz, con viñedos a lo ancho de Aconcagua, comparte la visión a estas alturas de que está siendo un buen año, con buena acidez y muy buenos colores. En general, nos confirma, el gran tema este 2022 puede ser la disponibilidad de agua. “Para la gente que tenía pozos y buena disponibilidad va a ser muy buen año, pero en partes con más sequía, será más complicado… Los grados brix también han variado en base a disponibilidad de agua y tipo de suelo; viñedos con poca agua o suelos más cortos, más estresantes, la madurez llegó más rápido».

Baettig detalla que ya cosecharon todo el Chardonnay y Pinot de la costa de Aconcagua, donde se mostraron sus uvas bastante bien y con rendimientos moderados. En Cabernet, nos dice, se ve más fruta; no así en los Carmenère que vienen más livianos y racimos más corridos. «Un poco más caídos en producción de uvas vienen los Sauvignon Blanc”.

Para Guolo de Viña Casas del Bosque, este verano sí ha sido más caluroso que el 2021 y sin lluvia (no como el año pasado, cuando cayó la famosa lluvia de fines de enero). A la vez en Casablanca, explica, febrero fue mucho más soleado, pero las temperaturas nocturnas desde entonces se han mantenido bajas y eso favorece ralentizar el metabolismo de las parras que no degradan los precursores aromáticos. “No hemos tenido problemas con oídio ni con botrytis. Estoy confiado de que sea una excelente añada”.

Si de comparaciones se trata, Viviana Navarrete de Viña Leyda piensa que “2019 y 2020 en la zona costera fueron más cálidos y cosechas más tempranas, 2021 super frío y húmedo con lluvia a fines de enero (cuando además no acumuló más brix con la presión de la sanidad). Ahora en 2022 nos enfrentamos a una vendimia excelente. Los sabores me recuerdan a la intensidad y complejidad del 2018”.

Casa llena en Viña Emiliana, Colchagua.

MUY SANO, PERO TODO JUNTO

El desafío de este año, vislumbraba a inicios de marzo la enóloga de Viña Leyda, será la ventana de cosecha que va a ser apretada. “Ello, debido a que los rendimientos vienen a la baja la uva tiende a madurar más rápido. Además, a pesar de que podemos regar debido a que tenemos agua del río Maipo, las aguas de lluvia de invierno nunca son recuperables por mucho que uno riegue por goteo. Esta agua natural que moja la entre hilera y todo el perfil homogéneo, no se puede suplir. Por eso es tan importante estar en terreno probando todo. Nunca hay recetas, cada año es distinto”.

Tres semanas más tarde, ahora iniciando la cuarta semana de marzo, nos dice Navarrete: «Está pasando lo que predije. Nunca habíamos vivido en bodega que tintos se cruzaran con blancos como lo hemos vivido ahora”.

En la bodega en Isla de Maipo donde se procesan cada año 21 millones de kilos (entre las uvas de Viña Leyda, la línea 1865 de San Pedro, espumantes, y de los vinos del nivel Reserva hacia arriba de Viña Tarapacá), todas las uvas del Maipo se están cosechando desde la semana pasada, cuenta Navarrete. “Nunca nos había pasado que estamos cosechado Sauvignon Blanc de clima frío, junto con Cabernet Sauvignon de Maipo”.

“La logística, agrega, ha sido súper compleja porque las prensas en vez de destinarlas con tranquilidad a los blancos, las tenemos que compartir para prensar los orujos de los tintos; sobre todo de Pinot Noir que es una variedad más temprana; pero ya se está descubando también Merlot, e incluso Cabernet”. Pero no todo es tan malo. Navarrete destaca por un lado que el pH y acidez siguen bien, así como los jugos ricos, jugosos. Por otro lado, explica que la avalancha que se veía venir con los Sauvignon Blanc no fue tan grande, porque las temperaturas de la segunda semana y tercera de marzo, bajaron mucho en la costa, gracias a días completos nublados, lo que frenó el aumento de grados brix potenciales».

Esta semana, la cuarta de marzo, Amael Orrego, enólogo de Kingston Family Vineyards en la zona más fría de Casablanca, nos dice: “aquí vamos, sumergidos en uvas”. Orrego destaca al igual que Navarrete en Leyda, que hubo salto importante en la madurez los últimos días. Porque si bien la maduración fue muy lenta en febrero, y se parecía mucho al 2021, las primeras semanas de marzo en cuanto a brix se disparó.

Orrego destaca que a inicios de marzo había azúcar pero los sabores más varietales estaban aún muy atrás, muy verdes, pero en los últimos días de la tercera semana de marzo, esos sabores se fueron acercando a los brix (grado de alcohol potencial) y los brix a su vez fueron avanzando más lentos. Para ejemplificar nos dice: los primeros días de marzo veían saltos de entre 1,2 a 1,5 brix semanales en promedio, pero esta última semana o diez días atrás se frenó la velocidad; bajó a avances de entre 0,6 a 0,8 brix semanales. Entonces, los sabores que venían atrás alcanzaron la madurez de azúcar… En estos momentos, agrega, se muestran las uvas bien balanceados en cuanto acidez, dulzor y sabores y estamos cosechando full. Y aunque hay algunos cuarteles más lentos, y otros más apurados, se ve bien interesante concluye contento. “Yo pensaba que iba a ser algo parecido a lo que fue el 2019, pero ahora con lo que estoy mirando tiene cierta similitud con algunas variedades a 2018, un gran año”.

Rodrigo Barría, gerente vitivinícola de Viña Montes, también ve este 2022 como un año fresco, o más frío que 2021, el que fue frío -dice- por la lluvia de fin de enero. «Tal vez, más parecido a 2018, e incluso en su bodega por el movimiento, más parecido a 2016″, reflexiona. Hasta hoy llevan ya cosechados un 38% de sus uvas blancas y un 10% de tintas. “Efectivamente dice, se nos van a juntar a inicios de abril los Sauvignon Blanc que vienen más atrasados con los Cabernet… Entonces se nos va a venir toda la cosecha. Ahora estamos vamos de a poco con Merlot y Syrah, próxima semana, más Merlot…»

AÑO EXCEPCIONAL EN LIMARÍ 

Chardonnay de Limarí, ya es estrella esta cosecha 2022.

Más al Norte en Limarí, Noelia Orts, enóloga de Viña Emiliana, partía la cosecha a inicios de febrero con el Pinot Noir, muy similar al año pasado, y un poco más atrás que el año pasado, con los Chardonnay. Orts destacó la muy buena sanidad de las uvas aquí y en todos los valles de Chile. Nos lo comenta especialmente, recordándonos que el año pasado llovió a fines de enero y hubo episodios de botrytis con variedades más tempranas.

En Ovalle, también Eduardo Jordán de Viña Miguel Torres, nos dice que fue donde primero cosechó. “En Limarí ha sido un super buen año. La uva viene increíble, pero esta vez es cierto (ríe). El sabor brilla en boca, está sabrosa, exquisita acidez, aromáticas… En términos de cosecha los números indican que fue tal vez haya un poco menos fruta, pero acuérdate -nos dice- que hay una sequía que se ha mantenido un par de años… Hoy los vinos ya están en barricas y se ven con muy buena fruta, muy aromáticos, sobre todo frescos y muy salinos. Así es que estoy recontento con los Chardonnay 2022 del Limarí”.

Un poco más arriba, en Elqui Andes, la semana del 17 de marzo ya daban por terminada toda la vendimia que había comenzado el 7 de febrero con los primeros lotes de Syrah en Viñedos de Alcohuaz. Marcelo Retamal, este año con foco 100% en su proyecto, también destaca la sanidad de las uvas. De 2022 supimos por sus RRSS nacerá el primer vino blanco/naranjo de la viña con la 1era cosecha de sus cepas Roussanne y Marsanne; el cual esperan tener en el mercado en cinco años más.

Sergio Hormazábal, nos cuenta que como todos los años su cosecha partió por Huasco, Región de Atacama, y lo hizo a inicios de febrero para ensayos de espumantes; «el resto fue en las mismas fechas de siempre, ya que la zona a pesar de sus condiciones extremas, siempre se comporta igual».

2022 MÁS FRESCO O SIN EXTREMOS

Jordán, quien cosecha uvas desde Limarí (Norte Chico) hasta Osorno, nos dice que a estas alturas ve la vendimia más fresca en general, no como 2019 y 2020 que son considerados años cálidos. «Incluso en algunos sectores, explica, se ha acumulado menos temperatura que en 2021, que fue un año fresco».

Otro factor del 2022 dice Jordán, es que ha habido sólo dos eventos de calor, sin ser exagerados como los años anteriores de 2020 y 2019; «uno la tercera semana de febrero y otro la segunda semana de marzo, lo que hizo apurar lo que venía y a nosotros apurar la mano». Una de las cosas que se ha mantenido hasta el momento, entre tintos y blancos, destaca el enólogo ha sido la acidez más alta que otros años, con mucho equilibrio en acidez, pH, alcoholes no exagerados. «La acumulación de azúcares ha sido moderada justamente gracias al año fresco”.

Destaca también Hormazábal de Ventisquero que esta temporada no ha habido temperaturas extremas y que 2022 se parece mucho al 2021 pero sin la lluvia de enero. «En febrero hubo 34-35°C grados, acota, no los 38-39°C del 2020. No ha sido un año extremo, menos en Casablanca donde sí lo ha sido debido a su sequía extrema».

Para Francisco Baettig, enólogo en jefe de Viña Errázuriz, en general ha sido un año más bien promedio, ni muy tardío, ni muy temprano; dependiendo claro de los estilos de vino que se busquen. «Nosotros, aclara, buscamos estilos más frescos y ya estamos cosechando Cabernet”.

Para su primer informe de vendimia, su hermano, Ricardo Baettig (enólogo de Viña Morandé) explicaba que tanto en sus viñedos de San Bernardo como de Romeral ha sido un año de baja acumulación térmica, es decir podríamos considerarlo normal a frío, «sin embargo, la escasez de precipitaciones hace que la madurez esté bastante en línea a un año normal; con producción media a la baja».

LOS CABERNET DEL MAIPO ADELANTADOS

Francisco Baettig detalla que ya van partiendo de a poco con la cosecha de los Cabernet para el vino ícono Chadwick en Maipo, y en Aconcagua este sábado partieron con Malbec y Petit Verdot de sectores de parras más viejas con menos kilos. Marco Puyo, asesor de Viña El Principal en Maipo Andes, también comenzó e incluso terminó cosecha de Cabernet en Maipo y confirma lo que nos había dicho a inicios de marzo: “la cosecha llegó diez días antes y en algunos casos dos semanas”. En Pirque ya esta semana había terminado también la cosecha de todos los Cabernet Franc, Verdejos u otras españolas. Sólo le va quedando en viñedos Petit Verdot y Carmenère. “La calidad sigue bien, dice, pero gracias a haber cosechado temprano, con el clima que ha estado caluroso, aunque no en los últimos días, la acumulación de temperatura ha sido bastante grande, menos tiempo, pero quienes no han cosechado temprano creo van a tener sobremadurez en las uvas”.

En Pumanque, Colchagua Costa, Puyó está comenzando cosecha recién esta semana con sus tintos. Acá aclara, va siempre un mes más tarde la madurez que en El Principal, pero también va más temprano este año. “El año pasado partí tarde, casi tercera semana de abril, y ahora estoy comenzando tercera semana de marzo”. En cuanto a rendimientos de tintos en general, en todos lados piensa Puyo, están a la baja. “No hay números claros de la industria pero creo es entre un 5 o 10%, si no más; los blancos sí van normal. En cuanto a blancos, en Colchagua Entre Cordillera, ya cosechó todo.

Rafael Urrejola de Viña Undurraga, explicaba esta mañana que también cosecharon ya todo el Cabernet del Maipo, debido al estrés de la temporada que ha gatillado la madurez; comenzando con los viñedos en suelos más pedregosos. Y aclara que aún no cosechan nada de tintas en sus viñedos de Cachapoal Andes; tampoco los blancos de Leyda, donde la fruta también viene impecable. En cuanto a blancos genéricos del Valle Central, destaca que se atrasaron y partieron unos 10 días más tarde de lo normal; sin embargo a la semana ya tenían en bodega la misma cantidad de uvas que a la misma fecha de otros años. Para Urrejola el año es más cálido que 2021 y más fresco que 2020 y 2019.

En Cachapoal, enólogo de Chateau Los Boldos, Meinard Jan Bloem nos cuenta que para él la temporada también ha sido más cálida que 2021. En febrero, acota, se apuraron a sacar los blancos rápido por altas temperaturas, aunque la lluvia del jueves 24 de febrero no afectó en nada pues fueron menos de 4 mm. «Los canales de agua vienen bajos pero alcanza el agua para mantener plantas sanas. Hay agua, cada vez menos, pero la parra no necesita más. La madurez en general destaca a su vez está bien; la acidez ya tiende a bajar en estas fechas pero hay bonita fruta. Jan Bloem nos decía la primera semana de marzo que la cosecha estaba casi aburrida, sino fuera por los calores de febrero que aceleran mucho los blancos. Hoy destaca que se va quedando sin espacio en la bodega porque se vino todo de una sola vez, pero sigue llegando la uva sana e incluso con más acidez que el año pasado.

Rodrigo Romero, celebraba el color de los tintos 2022 el primer día de fermentación en su cuenta @rodrigorromerodiaz

SUELOS POBRES, LOS MÁS COMPLICADOS ESTE AÑO EN COLCHAGUA

Noelia Orts enóloga de Emiliana, en Colchagua empezaba la cosecha hace tres semanas con las Garnachas y Syrah de suelos más pobres. “Suelos con mucha piedra, donde ves madurez más temprana, con más estrés para la planta. El resto lo veo más atrás que otros años, y si bien entonces estaba haciendo más calor en el día, en la anoche había bajado mucho la temperatura lo que ayuda a que no se acelere la madurez. Me ha recordado mucho al 2018 en esos términos”, nos decía ya entonces.

Rodrigo Romero, de Viña Maquis y Calcu, con la vendimia encima hace ya tres semanas, veía entonces lo mismo que Orts. «Todo va más parecido a 2018; con menos kilos por hectáreas y una cosecha más adelanta por la misma razón”. A Romero se le vino la vendimia antes en una temporada que califica como rara, porque: “la primavera fue helada y la cuaja no fue buena, lo que significa menor cantidad de kilos. Luego, en enero también fue más fresco que cálido y ya en febrero tuvimos pocos días nublados, mucho sol y temperaturas más altas». De pinta a cosecha por lo general sumamos de 35 a 45 días, dice, pero a inicios de marzo 2022 estaba ya llegado a los 40 días. Romero destaca particularmente la acidez de las uvas, a pesar de los 10 días adelantados de cosecha, por lo que cree que van a ser vinos muy frescos, con mucho color, lo que ya ve en las pieles especialmente Malbec y Cabernet.

Sobre Apalta, donde cayeron pocos milímetros a fines de febrero, nos contaba Hormazábal, hay agua y no hay problemas. “Llovió 6 mm muy localizado y sin daños. Los viñedos que recibieron más agua fueron del Maule, entre 15-20 mm, pero estaba sano y bien aireado. Más bien ayudó, si estabas bien”.

Marcio Ramírez, enólogo de Concha y Toro, con viñedos también casi a lo largo de todo Chile, explicaba esta semana que: “efectivamente a fines de febrero veíamos esta temporada atrasada, incluso más que 2021, pero ahora se empezó a emparejar y estamos igual o un poco más arriba en la evolución de las plantas. Fenológicamente, los Cabernet especialmente que venían más atrás, aceleraron el ritmo y ya se juntó y equilibró la cosecha. En Syrah no tanto, Malbec tampoco… Veo un año bueno, dependiendo de sectores donde hay más escasez de agua, como en Marchigüe donde hay más complicación de agua”. En general, concluye, se ve muy buena y con algo menos de kilos.

CURICÓ, VUELTA A AÑOS NORMALES…

En Curicó en tanto el viticultor de Viña Aresti Marcelo Lorca, hace tres semanas nos contaba que comenzaban la vendimia al fin con fechas normales; ya que por diez años la cosecha de sus blancos no pasaba del 20 febrero. El atraso de esta vendimia, explicaba fue por un enero con temperaturas medias un poco más bajas que años anteriores. Lo que hizo que la pinta en general se ralentizara un poco. A fines de febrero, agregó, también hubo un bloqueo de carga de azúcar, de por lo menos una semana y eso hizo que los alcoholes potenciales fueran bajos, lo que ya se había normalizado. “La acidez viene bien, color también, buenos rendimientos y buena calidad. Una vez más la gestión de vendimia va a ser relevante, agrega, preocupados por temas pandemia”. Hoy (a fines de cuarta semana de marzo) con buen tiempo sobre su viñedos, uvas sanas y buen grado de alcohol potencial, nos cuenta que ya van a terminar con blancos y están empezando con las uvas tintas tempranas, por lo que habrá un traslape entre blancos y tintos”.

Con respecto a los Chardonnay de Curicó hacia la Cordillera, o lugares fríos como Cumpeo, dice Jordán de Miguel Torres, también vienen bien, con producciones normales y frescos. “Los Sauvignones en tanto muy aromáticos, aunque todavía aclara, me falta cosechar todos los que son de Casablanca y San Antonio…”

CÓMO VA MAULE…

En Maule Andes, Colbún, Rafael Tirado de Viña Ribera del Lago comenzó la vendimia de sus Sauvignon Blanc el 23 de febrero, igual que el año pasado. “En datos de madurez venía como 6 días antes, pero la cosecha se igualó con el año pasado. La acidez es de las más altas históricas y con alcoholes probables no tan altos… Además veo buen índice de concentración, y muy buena expresión”.

En cuanto a rendimientos, Tirado los ve normales, aunque aclara: «por lo general produzco pocos kilos y el año pasado estuvieron muy bajos, por lo que creo la planta guardó nivel de reservas importante. Por otro lado, destaca, este año creció el viñedo con más vigor que otros años y me da la idea que se desgastó menos, “porque fertilizamos, pero me atreví a regar menos porque justamente el vigor venía mejor”.

Sobre el secano del Maule, Jordán nos cuenta esta semana han cosechado aún poco, pero en la misma línea de uvas sanas. Igual de bien ve el Maule Rafael Urrejola de Viña Undurraga. “Aunque hoy está lloviendo (decía el miércoles 23 de marzo) y se supone será leve, hay que ver qué pasa con las uvas. Bien por la sequía, aunque la lluvia sea poca”.

Andrés Sánchez, enólogo de Viña Gillmore, con viñedos en Loncomilla (Maule Entre Cordilleras) nos confirmaba que este miércoles  efectivamente llovió sólo 3 mm, y que aún es temprano para decir como vienen sus vinos porque no tiene vino seco en la bodega; sí buenas expectativas. “El balance de las uvas es lindo, hay buena madurez y con rica frescura y piel más gruesa… Lo que veo es que la temporada fue más fresca, con noches mucho más frías y se siente ese carácter de más frescor en las uvas». Sánchez también ve que se ha tendido a concentrar la vendimia: “lo que antes cosechabas en un mes y medio ahora saldrá en tres semanas, se toparon variedades… no es graciosos porque las bodegas grandes no tienen espacio». Para las bodegas pequeñas no es tan dramático… Sánchez no ha visto deshidratación, sí que están las uvas menos arrebatas por culpa del calor. “El promedio de máximas va a ser menor y se siente”.

A quien le preocupa la deshidratación de las uvas del secano es a Carolina Bustamante, enóloga de Cooperativa de Loncomilla, quien a inicios de marzo nos decía que el problema era la sequía por lo que las uva nos han madurado bien y se están apasando. «Espero, explicaba, que la lluvia leve que cayó a fines de febrero haya ayudado algo, y logren sacar más kilos, con uvas más enteritas y no tan apasadas. Esa lluvia fue una preocupación para los blancos en su momento, pero se hicieron aplicaciones y se pudo salvar sin complicaciones”.

Sobre Maule Costa en específicamente en Empedrado, Jordán nos cuenta que tuvieron hasta 7 eventos de heladas de primavera, incluso uno de ellos con -6,5°C, temperatura que cuando les congeló todo las bombas de agua). “Menos mal, el daño no alcanzó a ser tanto. También, agrega, hubo algo de heladas en Chillán, donde también hay sistemas anti heladas y funcionaron bien. Gracias a que las plantas ya están más maduras, explica, la producción 2022 será incluso aquí mayor que el año pasado».

Viñedos quemados a la salida de Guarilihue en Itata, durante segunda semana marzo; cuando varios focos afectaron Itata y Biobío.

DE ITATA AL SUR…

Con el latente peligro de incendios en viñedos desde bosques de forestales, debido al año seco, en Itata Marco Puyo cuenta que comenzaron a cosechar la semana pasada el Cinsault con 13,5 grados de alcohol potencial, y con uvas sanas. Esta semana comenzaban blancos, con algo de Semillón.

Ricardo Baettig de Viña Morandé contaba en su primer informe de la temporada 2022 que en Itata veían venir un buen año, tras lluvias de invierno no abundantes pero suficientes para sostener una muy buena producción. «Para obtener la calidad deseada botaron un poco de racimos (raleo), ajustando la carga para una óptima madurez».

Juan Segura, de Juan Segura Wines nos contó la semana pasada que en Quirihue (Itata Costa) el Cinsault está adelantado dos semanas. Partirían el 20 de marzo, y en zonas altas desde la semana pasada ya cosechaban para espumantes. Segura destaca que sus uvas del secano dependen de lluvia y como la ha habido poca, se les apuró la madurez. Nos confirma además que la uva está sanas, y que no ha habido tanta merma en kilos, sí tal vez, granos más chicos.

Más complejo ve el panorama en Itata el enólogo y viñatero Leo Erazo. “Las lluvias de febrero y marzo 2022 no ayudaron, porque a esta altura “estaba el partido jugado… Hay mucha viña con tensión fisiológica, y se nota que las madureces se han retardado, sobre todo Moscatel. No tanto para Cinsault, que va a tener un año lindo. La acidez viene, pero ha sido una temporada muy seca y va a marcar mucho, sobre todo donde se ha usado herbicida y los suelos no retuvieron agua del invierno. “Para viñas que mejor soportaron la sequía, con cultivos entre hileras o arado de caballo, la situación es más alentadora y va a ser un gran año…»

Va a ser de mucho blanco y negro este 2022… de mucha disparidad en calidades. La uva estresada no alcanzará bien la madurez y sólo se deshidrata; va a dar vinos con taninos rasposos”, dice Erazo.

Juan Carlos Lagos, directivo de la Cooperativa COVICEN en Quillón/Itata, cuenta que efectivamente hay menos uvas blancas, por tema climático. Tenemos una baja de un 30% en producción, consideramos que hace 5 o 6 meses que no llueve, ni un milímetro, y hay golpes de sol… hay viñas con menos follaje que están menos nutridas.

Uvas deshidratadas en el secano.

POCA MANO DE OBRA =  PROBLEMAS

Lagos, directivo de COVICEN, destaca a su vez que este año la cosecha viene efectivamente adelantada. Seguramente, agrega, será una cosecha más corta, lo que es un gran problema porque la mano de obra está muy complicada.

La falta de mano de obra ha hecho que los precios subieran 25-35% con relación al año pasado. “Esta todo más caro, pero estamos apostando por el vino”.

En cuanto a precios, un tema siempre delicado en Itata, Lagos cuenta que van a pagar $180 por kilo de uvas blancas mínimo garantizado, precio que publicaron hace ya más de un mes. “Nosotros, agrega, vamos a vinificar 1.5 millón y medio de litros, lo que quiere decir que va menos uva en la industria, y puede que suba el precio, que ya en blancos está al alza… Se dice que País y Cinsault va a estar más abajo en precio”; lo que nos aclara no cree tenga que ver con posible Modificación a Decreto 464.

En Biobío, Enzo Pandolfi de Pandolfi Price también ve seco el año, pero afortunadamente ellos no tienen problema de agua, sí también tienen problemas de mano de obra.

Viñedos de Miguel Torres en Osorno, publicaba Eduardo Jordán en su IG @eduardo.jordan.52

HELADAS EN EL SUR

Pandolfi destaca que en Biobío la primavera fue seca y con mínimas muy bajas con muchas alertas de heladas y sectores afectados. “Se viene helando hace tres años, mientras lo común antes eran heladas sólo cada diez u ocho años. Hoy estamos evaluando estos sectores más afectados. Tal vez es la tónica del clima, de alguna forma… Diciembre fue muy cálido, pero enero/febrero se moderó, y ahora en marzo ya tendió como siempre a refrescar. Esperamos temperada normal pero más tardía, en general se ve bien».

Roberto Henríquez desde Biobío, nos contaba hace tres semanas que partirá recién a mediados de marzo la vendimia, y no tendría nada claro hasta abril. Entonces, vislumbraba un año seco, adelantado en algunos lugares, en otros atrasado. En conclusión, “muy irregular”. Pero a mediados de marzo, nos contó que tenía ya la bodega llena; se le vino todo junto.

Más al sur, en Malleco, donde Francisco Baettig tiene el viñedo Los Suizos, también ha visto un año más tardío. “El problema, explica, fueron las heladas de septiembre, fuertes, y otras más suaves en octubre; lo que afectó la producción; por eso será un año de poco rendimiento. Pero, una vez más, especifica, hay uva sana y concentración por la poca producción. En términos de condiciones la poca fruta está bien, con vigor, no hay estrés”.

Ricardo Baettig, quién también está cosechando uvas en Los Suizos desde 2020 para Chardonnay y Pinot Noir de alta gama en Viña Morandé, destaca las heladas en el sur como «duras este año», por lo que van a crecer en compra de uvas a otros viñedos en la zona.

Jordán confirma además estas heladas más al Sur, específicamente en sus viñedos de Osorno, donde también fueron más tardías y los sistemas anti heladas de agua funcionaron muy bien.

Viñedos en 2022 con buena aireación en Chiloé, de Viña Montes.

En Osorno, nos cuenta Rodrigo Romero, socio y enólogo de Viña Trapi del Bueno, la pinta se adelantó 10 días con respecto a años anteriores, igual que el año pasado, lo que había permitido llegar a grados de alcohol más alto. “Yo creo que este año vamos por lo mismo, con buena cantidad de fruta a pesar de lluvias de primavera; y sana porque hay menos presión de oídio que el año pasado, ello también a pesar de las lluvias de fin de año y fines de febrero. La cosecha usualmente es entre el 10-15 de abril y el año pasado llegamos al 25 con Chardonnay que nos dio más alcohol, así es que ojalá, concluye, el tiempo sea beneficioso para no tener lluvias tempranas y seguir madurando bien la fruta».

EN EL EXTREMO MÁS AL SUR

En Chiloé cuenta Rodrigo Barria de Viña Montes, “la viña está espectacular, verdecita, en las zonas más protegidas de los vientos vienen con harta uva; están ya pintados desde fines de febrero– inicios de marzo (10 días antes que el año pasado) principalmente con Pinot Noir, Chardonnay y Pinot Gris, el resto debería estar ya pintado (Gewürztraminer, Riesling); quizás Sauvignon Blanc y Albariño que son los más atrasado no. La cosecha debería ser a fines de mayo como fue el año pasado». La preocupación particular de este año fue colocar mallas para proteger las uvas de los pájaros y coipos.

Sergio Hormazábal, sobre los viñedos en el lago General Carrera/Bahía Jara (los más australes del mundo), nos cuenta que ésta será la primera cosecha comercial de viñedos plantados el 2019 por un productor local. Hormazábal también contaba que estaban tomando precauciones para que los pájaros que no se coman la uva. «Estamos entusiasmados, no va haber mucha uva pero sí suficiente para hacer vino con Sauvignon Blanc, Chardonnay y Pinot Noir». La cosecha aquí será probablemente a principios de abril. «Allá llueven apenas 280 mm al año, no echamos ni azufre en ningún momento, porque el viento y no hay viñedos alrededor. Lo que tenemos hasta ahora, dice son viñedos muy sanos».

Viñedos más australes del mundo, los cosechará este abril Ventisquero.

EN EL NORTE GRANDE

En la Cooperativa Lickanantay, de Toconao (Región de Antofagasta) Fabián Muñoz, enólogo a cargo de su bodega en Toconao, contó que comenzaron la vendimia el 16 de enero con el Pinot Noir para su vino Rosado, y siguieron con las cepas blancas Chardonnay y Sauvignon Blanc apenas dos días antes comparadas con el año pasado 2021. A ellas, sumaron ensayos de Verdejo y Chenin Blanc. En tintos, una semana y media más tarde que lo normal, comenzaron a cosechar Malbec, Syrah y Petit Verdot, sus cepas estrellas en la zona. La primera semana de marzo cosecharían lo que quedaba del Moscatel de Alejandría destinado a su espectacular vino naranjo, mientras algo quedaba en campos de País y Moscatel de Alejandría para elaborar los vinos criollos dulces. En comparación con fechas años anteriores, nos dijo Muñoz, las temperaturas están más frescas durante el día y aún así oscilaciones muy marcadas entre día y noche. Al mismo tiempo se volvió con los años con menos precipitaciones, lo que obligó a mejorar el sistema de riego, fundamental en la zona. A la vez, el tiempo más seco ha ayudado a que no haya presión de enfermedades, y tener uvas muy sanas. La temporada más fresca, explica, ya se ve reflejada en vinos más frescos, en tintos con más frutos rojos, y una acidez presente; todo lo que ya marca un estilo diferente.

La semana pasada, según se había anunciado, llovió por la zona de martes a miércoles entre 5 a 10 mm por día, lo que ayudó -según contó Muñoz- a mantener el nivel hídrico de las uvas de País que aun iba quedando en viñedos, así como Moscateles. Además, ayudó, para tener reservas pensando en la próxima temporada. Por el momento concluye: suman ya 18 mil kilos y apenas faltan 2.000 entre País y uvas destinados a vinos dulces criollos.

 

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