Publicación: 14 febrero 2022

VENDIMIA DE PAÍS Y SYRAH CON MANOS LOCALES EN ISLA DE PASCUA

José Mingo, cuenta el largo camino para que este 8 de febrero se iniciara por fin la primera cosecha y vinificación de uvas Vitis viníferas junto a agricultores de Rapa Nui.

«Con mucho orgullo y repletos de emoción iniciamos hoy 8 de febrero, la cosecha de los primeros kilos de uvas tintas con el objetivo de vinificar racimos de las variedades Syrah y País. Creemos que esto es una de las cosas más importantes en lo que va del año en materia de innovación y desafíos de lo que a vinos se refiere en nuestro país».

Este es el texto que con que inicia el correo que recibimos ayer de José Mingo, destacado personaje de la industria del vino en Chile y actual director ejecutivo de Viña Aresti, quien además de contar en su misiva la larga historia de esta aventura-experimento en Isla de Pascua, destacó el especial significado de la fecha de cosecha -a inicios de febrero-, lo que coincide con la semana más importante de Isla: el evento cultural llamado Tapati.

Además de hacer historia el año 2012 con la primera plantación de Vitis vinífera en Rapa Nui, explicó Mingo, esta primera cosecha de sus plantaciones realizadas en junio del año 2019, estará por primera vez destinada a vinificar, y permitirá así también, producir el primer vino embotellado de la isla.

Según relató a WiP.cl José Mingo, debido a que está cerrado el aeropuerto de la isla (Mataveri) desde abril del año 2021, les ha sido imposible ir para ayudar en las más diversas tareas. Es así, como para la vendimia y vinificación 2022 van a seguir impartiendo todas las instrucciones virtualmente a la familia Tuki, dueña del campo donde se ubica el viñedo, y quienes a la vez son los custodios y protagonistas locales del proyecto.

En las fotos: Uri Avaka, esposa de Matías Platovsky Mingo y José Tuki, dueño del campo, el 08 de febrero en Rapa Nui. En la foto que abre la nota, vemos junto a uvas aún verdes a Hei Tuki, hija de José Tuki.

Para trasladarnos al origen a la idea/sueño de (idea que por cierto replicó en el Norte Grande de Chile de la mano de Viña Aresti y su línea Espíritu de Chile), Mingo contó a WiP.cl que en el año 2010, después de sumar varios viajes a Rapa Nui, comenzó a masticar la idea de plantar vides con el fin de producir el primer vino en la Isla.

«Luego de un maravilloso paseo por el centro de la Isla con mi sobrino y ahijado Matías Platovsky Mingo y su esposa, Uri Avaka (en la foto que abre la nota) y su familia, me di cuenta de que en algunos lugares bastante inhóspitos existía vid, aunque bastante silvestre y en un estado muy particular de crecimiento. Pregunté por éstas y me comentaron que siempre han estado plantadas y me recordaron que cuando pequeños se encargaban de comer los escasos frutos durante el verano. Espera a ver las que hay en el cráter del Ranuraraku, me dijeron, señalándome al volcán donde terminaríamos nuestro paseo».

El proyecto de plantación para aquel entonces, se hizo junto a la familia Avaka, propietarios de una muy bien ubicada parcela. Entre tanto, Mingo fue más de tres veces a la isla a estudiar características de los suelos, clima, pluviosidad y las posibilidades de acumulación de agua. Un par de años más tarde, en 2012, y luego de las respectivas certificaciones sanitarias y estricta inspección presencial del SAG, se llevaron desde el continente las primeras 1.200 plantas; todas ellas reservadas de distintas variedades de tres importantes viveros.

La última semana de agosto del año 2012, se realizó esta primera plantación con fines agrícolas y enológicas en Rapa Nui con 1.000 plantas de siete variedades y clones; además de 100 estacas de la vid silvestre existente desde hace muchos años en la Isla, a la que junto a la familia Avaka bautizaron como “Rapavid”.

La plantación concluyó con la colocación de riego por goteo con bomba de impulsión desde un tranque existente, el cual se llenaba con agua de lluvias, y buscaba cubrir los riegos durante los meses menos lluviosos de verano.

«Para nuestra sorpresa y a pocas semanas de la plantación, contó Mingo, comenzaron todas las estacas a brotar con gran vigor, lo que nos contagió de entusiasmo».

Como es sabido en la Isla sólo pueden tener propiedad de las tierras los originarios Rapa Nui, por lo que la apuesta de Mingo, cuenta, era más bien una aventura emocional. «En lo personal además de producir el primer vino de la Isla, estaba la posibilidad de aportar a las comunidades con una alternativa agrícola y económica distinta a la pesca, turismo y artesanía». Algo, que explica, tomó aún mayor urgencia durante la pandemia.

Durante dos años, junto a un experto agrícola realizaron los manejos, sin embargo al poco andar oportunidades en la pesca local familiar y de trabajo agrícola muy bien remunerado en el extranjero, no permitieron el cuidado necesario para la plantación. Además, sucedieron dos años de sequía y la plantación fue abandonada». Así cuenta Mingo, cómo fue que el proyecto se perdió, hasta que se retomó la idea en 2019.

Y es que cada año posterior, Mingo siguió visitando la isla, familia y a amigos, y en ese andar durante enero del 2019 fue invitado a una ceremonia ancestral en honor a su hija desaparecida en el mar del sur de Chile, y a los ancestros Isleños ya idos. José Tuki, amigo y agricultor en la Isla y principal productor de piña polinésica, organizaba esta ceremonia. El grupo se quedó conversando largamente al término de la hermosa ceremonia y se propusieron volver a intentar producir un vino en la isla y volver a traer plantas. Esta vez sería en el campo de Tuki, quien dispondría de unas hectáreas de tierra que el tenía descansando por largo período, luego de cosechar sus famosas piñas.

Mingo cuenta que de aquel emotivo viaje volvieron al continente cargados de energía y con la misión de analizar el pH de la tierra de este nuevo predio, además de otras características. A la vez reservaron nuevas plantas considerando todos los secretos aprendidos de la experiencia anterior.

Esta vez serían 3.000 las plantas barbadas y 500 estacas que en junio del año 2019, José Tuki y su familia obtuvieron de aquella vid en el volcán Ranuraraku, para plantarlas separadamente pero colindante a las otras vides.

La nueva plantación en Rapa Nui sería a principios de julio de ese mismo año 2019. Parte de su familia y amigos  fueron parte del equipo continental que con gran entusiasmo viajaron para iniciar los trabajos junto a la familia Tuki; los cuales terminaron una vez más con la colocación del riego por goteo impulsado por un par de bombas del estanque natural de agua ya existente.

Cronológicamente, explica Mingo, su primera plantación con la familia Avaka había sido seis años antes; así es que ésta sería así la segunda plantación de vides en hileras en la Isla, destinada a la producción de uvas de vino y la cosecha, fermentación de uva y elaboración de vino en botellas de vidrio. Algo nunca antes hecho en Rapa Nui, especifica. Ello, lo explica a propósito del otro proyecto que actualmente existe de viñedos en la Isla, tanto con cepas introducidas para elaborar espumantes, como a partir de estacas multiplicadas de las vides del mismo volcán Ranuraraku. Según Mingo, este otro proyecto liderado por Álvaro Arriagada, Fernando Almeda y el local Poki Tane Haoa, se plantó un par de meses después, el mismo año 2019.

«Mi mayor preocupación en este segundo intento, contó Mingo, era el agua para el riego, pero al día siguiente de la plantación llovió toda la noche. Los ancestros y las almas perdidas nos ayudan. Tuvimos mucha suerte y a los pocos días el brote fue impugnable. Pude irme tranquilo desde la Isla el último día de julio de 2019… Partimos a Santiago con cooler repleto de jugosas piñas y una docena de hojas recién recolectadas de la vid ubicada en el cráter del Ranuraraku».

El nuevo objetivo de Mingo es ahora obtener una identificación del genoma de las cepas del volcán en un intento por conseguir una posible Denominación de Origen y entregarla al pueblo Rapa Nui y a las autoridades fitosanitarias de Chile. Además, con las estacas en el vivero TUKI y las ya plantadas en su campo, en el corto plazo tendrían hecho realidad el sueño de un vino embotellado en origen.

En cuanto al proyecto liderado por Arriagada (también ejecutivo de la industria del vino) y dado a conocer en los medios nacionales e internacionales como el primero vitivinícola en la Isla de Pascua, dice Mingo en su misiva: «Siguiendo nuestro camino trajeron y plantaron algunas plantas con la idea de un espumante. No cabe duda de que para la Isla esto será importante, toda vez que traten el tema con respeto y armonía».

¿Por qué no contó toda la historia antes? le preguntamos. Porque no había cosecha, ni vinos, respondió Mingo.

 

José Mingo junto a Uri Avaka y Hei Tuki, ambas familias a cuidadoras del proyecto.

Unos de los grandes desafíos de largo plazo para estas plantas, explicó Mingo, será la adaptación al cambio climático y eficiencia hídrica de las diferentes variedades plantadas bajo un clima subtropical y que han sobrevivido en la isla salvajes todos estos siglos. Además, de las cepa Syrah y País, las que se cosecharon esta semana, así como Viognier, Moscatel de Alejandría, Chardonnay, Carignan y Garnacha, entre otras ya plantadas.

«Otra particularidad del estudio, agregó, será el hecho que las variedades tintas florecieron y maduraron antes que las variedades blancas, lo que contrasta completamente con lo que anualmente ocurre en el continente… Es parte de la experiencia que estamos ganando, para lograr cada año mejores resultados y que la comunidad local vaya incorporándose a nuestro proyecto». A ello, suma Mingo además la experiencia inédita en Chile de producir vinos en un clima con segunda floración, lo que produce dos cosechas al año, fenómeno propio de los climas subtropicales.

Rapavid: el sueño de una Denominación de Origen

Fue en el año 2019 cuando a Mingo y la familia Tuki les surgió la inquietud por identificar la o las variedades de vid salvajes existentes en la isla. Mingo cuenta que seguramente estas fueron llevadas por misioneros europeos (posiblemente belgas) para rituales de la iglesia. Sin embargo, argumenta, «los textos y actuales ancianos hablan de que nunca se produjo vino y estas plantas quedaron a la deriva desde entonces». Los resultados de los estudio de ADN se encuentran en progreso en un reconocido laboratorio de genética aplicada de España. Mismos estudios, se esperan del proyecto Arriagada-Almeda-Poki Tane Haoa, cuya comparación de resultados será sin duda un tremendo aporte para la historia vitivinícola de la isla y de Chile. La idea del nombre Rapavid surgió de Mingo, cuando Tuki fui a buscar las cepas salvajes al volcán. «Esta entonces es la variedad Rapavid, le dije. Tuki me miró, y se río».

José Tuki, nos confirma Mingo, es el hombre clave: agricultor apasionado por su trabajo.

Los avances de las plantaciones 2019

Vides en los acantilados del volcán Ranuraraku.

Entre diciembre y marzo del 2020 obtuvieron más racimos de lo esperado en las plantas barbadas. «El resto de los racimos lo dimos a probar entre los isleños y así dar a conocer un poco en lo que ya estábamos con nuestra aventura… Seguro que esto es algo nuevo para ellos, pero sobre todo para ir incorporándolos en este desarrollo que como sabemos toma sus años».

¿Y qué tal las uvas? Sabrosas nos dice Mingo, a la vez que nos cuenta que los mayores inconvenientes no son las enfermedades fungosas, pues incluso realizan un manejo orgánico, «sino los depredadores de dos patas». En especial, se refiere a los pollos polinésicos.

«A pesar de ser un terroir desconocido para todos, por el momento los problemas de plaga y ataque a la vid han sido menores. El agua prácticamente ha sido de la lluvia; las diferencias de temperatura entre día y noche son menores que en el continente, aunque la humedad es mayor. El viento es muy común, aunque la ubicación y geografía de la parcela la mantiene muy protegida…»

Luego, desde octubre del 2020 hacia los primeros meses del verano 2021, la cantidad de racimos también aumentó con notoriedad. Esta vez, en febrero hicieron una cosecha experimental y jugaron a estrujar algo de uva y ver cómo se comportaba.

En mayo del mismo 2021, con tan buenos resultados y seguros de que el proyecto estaba bien encaminado, decidieron aumentar en 1.000 plantas más el viñedo original de julio del 2019. Siguiendo todos los protocolos sanitarios del SAG partieron rumbo a la Isla el 25 de agosto 2021, donde fueron plantadas el viernes 27 de agosto durante la mañana. Esta vez, el monitoreo fue directo.

«Las cámaras de celulares y FaceWhatsapp nos permitieron supervisar el proceso en toda su magnitud. Claro está que con la nostalgia de no estar allí. Nuevamente fuimos privilegiados porque el mismo viernes por la noche se dejó caer una copiosa cortina de lluvia, que fue vital y para sorpresa nuestra, más lluvia siguió en los días siguientes. A las pocas semanas me enviaron una foto de las hileras con un 100% de primer brote».

2022, la primera vinificación histórica de Rapa Nui

Mingo cuenta que en estos días siguen preparando todo lo necesario para la primera cosecha y posterior vinificación a efectuarse en el verano del 2022. «No queremos adelantar mucho los detalles, pero será de manera muy artesanal y local. La cosecha será realizada principalmente por la familia Tuki, Uri, Matías y familias de las comunidades siguiendo un protocolo muy riguroso y participativo». Mientras, cómo no, espera que las autoridades de la Isla le permitan viajar y asistir a la cosecha de su primer vino de Rapa Nui.

 

Artículos relacionados:

 

LOS VINOS DEL VIÑATERO FERNANDO ALMEDA

LA 3ERA FUE LA VENCIDA. ¡MONTES COSECHA EN CHILOÉ!

 

Deja un comentario

Verificado por MonsterInsights