NUEVO PROYECTO BUSCA RESCATE VITIVINÍCOLA EN TAMARUGAL

Publicado el 21 enero 2022 Por Mariana Martinez @reinaentrecopas

Espíritu de Chile, marca de Viña Aresti, trabajará con nuevos viñedos de cepas tintas francesas, rescate de lagares abandonados y variedades ancestrales encontradas en Pica, Matilla y Quisma.

Parece un cuento ya conocido, pero no lo es. Por el contrario, ha traído energías renovadas al Tamarugal en busca de darle empuje a la actividad vitivinícola perdida tiempo atrás en la zona, esta vez con la fortaleza de que sus agricultores ya están involucrados en el proyecto con viñedos propios.

El proyecto que se ha dado conocer a la prensa, comenzó con la renovación de la imagen de la marca Espíritu de Chile el año 2018, la que buscaba inspirar a sus consumidores a vivir nuevas experiencias conectadas con la vida al aire libre. Para esa evolución se buscó un ícono que representara el sol en Chile. Es así como se llegó al Geoglifo Sol de Retamilla (primera foto), ubicado en el corazón del desierto de Atacama, en la Pampa de Tamarugal.

Matías Rivera, Gerente General de Aresti Chile Wines (ACW) explicó que “fue gracias a este proyecto de nueva imagen que nos fuimos vinculando de modo más profundo con la comunidad de Pica, Matilla y Quisma. Fuimos conociendo de sus lagares y a los agricultores detrás de la Cooperativa Agrícola en el Oasis de Pica, quienes ya soñaban con esta misma idea».

Es así como el proyecto de Espíritu de Chile de la mano de la Cooperativa Agrícola en el Oasis de Pica comenzó en junio del 2019, con el principal objetivo de rescatar el patrimonio de las cepas del Oasis y poder, a la vez, ensayar con las variedades francesas tintas más tradicionales de Chile.

Parte de las metas definidas del proyecto de ACW es aportar asistencia técnica en temas de vinificación y enología para los agricultores de la zona, y a la Escuela Agrícola de la comuna de Pica; considerando que existen recuerdos históricos de que en el siglo XVIII se producían 350 mil litros de vino al año entre Pica, Matilla y Quisma.

Otro objetivo de más largo plazo del proyecto, busca rescatar los antiguos lagares para realizar vendimias, recuperando tanto el patrimonio histórico y arquitectónico como las tradiciones de vendimia, de manera de replicar las prácticas de cientos de años atrás.

Jardín de variedades en huerto de Felipe Loayza sobre suelos de arena.

Los logros hasta ahora han sido la plantación de un  jardín de seis variedades francesas el año 2019 en la huerta de Felipe Loayza, agricultor de Pica, a los que se sumaron viñedos que él ya ha ido estableciendo en pleno desierto a partir del año 2008. Desde entonces, junto al equipo técnico de Aresti se comenzó a armar esta colaboración que se ve reflejada en la puesta en marcha de la Cooperativa Agrícola Lagares, Vides y Productos Primores de los Oasis de Pica.

Cabe destacar que en paralelo, el INIA se acercó a los mismo productores para investigar las vides patrimoniales existentes entre Pica y Matilla. Así como lo hiciera años atrás el proyecto de la Universidad Diego Portales, el cual registró entre sus hallazgos una de las cepas NN con el nombre de Tamarugal.

Jorge Moya, uno de los 25 cooperados, explicó que con este proyecto buscan proyectar y rescatar su vitivinicultura, respetuosa de la ancestralidad pero dispuesta a adaptarse a la modernidad. Las cepas identificadas entre plantaciones silvestres, y otras más recientes conducidas, se encontraron varias variedades NN identificadas gracias al proyecto de INIA y otras como Mollar o País, Castellano y Blanca Ovoide o Huevo de Gallo.

Las cepas plantadas de la mano de Espíritu de Chile, en la Cooperativa fueron las Malbec, Carmenere, Cabernet Franc y Garnacha; además de las cepas locales, conocidas como Canela (descendiente de País y Moscatel), Moscatel de Alejandría y Pedro Jiménez.

La Cooperativa incluye a 21 empresas agrícolas, liderada por Felipe Loayza, agricultor y su presidente. La agrupación está formada por total de 25 personas y entre todos suman 80 hectáreas regadas por el agua que brota desde napas subterráneas.

Felipe Loayza en su bodega, ya vinificó uvas de sus antiguos y nuevos viñedos con el fin de rescatar la actividad vitivinícola en la zona.

“El polvo ha enterrado casi 80 años de nuestra historia y la idea es desempolvar nuestra historia y comenzar a rescatar los vinos ancestrales. El sol, la tierra y el agua nos permiten dejar muchos dividendos para nuestra zona. Desde el año 2008 que estamos trabajando en distintos frutales en nuestro oasis y luego retomamos con los viñedos, rescatando dos cepas en Matilla, una cepa País y otra desconocida (NN). Ya en el 2011 logramos hacer una vendimia después de 80 años. Hoy gracias al apoyo técnico y humano de Espíritu de Chile estamos logrando recuperar antiguas variedades de uvas y revivir la tradicional vendimia que hacían nuestros antepasados” detalló Felipe Loayza.

Jon Usabiaga, Gerente de Enología de ACW, asegura que “existe un potencial con las cepas patrimoniales, pero también con las que aportamos desde Curicó y hay un largo trabajo de investigación y desarrollo a considerar en las cepas NN que hemos descubierto en la zona. Los colores, los increíbles resultados que han mostrado por la presencia de dos a tres más alta de polifenoles que los vinos de zona central, convierten a los vinos de Pica en una posibilidad cierta, todavía muy nueva, pero que resulta fascinante”. De allí, que uno de los objetivos más relevantes del proyecto  es estudiar la influencia de la radiación UV (ultravioleta) sobre la composición polifenólica de las uvas y el vino. De allí que parte de las metas definidas, buscan generar asistencia técnica en temas de vinificación y enología para los agricultores de la zona.

Restaurar los lagares abandonados y volver a darles utilidad es el plan de Espíritu de Chile junto a la comunidad local.

RESCATE PATROMINIAL A TRAVÉS DE LOS LAGARES

Según explican desde Espíritu de Chile, los lagares abandonados de Pica y Matilla son el reflejo material de un proceso histórico y productivo que aportó gran dinamismo al área de estudio de ambos poblados. A partir de la implantación del régimen colonial, el exuberante potencial agrícola de estos oasis se orientó a la producción de vino, iniciándose un período productivo donde se instauran criterios de producción en grandes haciendas capaces de abastecer un comercio regional y más tarde a mercados distantes como las minas de Potosí.

Los lagares se componen de dos elementos constructivos. Los estanques rectangulares cuentan con al menos una piquería y una piqueras construidas en mampostería de piedra o en módulos rectangulares de arena-tiza, ambos revestidos con argamasa. Estos son los elementos constructivos conspicuos que le dan sentido a un lagar ya que en ellos se realiza la vendimia anual. Allí se vierten los racimos para la pisa de la uva con la finalidad de extraer los mostos, actividad que se realizaba mediante pisoteo y con la ayuda de prensas sirviendo para extraer el caldo del orujo.

El cobijo, en tanto, es la edificación que contiene al lagar, aportando un espacio sombreado y fresco que entrega las condiciones necesarias para la elaboración del vino. Para ello se utilizaron tinajas soterradas para mejorar la refrigeración del vino durante su maduración.

Entre los poblados de Pica y Matilla se ubicaron alrededor de 15 lagares, los cuales fueron erigidos mediante adobe y anhidrita. Se observan vigas de tronco de madera muy gruesa y de grandes proporciones, sería de gran interés conocer de qué lugar se habrán transportando esas imponentes vigas. Lo mismo con las tinajas de cerámica utilizadas para elaborar el vino, pues no hay certeza de si serían de elaboración local o se habrían  traído de algún sitio de la región o incluso desde los valles arequipeños, pues su estructura es muy símil a las utilizadas ahí.

Espíritu de Chile cuenta con tres líneas de vinos. Explorador es una verdadera travesía por sabores y aromas, una vivencia que pone a prueba el espíritu explorador de cada persona. Intrépido es la personalidad aventurera que busca adentrarse en la naturaleza salvaje, entregando vinos con carácter y personalidad y que llama a aventurarse por las cepas emblemáticas de Chile. Y Viajero representa a Chile como un destino abierto, lleno de paisajes, colores, aromas y sabores, es un llamado a moverse libremente por esos parajes frescos y diversos que harán una experiencia memorable en torno al vino.

Es en la línea Intrépido Patrimonial donde encontramos sus vinos más interesantes, de excelente relación precio/calidad. El Intrépido Patrimonial Reserva Blanco es una mezcla de las variedades Semillón, Sauvignon Blanc y Moscatel. Este vino con Denominación de Origen  Curicó, destaca por sus aromas cítricos y de frutos tropicales como lichi y guayaba, además de un toque de flores blancas. En paladar es de entrada lineal, con fresco final y una acidez muy vibrante. Un blanco perfecto para acompañar mariscos, pescados y quesos maduros. El Intrépido Patrimonial Reserva Tinto, con D.O. Valle del Maule, está elaborado con las variedades Carignan, País y Cinsault. Es un vino ligero y jugoso a la vez, con un final muy frutal.

Los vinos Espíritu de Chile están disponibles en las principales cadenas de supermercados del país, en nuestra tienda on-line www.acwstore.cl y en la nueva sala de ventas de la viña en la comuna de Río Claro, región del Maule.

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Fuente: Viña Aresti /Espíritu de Chile

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