30 AÑOS DE LA COFRADÍA DEL MÉRITO VITIVINÍCOLA DE CHILE

Publicado el 21 diciembre 2023 Por Mariana Martínez @reinaentrecopas

La hermandad fundada por Ruy Barbosa y Alejandro Hernández en 1993, celebró con el báculo de su presidencia, por primera vez, en manos de una mujer: la enóloga Carolina Arnello.

Nuestra editora, miembro de la cofradía, estuvo allí, y aquí nos resume esta jornada impregnada de una parte de la memoria viva de las últimas tres décadas del vino chileno.

DE LA FUNDACIÓN A LA PRIMERA MUJER PRESIDENTE

En el año 1993 nace la Cofradía del Mérito Vitivinícola de Chile. Como dice en su acta de fundación: En consideración de que en el país no existe una entidad más idónea para constituir un alto tribunal de honor y crecimiento que aquel integrado por quienes han alcanzado el Honor al Mérito Vitivinícola, haber presidido la Asociación de Ingenieros Agrónomos Enólogos y haber obtenido el reconocimiento unánime del gremio por su capacidad profesional, se acuerda fundar esta cofradía con el objetivo principal de cuidar la autenticidad, calidad e imagen del vino chileno. Los ingenieros agrónomos enólogos y profesores Alejandro Hernández Muñoz y Ruy Barbosa Popolizio fueron quienes la cristalizaron, y el 30 de diciembre de 1993 se firma el acta de fundación con la participación de 20 profesionales destacados y reconocidos de la época”. Con estas palabras, Carolina Arnello, presidenta actual de la Cofradía del Mérito Vitivinícola de Chile (presidenta de ANIAE de 2000 a 2002), dio inicio a la ceremonia de celebración de los 30 años de fundación.

Acta de fundación Cofradía del Mérito Vitivinícola de Chile.

De aquellos fundadores, destacó Arnello, lamentablemente algunos han partido, pero recordamos con mucho cariño y respeto a don Ruy Barbosa, nuestro primer presidente, Raúl Durán, Lila Carrasco, Armando Vieira, Sergio Daneri, Mario Espinoza, Goetz Von Gersdorff, Ricardo Merino, Eugenio Swett, Rodrigo Alvarado y Emilio Merino.

En un principio, fueron solo enólogos, pero rápidamente, explicó, «se invitó a participar y así acoge hoy a profesionales destacados de diversos ámbitos del quehacer vitivinícola, incorporando así a sommeliers, escritores, empresarios, investigadores, entre otros, tanto nacionales como internacionales, los que sin duda han sido un gran aporte y han enriquecido nuestra institución».

Parte de las actividades tradicionales de la Cofradía, creadas para generar lazos entre sus miembros, incluyen degustaciones de grandes vinos, las bienvenidas del vino nuevo, cenas de gastronomía y vino y tertulias del vino antiguo. También, en épocas de dificultad, organizaron las Jornadas de Reflexión; la primera de ellas, en 2012, reuniendo a diferentes actores en análisis y discusión. Cada año, además, se realizan giras vitivinícolas técnicas  en diferentes lugares. Han visitado Brasil, Argentina, Perú, el norte de Chile, los valles de Maipo, Cachapoal, Colchagua, Curicó, Maule y Itata. En el último viaje, recorrieron la vitivinicultura biodinámica y rindieron homenaje a José Guillisasti quien fue pilar del biodinamismo en Chile y miembro de la cofradía. “Todo esto nos permitió no solo conocer hermosos lugares y gente apasionada por el vino, sino también intercambiar experiencias y estrechar los lazos de amistad que enriquecen nuestra hermandad”.

Destacó Arnello además, que en el año 2005 se creó la cofradía del Vino Chileno con sede en Londres, cofundada por el también cofrade Mariano Fernández (entonces Embajador de Chile en UK) y Michael Cox (quien fuera director de Wines of Chile UK). Y se estrecharon lazos con la Cofradía del Vino de Ecuador, firmando un acta de hermandad en marzo del año 2012.

Esta ocasión de celebración, concluyó Arnello, «afirma nuestro compromiso de seguir trabajando juntos con el mismo espíritu e ilusión de nuestros fundadores”. Y, agradeció a quienes han sido actores claves en el desarrollo de las actividades la cofradía de los últimos años, como son los cofrades Klaus Schröder Baasch (actual director / tesorero), Hernán Amenábar (actual Vicepresidente), Elizabeth Díaz (directora), Consuelo Chepi (directora) y Vesna Rojic.

 

LA GESTACIÓN, LOS FUNDADORES

Alejandro Hernandez recibió presente por su rol de fundador y past presidente de la cofradía, al igual que Felipe de Solminihac, Pablo Morandé y Yerko Moreno.

A continuación, Alejandro Hernández (fundador) recordó en sus palabras a Ruy Barbosa, quien fue Ministro de Agricultura y Rector de la Universidad de Chile, y destacó el hecho de que Carolina Arnello, es la primera mujer presidente que ha tenido la cofradía en los últimos 30 años. Un reflejo de lo que ha sido, qué duda cabe, del dominio de los hombres en la industria del vino, y de cómo las mujeres nos estamos ganando espacios más que merecidos.

Con ayuda del cofrade Mariano Fernández (director cofradía), Hernández entregó algunos antecedentes históricos de la creación y rol de las cofradías vitivinícolas en el mundo. Ver detalles de este relato, muy interesantes, al final de la nota.

«Nuestra cofradía fue fundada el 30 de diciembre de 1993, dijo Hernández, pero su concepción se inició en la reunión de la Asociación de Ingenieros Agrónomos Enólogos (ANIAE), celebrada en septiembre de ese año en Viña Portal del Alto, Buin. En esa ocasión la agrupación homenajeaba a Felipe de Solminihac, a quien había distinguido con el premio en Mérito Vitivinícola. “En esa reunión, quien les habla, propuso la creación de la Cofradía del Mérito Vitivinícola en la que muchos hemos trabajado y gozado durante estos 30 años… Yo había tenido la oportunidad de conocer y participar en algunas cofradías en distintos países, fundamentalmente en Europa, y me pareció una linda idea que pudiéramos tener algo parecido en Chile».

A 30 AÑOS, UNA CRISIS QUE SE REPITE

Felipe de Solminihac (past presidente), destacó en sus palabras que la Cofradía el Mérito Vitivinícola de Chile se creó a fines del año 2001 y comenzó a ejercer a partir del 2002. “En ese momento, recapituló, la visión realista de los acontecimientos del mundo que nos toca vivir era más bien gris. Recuerdo la situación de arranque de viñedos de nuestros vecinos argentinos, las permanentes guerras del Medio Oriente, la desconfianza del mundo después del 11 de septiembre del año 2000 en Nueva York.

En Chile nuestra economía crecía a un ritmo muy inferior de lo que lo venía haciendo. Hoy, a poco más de 20 años, la situación no ha variado para bien. El mundo sigue convulsionado y los países de América Latina parecen profundizar aún más sus problemas. Además, vivimos una profunda crisis vitivinícola.

Ustedes se preguntarán, dijo de Solminiac, a qué viene todo esto en mis palabras de nuestro trigésimo aniversario. Pero cuando asumimos, lo hicimos con el firme propósito de acrecentar los lazos de amistad y fraternidad entre nosotros los miembros de la cofradía. La amistad y el vino como centro de nuestro quehacer deberían ayudarnos a ser más fuertes que los problemas del país y el mundo y servir de escape para nuestra mente y espíritu… Así diseñamos un plan de actividades que nos permitiera durante el transcurso del año reunirnos en torno a una copa de vino, que habláramos de él y que lo disfrutáramos, una bebida como dijo Pasteur, es la más sana e higiénica de todas las bebidas.

Para hacer cofradía, el vino ha jugado su papel integrador, socavando las resistencias que tenemos los seres humanos. Sentimientos de amor que no son siempre fáciles de expresar».

 

LA MÍSTICA, LA CAPA, EL BÁCULO…

En la foto, ceremonia de entronización de nuevos cofrades de 1998. El uniforme entonces, era una capa roja de terciopelo, el cual se modernizó a la capa tipo poncho y sombrero de estilo más típico chileno.

El segundo objetivo propuesto era crear una mística para la cofradía, explicó de Solminihac, sobre su período al mando de la cofradía. “Sabemos que somos gente de excelencia académica, pero para lograr nuestra mística hemos tratado que todos y cada uno aporte lo propio, que cada cofrade sienta que tiene un lugar en este juego y que todos son necesarios para que este equipo gane siempre.

La mística, dijo, la hemos logrado a través del aporte desinteresado de cada uno de los cofres en el haber formado un grupo dispuesto a realizar actividades con ciertos ritos, siguiendo un protocolo y características como son nuestro uniforme (capa/poncho), con una clara relación con la chilenidad; el báculo del presidente, la música de entrada en las sesiones solemnes con el Concierto para dos trompetas y cuerdas de Vivaldi, las Tertulias del Vino Antiguo, la Degustación del Vino del Año, la Recepción de la Nueva Cosecha, Gastronomía y Vino, y Giras Técnicas, etcétera, son parte de este trabajo para tener mística. Todo el conjunto ha llevado a la cofradía, al sitial que la sociedad le reconoce en estos 30 años de existencia».

EL APORTE AL MUNDO DEL VINO DE CHILE

Carolina Arnello, presidenta, junto a Pablo Morandé y Mariano Fernández.

El anfitrión del evento, Pablo Morandé Lavín (quien ofreció como escenario los jardines de Bodega RE, en campo El Ensueño, en el Valle de Casablanca) destacó en su intervención, poniendo en contexto la situación actual del vino: “No vamos a cambiar de rubro, a pesar de todos los problemas”. Morandé, recordó de su presidencia, el querer compartir con la sociedad todo el conocimiento y experiencia acumulado entre sus miembros. “Nuestro rol fue tan importante que después de esta apertura, nos llamaban cada vez que necesitaban alguna idea o algún proyecto que a nadie se le había ocurrido. De esta manera pudimos devolver a la sociedad y a Viñas de Chile, lo que habíamos aprendido. Fue muy bueno. Así trabajamos con 17 gremios para salir a vender vino chileno. Con mucha ayuda interna, incluso Mariano (Fernandez) desde Berlín. Tomamos la pelota aquí, se le hizo un pase a la Elizabeth (Díaz) en Vinos de Chile; ella tiraba al centro y la pelota llegaba a Mariano. Así llegamos a tener el Día del Vino el día 4 de septiembre. Estamos muy contentos de que un día se transformó en una semana, y una semana se transformó en un mes, que es la celebración del vino, del vino de Chile y del vino nuestro. El vino chileno es la bebida nacional, y es una gran aspiración que tenemos: que el vino chileno sea bebida nacional”.

Esta apertura de la cofradía, agregó Morandé (fundador de Viña Morandé y actual dueño con su familia de Bodegas RE) también incluyó Las Jornadas de Reflexión. “Habiendo una oposición de Vinos de Chile para hablar de la uva de mesa en el vino, hicimos una encuesta y la primera jornada fue sobre el No a la moción legislativa de bajar a los 8° de alcohol para el vino. Dimos la pelea. Luego hicimos la segunda, y después la tercera… Entregamos muy buenas ideas y nos han funcionado. Pero hoy, no hay que mirar atrás, hay que mirar adelante. Debemos estar unidos, el consumo ha bajado, el reto es muy grande”.

A continuación, Yerko Moreno, también past presidente de la cofradía, destacó de estos 30 años:

“Hemo tenido de todo: aluviones, terremotos, inundaciones y otros desastres de la naturaleza, además de una que otra derrota deportiva y algunos que otros triunfos que celebramos con entusiasmo exagerado como corresponde a un país como el nuestro. Podemos celebrar los tratados de comercio que permitieron a nuestro país acceder a cientos de mercados y a millones de consumidores en todo el mundo. En ese momento, y esto ya parece una historia repetida porque todos han dicho lo mismo, el sector vitivinícola chileno atravesaba por una profunda crisis. Basta decir que un par de años antes a la fundación de la cofradía, un grupo de profesionales del sector había diagnosticado que el vino chileno estaba en una condición terminal. El vino chileno no tenía vuelta. La superficie había disminuido considerablemente a cerca de unas 54.000 hectáreas, reconvirtiendo viñedos hacia huertos frutales de diversas especies e incluso hacia cultivos. Las exportaciones eran de 130 millones de dólares aproximadamente.

En este escenario, dos reconocidos enólogos y profesores, Ruy Barbosa y Alejandro Hernández, deciden formar la Cofradía del Mérito Vitivinícola con el propósito de defender el prestigio, la calidad y la integridad del vino chileno. Es al menos curioso que al celebrar 30 años de la fundación de esta cofradía, hoy nuevamente enfrentemos una profunda crisis del sector.

No quiero reflexionar del complejo del escenario que ya estamos atravesando, todos lo conocemos bien, sino que quisiera reflexionar acerca de si nuestros fundadores se imaginaron que unos pocos años después de la fundación de la cofradía, ya pasada la crisis, el país vitivinícola iba a experimentar la que a mi juicio ha sido una de las más profundas transformaciones de su historia.

En Chile, importantes transformaciones lo habían sido hace casi 500 años la llegada de cepas españolas, luego el ingreso de las cepas francesas en la primera mitad del siglo XIX. Me pregunto entonces si don Ruy o si Alejandro se habrán imaginado que hoy exportaríamos nuestros vinos a más de 100 países. ¿O, que algunos de nuestros vinos emblemáticos alcanzarían la perfección de la mano de críticos internacionales? ¿Habrán pensado que un puñado de los grandes vinos chilenos serían comercializados por los famosos Negociantes de la Plaza de Burdeos… Me imagino a don Ruy, que no fue mi profesor y lo conocí muy poco,  junto a Alejandro en una salida de terreno con alumnos, visitando viñedos y probando vinos que nunca alcanzó a ver en las costas frías o en la precordillera radiante, en el norte calcáreo o en el sur mineral y frío. Corriendo apurados en un bus amarillo, como el de las universidades y de las Escuelas de Agronomía, desde Limarí a Chiloé, bajando desde Alcohuaz a Concón, de Leyda a San Antonio y adentrándose en los laberintos de la cordillera de los Andes o de la costa o trepando por los cerros del Itata… Quién de los dos diría, solo un año después de la fundación de la cofradía, que en ese entonces, un jóven ampelógrafo francés, nos iba a venir a contar oficialmente que no teníamos Merlot, sino que Carmenére, y que esa variedad se transformaría en la tercera, de mayor superficie entre las tintas en Chile, y según muchos, en una variedad emblemática. ¿Habría imagino la profunda transformación que ha sido esta multiplicación de zonas, cepajes, clones, porta injertos, sistemas de conducción, sistemas de manejo en los cuales se cultiva la vid en nuestro paraíso vitivinícola. ¿O que haríamos el espumante con la desdeñada cepa País o que comenzaríamos a valorizar los viñedos antiguos del secano, del rudo Carignan, del productivo Cinsault o del mismísimo y rústico País?

No conocí, como dije a don Ruy, concluyó Moreno, pero sí conozco mucho a Alejandro, y estoy convencido de que ambos deberían estar muy orgullosos de lo que apuntaron hace 30 años, porque muchos de los avances del vino chileno en estos años son parte del producto del trabajo, el esfuerzo, inspiración y creatividad de los enólogos, de los viticultores, de los periodistas, de los ingenieros, de los empresarios, ejecutivos e investigadores que forman parte de esta cofradía. Y eso es lo que celebramos hoy en día. Hoy celebramos el trabajo por el prestigio, la calidad y la integridad del vino chileno”.

 

ANTECEDENTES SOBRE LAS COFRADÍAS DEL VINO EN EL MUNDO (investigación del cófrade Mariano Fernández compartida por Alejandro Hernández en su discurso).

«Personas dedicadas a la artesanía, el comercio y otras actividades se asociaban frecuentemente en gremios que no sólo regulaban aspectos profesionales sino que solían contemplar también políticas de beneficencia y de apoyo a los miembros que pudieron estar en dificultades… Estas cofradías se desarrollaron de manera natural entre los principales productores de vino de una región y entre sus actividades figuraban coloquios y representaciones de lugares que se consideraban óptimos para la difusión y promoción del vino. Las del vino, provienen de Francia y sus orígenes remotos se encuentran principalmente en la ciudad de Saint-Emilion, que data del año 1199. Por esto, se reconoce, entre otros, que Francia ha sido históricamente el país con el mayor desarrollo del vino como cultura y todas sus consecuencias en materia de cooperación, filantropía, difusión y arte.

Muchas cofradías han existieron en la historia, otras han dejado de existir. Ha sido el siglo XX el más activo en la creación de cofradías con importantes influencias en el área vitivinícola. Entre las cofradías vigentes y su año de creación están las de Roussillon, el año 1374, Alsacia en el siglo XV, Tastevin en 1934, Beaujolais en 1947, Mêdoc y Graves en 1949 y Champaña en 1956.

También existen cofradías, pero no son tan antiguas en España. La primera, fue la de La  Rioja el año 1960, y posteriormente las de Andalucía, Rías Baixas, Rivera del Duelo y Galicia, entre otras. Todas tratan de agrupar a viticultores, bodegueros, enólogos, economistas, escritores, políticos y artistas. Todas éstas, han sido exitosas.

También hay cofradías en Italia, Portugal, Austria, Alemania, Suiza, Australia y Argentina. Casi todas fundadas en el siglo XX, como la nuestra.

 

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2 comentarios

  1. […] liderando.  Parecía imposible, pero este año vimos por primera vez llegar a la presidencia de la Cofradía del Mérito Vitivinícola (de seguro, la agrupación con mayor cantidad de años de experiencia acumulada, dentro del vino […]

  2. […] y mantuvo muy buenos amigos hasta el día de hoy. El año 1999 fue invitada a ingresar a la Cofradía del Mérito Vitivinícola de Chile en reconocimiento a su importante aporte al mundo del […]