#VAMOSCHILE
Se han perdido bodegas, viñedos, casas. Se han perdido miles y miles de hectáreas de bosque nativo. Cómo pensar en estimar pérdidas cuando el incendio, los aún cientos de focos de incendios, aún no han terminado.
Cómo no dejar de estar preocupados por los amigos del vino que han pasado y siguen pasando, noches en vela en alerta ante el cambio de viento, preocupados de que nadie llegue a combatir las llamas que en sólo segundos lo devorarán todo.
Cómo no dejar de estar preocupados ante las pérdidas económicas que significan y significarán las llamas, el calor, la sequía, la falta de luz, la huida de turistas… para una actividad agrícola que pareciera no poder tener respiro.
Cómo no poder dejar de pensar en qué pasará con la cosecha 2017 y en las consecuencias que tendrá en el alma de la gran familia del vino chileno. Cómo no dejar de pensar en las parras viejas y en cada proyecto nacido del esfuerzo bajo el ataque del fuego.
Como no dejar de pensar en cómo ayudar a quienes más lo necesitan hoy justo cuando estamos en los últimos detalles de un libro que resume los últimos diez años del vino chileno, y en el que todos los afectados son sus protagonistas.
Cómo no dejar de pensar en qué situaciones como estas no pueden volver a pasar. Cómo no dejar de pensar en qué fue lo que se hizo mal y qué debemos hacer para asegurarnos que esta pesadilla no se repita.
Cómo no dejar de pensar en que el Gobierno de Chile no tenga la capacidad de reaccionar a tiempo ni tenga los recursos para hacerlo.
Cómo no dejar de pensar en los bomberos de Chile, que siguen trabajando en un tema tan serio como este como un hobby. Cómo no pensar en cada recolecta que hacen en cada carretera justo en los meses de verano. Cómo no pensar en que hay que destinarles recursos, ya sea a través de la cuenta corriente de todos los chilenos durante todo el año. Cómo no pensar en desviar recursos destinados a defender el país de un ataque bélico cuando nuestro país es víctima de una naturaleza que no tiene fronteras.
Nuestro día a día, nuestro trabajo, las vacaciones de muchos siguen sin detenerse, pero nuestro corazón está con todos y cada uno de quienes viven y respiran por el vino chileno. Nuestro corazón está puesto en apagar el incendio, en calmar el viento, en desear que esta pesadilla pronto se termine y vuelvan a surgir de las cenizas más fortalecidos para enfrentar lo que nos depara el futuro. Nuestro corazón está en pedir protección para cada uno de ellos y porque no haya vidas ni más pérdidas materiales que lamentar.
Fotografía tomada por Felipe Zúñiga (presidente de VidSeca) en su viña San Clemente durante el ataque del incendio este fin de semana.
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