54 vinos permitieron hacer una radiografía a las bodegas del Valle. Aquí compartimos los ganadores que recibieron premios del jurado y los que nuestra editora premiaría.

La semana pasada se realizó con motivo de la Fiesta del Carmenère del Maule, un concurso para elegir en Santiago a los mejores vinos del Valle; entre ellos, pero no exclusivamente, elaborados con la cepa Carmenère. El jurado convocado, por primera vez en Chile, tuvo la participación de un mayor número de mujeres que de hombres. ¿Es acaso ello producto del ruido que ya están haciendo la recién creada Asociación de Mujeres del Vino de Chile? Ojalá, y que no sea que una golondrina haga el verano. Nuestra editora estuvo allí, y aquí nos cuenta de los ganadores, también de este Maule embotellado en origen que parece detenido en el tiempo.

En total fueron 54 vinos catados en la Cava del Sommelier, en busca de premiar las categorías Mejor Blanco, Mejor Carmenère y Mejor Otros. Participaron un total de 14 viñas del Valle, lo que quiere decir que tienen viñedos y bodegas en el Maule y que por lo tanto, son embotellados en origen. Un ejercicio que me permitió hacer una radiografía para entender en qué están sus hacedores de vinos y así compararlos, aunque resulte odioso, con el resto de Chile.

Catar los Carmenère del Maule, después de la gran cata que hiciéramos en busca de sus avances después de 25 años de su hallazgo en los viñedos de Chile, nos muestra que aquí están sí, detenidos en el tiempo: siguen tapando su fruta muy madura y sobre extraída, con la madera muy tostada. El que no lo está haciendo, resultó ser efectivamente y muy bien merecido el Mejor Carmenère (ver detalle más abajo). También los ganadores nos dicen que no es posible que el Mejor Blanco del Maule sea un Sauvignon Blanc de exuberante carácter pero carente de frescura en boca. Un buen logro, sin duda, para un Sauvignon de clima cálido de hace dos décadas atrás, pero no para los de hoy, cuando nos hemos movido de zonas en busca de esa frescura, y se está escarbando en busca de identidad con otras cepas en las zonas cálidas. No hay duda, de que el mejor Sauvignon Blanc del Valle no tiene nada que ver con éste; nos referimos al Laberinto, que proviene de la zona precordillerana de Colbún, y que no participó en la cata, lamentablemente, aunque también es embotellado en origen. El mejor blanco a mi parecer debió ser el Viognier de Viña Las Veletas, un excelente blanco, muy aromático, y de buen volumen en boca, de clima cálido.

Llama la atención además que siendo el Maule, en especial su subzona de Cauquenes, la casa del Carignan de Chile, no hayan logrado en este concurso ganar con ella la categoría «otras cepas»; lo que hace perdonar, por cierto, que no haya habido un premio pensado especialmente para la categoría Carignan. Pienso en todo el trabajo que se ha hecho con VIGNO (la mayoría de sus etiquetas embotelladas fuera del valle) para promover sus viejos viñedos de Carignan, pero definitivamente falta aún la conexión real que tienen con sus viñedos; con el origen.

Pienso en qué viña local se llena de orgullo por mostrar sus viejos viñedos de Carignan al recibir turistas. Gillmore, Bouchon y Balduzzi. De allí, sin duda la importancia de tener una D.O. VIGNO o como quieran llamarla, que promueva su embotellado en origen y desarrolle la economía local a través del enoturismo. Siempre se ha dicho que crear una nueva D.O. requiere de un esfuerzo tremendo, que lo diga Mariluz Marín con su recién autorizada D.O. Lo Abarca, pero sólo bastó voluntad para que se creara, tal como ocurrió con el reciente Decreto que permite agregar agua al vino, promulgado en un santiamén, saltándose todo el proceso legislativo. Está claro que lo único que necesitamos es voluntad de los de arriba para hacerlo.

Tal como se hizo también en 1953 al crearse por Decreto ley la D.O. Asoleado, la que por cierto, en este concurso del Maule 2020, nos mostró su mejor cara gracias al trabajo meticuloso de la Cooperativa Loncomilla; a la que le daríamos una Mención Honrosa por su Asoleado de País 2018 ($8.990). Vaya vino dulce; de gran complejidad en nariz, con sus notas de higo seco y dálites, y una boca glisérica, untuosa de deliciosa acidez, además de largo, profundo, para detenerse a beber. Mención de honor también le hubiera dado yo a sus espumantes Ovo de la cepa criolla Blanca Ovoide ($5.500) y el Rosado de Blanca Ovoide con País ($5.500), por atreverse a innovar y hacerlo muy rebien. A los tres vinos de Loncomilla, hechos por Carolina Bustamante, les daría además la mención Mejor Relación Precio-Calidad del Valle. ¡Felicitaciones y gracias decimos los consumidores!

Lo mejor de los degustados, sin duda, fueron las otras cepas tintas y sus mezclas, que se llevaron los puntajes más altos, con vinos más modernos, es decir más frescos, más tensos, fuera de la zona de confort, esa zona que  justamente ha puesto a Chile en la categoría de buenos, bonitos y baratos. Destaco aquí al Syrah Oveja Negra 2018, al Cabernet Sauvignon Gran Reserva 2015 de Balduzzi, Disidente Carignan-Mourvedre-Garnacha 2017 de TerraNoble, Las Veletas Petit Verdot Cabernet Franc 2017. Así como Las Mercedes Ensamblaje 2016 o Mingre 2015 de Bouchon Family Wines, una bodega que merecería el reconocimiento como Mejor Bodega del Valle gracias a los varios pasos que ha dado hacia adelante en innovación, rescate de patrimonio y búsqueda de calidad con foco en el terruño local.

¡Vamos Maule! Otros tintos embotellados en origen demuestran que sí se puede.

–Mejor Blanco: Balduzzi, Sauvignon Blanc, 2019, Valle del Maule

-Mejor Carmenére: Bouchon, Block Series Carmenère, 2016, Valle del Maule

-Mejor Otras Cepas: Casa Donoso, Gran Domaine, Carmenére-Malbec, 2015, Valle del Maule

Jurados participantes: