LO MEJOR DEL AÑO

Publicado el 29 diciembre 2017 Por Mariana Martínez @mymentrecopas

Nuestra editora recorre los grandes lanzamientos y acontecimientos relacionados con el vino en 2017, 1er año de WiP. Valle del Itata se asoma como el gran protagonista.

Si repasamos paso a paso el año, hay que decir que la cosecha 2017 partió caliente, muy por el contrario de lo que recordamos del final de la cosecha 2016, con lluvias inesperadas en abril. Por lo que el  evento Sauvignon Blanc By the Sea 2017, organizado por Asociación de Productores de Casablanca, logró refrescar el ambiente en el puerto de la ballenera de Quintay. Pero también, gracias a un vuelo de regreso a Santiago en helicóptero, ese mismo día, pudimos ver que los incendios eran ya más graves de lo que pensamos, debido a la sequía y el calor,  y que efectivamente, serían aún más graves después en dirección Sur.

Volviendo al mar, hay que reconocer, que el 2016  no fue de los mejores años para los Sauvignon de Casablanca, a pesar de que la mayoría ya se habían cosechado cuando llegó la lluvia. Lo mismo  esperaríamos de los del 2017, por el calor, pero los que ya hemos probado nos dicen lo contrario. Hay en ellos concentración de sabor y aromas, aunque también, si no hubo cuidado, altos grados de alcohol.

Mi Sauvignon Blanc favorito de este año, un 2017, fue recién premiado por AWOCA. Se trata del Sauvignon Blanc Albaclara de viña Haras de Pirque ($8.790), una magistral mezcla entre uvas de Maipo y San Antonio. Otro Sauvignon que se perfila como favorito, porque recién acaba de salir al mercado, es el Veramonte Reserva 2017. Una alegría por cierto, verlo brillar de nuevo, con su nariz llena de aromas a pomelo y maracuyá, junto a una boca realmente refrescante. ¡En hora buena!

Otra buena nueva de este año fue saber que Cristóbal Undurraga (enólogo de Koyle Sauvignones de Paredones) está asesorando un proyecto biodinámico, con Sauvginon Blanc y Pinot Noir muy cerca de la costa, es Casas de Bucalemu (el Bucalemo cercano a Rapel no a Paredones, por si se lo preguntaban). Y aunque recién lo tomó, ya muestra grandes avances con su cosecha 2017 en busca de volumen en boca y menos notas herbales.

Hablando de refrescar, este año aparecieron nuevas etiquetas de espumantes de viñas que jamás hubiéramos pensado, por estar en zonas de tintos, como lo son Lurton (en Colchagua) y Pérez Cruz (en Maipo), ambos vinos muy buenos, sorprendentemente muy frescos. Aunque, pensamos hay que tenerles paciencia. Tal como al espumante Cabernet Franc de Loma Larga les falta guarda en botella para dar lo mejor de sí. Algo que me confirmó mi espumante  favorito de este 2017, el elegante Extra Brut Chardonnay de Viña Leyda ($12.990), cosecha 2014.

Otro gran hallazgo, al que le hará fantástico la botella, ha sido el espumante Rosado Sol Violeta de María Isabel Labra, en Itata, y que descubrimos gracias al concurso Catad’Or Ancestral. Lo que nos lleva pensar que sin duda este fue el  gran año de los viñedos patrimoniales, en especial  los del Itata. Aunque no haya definición clara al respecto, en WiP nos referimos a  patrimonial como viñedos viejos, conducidos en cabeza, sin riego, y en manos de pequeños productores.  La atención estuvo centrada en ellos, primero con la visita de Jean Michel Boursiquot al Itata a inicios del año, luego al tener una categoría especial para pequeños productores en Catad’Or Santiago y robarse el protagonismo.

Este año además vimos cómo las grandes bodegas se siguieron tomando en serio  la producción de vinos con uvas de estos pequeños productores del Itata, en especial con sus Cinsault. Así fue como vimos a Ventisquero con un delicioso Queulat Gran Reserva Cinsault 2016 ($6.900) y a Concha y Toro con rosados en las líneas  Marqués de Casa Concha y Casillero del Diablo.

Un paréntesis, claro que sí, para los Rosados, pues ya pareciera no haber patitos feos. Nuestro favorito del año fue el Estampa Rosé Pinot Noir 2017 de Paredones ($10.990), una delicia, con preciosa etiqueta, así como el Mourvedre Rose de Caliboro ($7.900). Y esperamos probar pronto, ya en el mercado el Rosé del nuevo proyecto de Francois Massoc con su hermano; lo catamos aún en estanque y prometía.

Otro paréntesis para el Cinsault 2005 de Viña Nipanto, ganador del Mejor del Concurso Catad’Or Austral 2017,  y para los tintos ligeros, para beber por jarras, como el Pipeño Aupa 2016 y Cinsault Kudaw 2016 del Itata. Por cierto es de Kudaw también, esta vez de Colchagua, el Carmenère que más llamó mi atención este año, por su jugosa  simpleza.

Este 2017 siguió el entusiasmo por el País del Maule, y como resultado de la adversidad de los incendios del verano, nos dejó el  País Blanco de Garage Wine &Co 2017,  mi favorito blanco del Maule este 2017. En tintos, mi favorito del Maule es Terco,  no sólo por el vino, que es una delicia de País con la malda’ del Carignan, sino porque Sebastián Sánchez, su autor es un joven de la zona, técnico agrícola, y el mejor ejemplo de las nuevas generaciones, apasionadas,  estudiosas y trabajadoras, que necesitamos en el campo de Chile y no sólo de las zonas de rezago.

Por supuesto que este año seguimos hablado de Carignan y VIGNO, y ahora más enserio que nunca, gracias al estudio sobre su terroir de la Universidad de Talca. Cada año, por cierto, los encontramos más frutales y amables de beber, como los VIGNO de Lapostolle Collection, Concha y Toro y De Martino.

Este año marcó también la tendencia por hacer vinos blancos más serios, entre ellos recuperando al cepa  Semillón, con la que Viña Bouchon ha hecho Skin: un Semillón fermentado y guardado con sus hollejos  y que es una delicia. Igual trabajo han hecho con cepas blancas patrimoniales para dar un paso más allá,  Roberto Henríquez y Leo Erazo en el Itata. Y José Ignacio Maturana, como parte del Nuevo Colchagua (que se muestra cada vez más interesante) con radicales Naranjos de Semillón y Torontel.   En la misma dirección y con  una complejidad floral que saca aplausos, está el Salvaje Moscatel Negra y País, de González Bastias.

Este año vinos además vimos que se siguen expandiendo las  fronteras vitivinícolas de Chile, ya los 5 km de la cercanía a la costa parecen un juego de niños. Pronto sabremos más  de proyectos en Puertecillo y Santo Domingo, que no superan los 2 km a la costa. Además este 2017 revivió el proyecto del INIA cerca del  Lago General Carrera, y conocimos los viñedos de Galvarino cuyos vinos ya comienzan a salir al mercado.

En las alturas, en tanto, fue el año de la consagración de Viñedos Alcohuaz en Elqui, ahora con nuevos vinos monovarietales, de gran carácter, como son sus Syrah, Garnacha y Malbec; mientras en Aconcagua, fue el  gran debut de Viña El Escorial, con su fantástica Garnacha y Chenin Blanc.

A propósito de Aconcagua, al fin sus viñas se unieron para formar con apoyo de Corfo su propia ruta del vino, así como en Sangrada Familia (Curicó) están haciendo lo mismo. Porque el enoturismo sigue siendo foco de atención del Gobierno, aunque faltan acciones más concretas para lograr que el chileno vaya de paseo las viñas. Mientras, en una movida inesperada, pero bien tomada, la Asociación de Viñas de Colchagua logró sumar a su clan dos nuevos pequeños proyectos. Medida tomada, por cierto,  con una nueva directiva que está formada por las nuevas generaciones de viñateros.

Otra buena nueva del Año, a propósito de Colchagua, es que este año se hayan sumado a la Celebración del Día del Carmenère, así como también la Ruta del Vino del Maule cambiaron su fecha para Rocío mismo día. WiPWiPHurra! Ya era hora.

+ 100 PUNTOS

La industria que saca los más altos puntajes entre los críticos que gustan del ranking,  también  tuvo un gran año. El norteamericano  James Suckling dio a tres  vinos tintos chilenos 100 puntos: Clos Apalta 2014, Seña 2015 y Almaviva 2015 (todos muy por sobre los $100.000). Lo que marca el  compromiso de Suckling por seguir posicionando a Chile -y de seguro también a Argentina- en el mercado Asiático y  que tiene a todos felices. Pues sí, hay que reconocer que, hasta entonces, nadie afuera nos había dado pelotas.

Ahora, si vamos a excelentes mezclas de gran precio/calidad, comparados con éstos tres súper premium, no puedo dejar de recordar que este año supimos de los grandes Petit Clos  2014 y también del recién lanzado Ketrán de Sieguel 2013 (ambos más cerca de los $38.900).

Hablando de cepas tradicionales, las que antes aburrían a los críticos, pero que siguen sacando los más altos puntajes; en Chardonnay este año deslumbró el Ritual Block Supertuga 2016 de Veramonte, marcando la pauta de una nueva era de frescura, junto con el concreto como recipiente de guarda. También, el Aresti Chardonnay 2017 de Vichuquén, 100% acero.

Los Pinot Noir que este año me han seducido fueron el del Cerro 2015 de viña Casablanca, gran ganador de Vinos Cordillera 2017,  y el más delicado Viña Leyda Lot 2016. No destacar el fabuloso Pizarras de Errázuriz Costa (con su mellizo Pizarras Chardonnay) sería una injusticia, pero a ese precio (cerca de $70.000 c/u), hay que decir queda sólo para soñarlos, y sí, para los altos puntajes.

También, como un intento para darle seriedad al Merlot, y sacarlo del olvido, Santa Ema presentó este año su súper versión Amplus, la que brilló junto al nuevo Merlot Ritual Arroyo de Veramonte ($24.900) y el Merlot Gran Reserva 2014 de Terranoble ($8.990).

Por supuesto no puedo dejar de mencionar los Cabernet Sauvignon, que parecieran olvidados. Pero no, qué va, son clásicos que no pasan de moda, y justo esta semana pude  probar en Les Dix Vins  Domus Aurea 2013 ($74.000) el que está realmente fabuloso. Al igual, aunque de acuerdo con su menor precio, el Cabernet Peñalolen 2015 ($16.900).

A propósito de Les Dix Vins, qué fantástico que este año se hayan abierto las más diversas iniciativas para probar vinos gratis; solo una advertencia, estas oportunidades deben ser sustentables para que perduren en el tiempo,  así es que si van no está de más quedarse en el  lugar un poco más y consumir algo.

LOS MEJORES PRECIO/CALIDAD 

Hablando de sostenibilidad, este año encontré destacable  precio/calidad en los Cabernet Sauvignon  de Caliterra  Tributo 2015 ($7-460), Morandé Gran Reserva 2014  ($7.900)  y Calcú 2014 ($7.900). También, mención especial para el Malbec Serie Riberas de Concha y Toro ($7.990).  Más,  los excelentes Syrah Villard Expresión Reserve ($7-500) y de Reserva de viña Peumayén ($8.990).  Estos últimos dos nos recuerdan además que los proyectos pequeños, de enólogos independientes, siguen sumándose y dándole diversidad al vino chileno. Este año destacamos el proyecto de Carter Mollenhauer con sus Carignan Ciénaga de Name y Petit Verdot Los Despachos; así como Camilo Viani y su Fatto a Mano Carignan. 

Celebramos este año también que haya surgido el interés por despertar la D.O. Asoleados, y que los vinos dulces de gran calidad hayan tomado protagonismo, tal como lo hizo el Pajarete Antiguo de Viña Armidita. También, que la categoría fortificado haya dado un gran salto con el Carignan de 20 años Espíritu del Maule, otra gran obra de arte de Pablo Morandé.

 

Otro fenómeno de este año que se consolida es la creación de tiendas especializadas, al mando de  profesionales del vino más allá de Santiago. Este año en particular se sumó De Blanco a Tinto y Tiendas de Vinos Campesinos en Chillán y VdeVinos en Talca. Recién además se han sumado  Muelle Oculto en Matanzas, Vinería en Arica (Boulevard Vereda Bolognesi 340, local 5) y  la Vinoteca Hacienda Isabella en San Felipe (Calle Prat 1032).

Y aunque no es tienda, sino un restaurante y centro de degustación, destaco de este año a 1550 en San Pedro de la Paz, Concepción. Un proyecto del gran sommelier Héctor Riquelme y el cocinero, también local, Felipe Macera. Una dupla que ya tiene casa llena y promete seguir creciendo con un modelo que no habíamos visto hasta ahora en Chile: cocina y vino de la mano, tarea aún pendiente en el resto del país  para el 2018.

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