EL LEGADO DE NELSON ACOSTA EN EL VINO CHILENO

Publicado el 14 mayo 2021 Por Mariana Martínez @reinaentrecopas

Cerramos el ciclo de elegidos del Valle del Cachapoal, con un vino de la viña que dirige Damián Acosta, hijo del directo técnico que guió a la selección chilena de fútbol en el mundial de Francia 98.

Damián Acosta suele contar que no es nada bueno para el fútbol, tampoco para estudiar o estar encerrado en una oficina; por eso, cuando tuvo que elegir una carrera se decidió por Técnico Agrícola. A diferencia mía, cuando alguna vez soñé trabajar al aire libre, la familia de Damián sí tenía un campo; y no sólo eso, ya estaba plantado con frutales y viñas.

Sí, aunque pocos lo saben, su padre, Nelson Acota, director técnico de la selección chilena de Fútbol que llegó a octavos en el Mundial del 1998, plantó el mismo año cinco hectáreas de viñedos con la variedad tinta Merlot, en un campo que ya tenía  frutales.

La viña, cuenta Damián, era sólo una excusa para tener en ella animales; como las ovejas, tan populares en Uruguay, cuna de los Acosta. La propiedad estaba en San Vicente de Tagua Tagua, Valle del Cachapoal. Y sí, cuando plantó, no sabían todavía que era en realidad Carmenére. Un detalle no menor, si tu viñedo es 100% de una cepa que no es lo que te dijeron que era, y en ese minuto, esa cepa está de moda en el mundo.

Pequeña pero eficiente, es la bodega de vinificación propia de Casa Acosta.

El problema hubiera sido tal vez mayor, cierto, si es que Acosta hubiera estado entonces haciendo vino; pero lo cierto es que su modelo de negocios era vender la uva.

El cambio de registro de Merlot a Carmenére tardó algunos años, pero efectivamente el primer vino que hizo Acosta para vender entre los fanáticos de su entonces equipo, Deportivo de Cobreloa, fue un Carmenére de la cosecha 2003. Desde ese punto, pasaron muchos años para que su hijo menor, ya a cargo del campo, conociera al enólogo Alfonso Duarte y le propusiera hacer un vino.

Damián Acosta, el hijo menor de Nelson Acosta, hoy a cargo de Viña Casa Acosta.

De esa primera idea con guarda barricas, nació el Gran Reserva Casa Costa 2015 D.O. Peumo, y que hoy está en el mercado ($9.950 venta directa). Aunque todavía está con su fruta impecable, éste no es mi vino favorito del proyecto (madera y calidez le pasan la cuenta). Mi favorito, nacido ya pensado a partir de una selección de viñedos, es el Carmenére Reserva 2019 ($5.000 venta directa); un vino que es 100% Carmenére, y fue fermentado y guardado 100% en acero. Lo que destaca en él, es su franqueza, con mucha fruta roja y negra, cuerpo medio a ligero, muy jugoso y de rica acidez para levantar su final. Con, sin duda, el carácter herbal piracínico típico de la cepa, y que nos recuerda al pimiento rojo.

 

Otro vino de la viña, que tal vez tiene su nicho, es su Rosado ($7.500), también de Carmenére, año 2020, con un color rosa intenso, gracias a lo colorida que es la piel de la cepa, nos dice Alfonso. Vino que se destaca por su cuerpo medio a ligero, y gran intensidad de fruta roja. Con un final sabroso, de acidez justa. Un rosado definitivamente old style; como ya quedan pocos. Por eso, diferente.

Mira acá el live que realizamos junto Damián Acosta y Alfonso Duarte, y acá el vídeo de la visita a viñedos y bodega en abril de este año.

Si miramos hacia el futuro de esta pequeña viña, podemos decir que se vienen varias novedades. Por un lado, sumar la cepa tinta Tannat al portafolio; emblemática de Uruguay. País, que por cierto, le da nombre a los vinos de Casa Acosta: «Ombú» es un precioso árbol de raíces expuestas muy frecuente de ver en Uruguay y Argentina. Para el Tannat, ya plantaron un pequeño viñedo en su campo de San Vicente de Tagua Tagua.

Además, acondicionarán su pequeña bodega de vinificación y su galpón entre el viñedo,  para recibir visitas; con la promesa de exhibir las más 100 poleras de equipos de fútbol que suma la colección Acosta. Y tal vez, más importante aún, crear un proyecto enoturístico pensado para la familia.

La idea, nos cuenta Damián (padre él mismo de dos pequeños) es que los niños lo pasen bien; independiente de sus padres, mientras en la bodega degustan los vinos. Para ello, van a tener en medio del campo sus avestruces que acaban de tener crias, alpacas y ovejas somalíes. Además, de construir miradores en altura y juegos al aire libre en contacto con la naturaleza; así como un muelle junto al tranque.

Si quieren enterarse de cuándo abrirán las puertas con esta apuesta familiar en Cachapoal, y comprar sus vinos directamente (única manera de dar con ellos hoy) síganlos desde ya en su cuenta de Instagram @vinacasaacosta.


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