A nuestras manos llegó uno de los Pet Nat (petillante natural) estrella del año. Uno sin nombre, pero con mucho carisma.

Su hacedora, Cata Ugarte, mujer inquieta abanderada de la uva País y asesora de pequeños productores del sur de Chile, quiso representar lo que pasa en una de las tantas parcelas del cada vez más querido Valle de Itata.

Así es que un día, junto a amigos entusiastas, vendimiaron todo lo que había ahí la parcela elegida, donde había principalmente viñedos de País y Cinsault en partes iguales y alguna que otra uva blanca.

Todo lo cosechado se fue a la misma cuba de maceración por unas pocas horas para agarrar color y aromas, antes de la fermentación. Si no lo habíamos dicho, como siempre hace sus vinos la Cata, de la manera más natural que puede.

Su preciosa etiqueta es obra del artista Michael Yaikel. Es traje de alta costura hecho a medida. Habla de flujos, de los elementos, de vida… Habla sencillamente de lo que cada un@ quiere ver. Así es el arte.

El vino en sí, nos exige concentración en su destape, porque es una joven impaciente que quiere salir saltando de la botella. Su vestido de color rosa anaranjado es turbio, por las lías que siguen bailando en él; y nos da la señal de que no fue filtrado (y que como todos los vinos de la Cata, lo hace lo más natural posible). Sus aromas nos transportan a un campo de manzanos salpicado de frutillas, los efluvios que emana la tierra húmeda están de fondo. En boca es goloso y abocado. Balanceado por su acidez y cuerpo medio. Sus sabores no recuerdan a manzana roja compotada. ¿Cómo lo resumiríamos? Una niña muy loquilla.

Se hicieron muy pocas unidades, y ya están todas casi vendidas. Apúrense, con preguntar no hay engaño. Lo venden @alangrudsky y @vinos.natural.