LOS ELEGIDOS DE LA SEMANA
Cómo fue que el enólogo Maurizio Garibaldi, sin bodega, ni viñedos, ni prestigio, se atrevió a ponerle su nombre y apellido a los tres elegidos WiP de esta semana.
Maurizio conoció la cocina de Carolina Bazán varios años atrás, cuando ella hacía las cenas escondidas y él todavía soñaba con hacer sus propios vinos. Después de quedar fascinado con un rol relleno de huevo pochado que se deshacía en la boca, se dijo “yo quiero que cuando tenga mis vinos esta cocinera que cocina así de increíble, los tenga en su carta”.
Maurizio debió haber estudiado Arte, pero terminó estudiando Agronomía. En la especialidad de Enología encontró su manera de manifestar su creatividad y las ganas de crear cosas. Después de varios años viajando del hemisferio norte al sur, aprovechando entre medio la cercanía con paradisíacas playas para practicar el surf, adquirió experiencia en varias bodegas de vino. También la convicción de que no quería estar diez años trabajando bajo el mando de alguien que no lo dejara hacer los vinos que el quería. Entonces ideó un plan. Buscó un negocio que le permitiera la estabilidad económica para hacer en paralelo lo que soñaba.
Cuatro años más tarde, con su negocio de bodegas andando, ya tiene tres cosechas de vinos a cuestas y va en camino de la cuarta. Ha vinificado entre tanto en cinco bodegas diferentes, y ya tiene sus tres primeros vinos en el mercado; un blanco, un rosado y un tinto. Los tres (cosa que ni él se cree, porque con uno ya estaba pagado) están en la carta del restaurante de Carolina Bazán, Ambrosía, ubicado entre los mejores 50 de Latinoamérica y el que más ascendió en la lista el 2016.
A Maurizio le gusta crear, pero no inventar, por eso sólo quiere hacer vinos que reflejen un lugar. “Me he paseado por viñedos del mundo, Nueva Zelandia, Francia, Portugal, pero soy fiel a Chile, soy un enamorado de Chile. Hay pocos lugares del planeta que tienen un sinfín de lugares como nuestro país para hacer grandes vinos”, dice. Por lo mismo, agrega, nunca mezclaría uvas de diferentes valles. “Yo quiero hacer vinos que reflejen el lugar de donde vienen y que brillen por sí solos, por lo que son”.
Cuando nos reunimos a probar sus vinos en el restaurante Baco me dijo que ya nos conocíamos, “probaste mi vino de la prensa”, me dijo. Quedé en blanco, pero tenía toda la razón. Lo habían llevado en camioneta hasta la bodega de Montsecano, para prensarlo y yo estaba ahí de visita. Tenía fruta vibrante, de acidez exquisita recuerdo claramente. Hoy ese Syrah es uno de los tres componentes de su tinto Lemu. Pero vamos partes.
Los vinos de Maurizio (36 años) llevan su nombre y apellido, Maurizio Garibaldi. Porque a pesar de que ya tenía todo listo con otra marca, Invinito (por aquello de hacer vinos de diversidad infinita de los lugares infinitos de Chile), una importadora de vinos chilena radicada en Estados Unidos le dijo que se dejara de dar vueltas y les pusiera su nombre. Maurizio no quería engrosar la lista de apellidos vinosos de Chile, dice, pero también reconoce que no encontró argumento para no hacerlo, por el contrario, sintió que le cayó la teja. Lo de las huellas de las manos en la etiqueta fue su idea. “Todo lo había hecho con mis manos, tenían que estar mis manos en la botella”.
SOBRE LOS VINOS
Mako (fresco), Ayen (sonrisa) y Lemu (bosque) son nombres aborígenes de Chile, que representan características propias de las tierras de donde nacieron y hablan de un sello distintivo de su personalidad, explica su enólogo. «Esta es la manera en que quiero que sean reconocidos los vinos chilenos en el mundo: no según una escala de mejor o peor, sino como una pieza única».
Maurizio Garibaldi Sauvignon blanc Mako 2015, Casablanca. Este es el blanco del trío y proviene de la zona más fría de Casablanca. Sus uvas las vinificó en barricas de madera de tercer uso y acero inoxidable con la ayuda de una mezcla de levaduras. No son más de unas cuantas hileras de viñedo, y un solo tanque (sin posibilidades de error), que le dieron un total de 5.698 botellas. Por suerte más experiencia, no se equivocó. El vino llama la atención por lo perfumado, no por lo exuberante de su nariz. Hay pera madura, flores blancas, limón amarillo, pomelo y melón tuna (el verde). En boca es de una acidez exquisita que llama la atención por lo ágil y liviano. Que no se entienda corto, sino todo lo contrario. Lo probamos en copas de Borgoña, las que por su gran balón parecen intensificar en boca la sensación de flotar en la boca, luego en copas de Burdos, lo que potenció su acidez y dio un carácter más filoso. Para acompañarlo nada mejor que erizos frescos con aceite de oliva, ajo, cebolla y perejil. (En Mercado Patache $9.000). Que sea 2015 dice sin problema guarde no más, aquí hay fruta brillante para rato.
Maurizio Garibaldi Rosé Ayen (Syrah-Malbec) 2015, Maipo. Sus uvas provienen de un mismo campo en la frontera de Maipo con Casablanca, a 40 km de la costa pero por sobre los 800 msnm. Su enólogo dice que es Maipo Costa (aunque no exista en el mapa de las DO), y por eso digo yo tiene esa rica frescura que refleja. De color rosa salmón, brillante, este rosado encanta por su boca liviana, de divina acidez y leve fuerza tánica final. Es el vino perfecto para estos días de calor. Lo acompañamos con pulpo a la parrilla, una compañía perfecta, luego con foie gras e higos frescos, una delicia. (En Mercado Patache $8.500).
Maurizio Garibaldi Lemú Malbec-Syrah-Cabernet Sauvignon 2014, Maipo. Aquí está presente aquel Syrah que probé de la prensa dos años atrás. Es del mismo campo que da vida al rosado, pero con uvas cosechadas sin madurez precoz. El vino sigue la línea de los dos vinos anteriores, liviandad y fruta fresca. Claro que hay más color, violeta intenso, y más cuerpo, aunque no es su punto fuerte el cuerpo. La acidez marcada y su fruta jugosa es de nuevo su lado atractivo. El vino se comió el pulpo, también el foie gras, ni lo intentamos probar junto con el erizo. Para los tintos, dice Maurizio, definitivamente hay que ir por carnes rojas; yo me atrevería además con algún pescado graso acompañado con risotto de seta o algo que aporte grasa y sabor. Para servir entre 14 y 16, le anotó en la botella a Rosario Onetto, la Sommelier de Ambrosía, cuando fue a dejárselos para que le dieran la oportunidad de estar en la carta (En Mercado Patache $10.000).
Los vinos de Maurizio Garibaldi están además en las cartas de vinos de Peumayén, Barrica 94, Rubaiyat, Da Carla y Danoi en Santiago, así como también en la ciudad de Valparaíso en Casa Luisa, Pasta e Vino, Il Paparazzo, M Wine & Cava y legre del Hotel Palacio Astoreca.
5 comentarios
Edgard dijo:
Habrá que probarlos
BAJO EL MISMO TECHO | WIP dijo:
[…] tres vinos de Maurizio Garibaldi los probamos el año pasado, y aunque no tiene novedades todavía sí les podemos decir que el […]
MAURICIO GARIBALDI SAUVIGNON BLANC 2015 | WIP dijo:
[…] Lo primero que le hace tan particular, es que es un Sauvignon Blanc cosecha 2015 y por lo general, o lo usual es que por estas fechas estemos hablando de Sauvignones del año, como nuestro anterior vino favorito el Sauvignon Blanc 2018 de Laberinto, el que ya está para nuestra sorpresa en el mercado. Sorpresa, digo porque sus primeras versiones demostraron que la cepa sí se la puede tras varios años de guarda, en incluso en su caso mejoraba. Cosa que vuelve de demostrar y reconfirmar este Sauvignon Blanc 2015 de Mauricio Garibaldi. […]
VINOS CORDILLERA 2018, EL AÑO DE LAS ENÓLOGAS CHILENAS | WIP dijo:
[…] CH Maurizio Garibaldi Lemu Syrah/Malbec 2015, Maipo (82/90/94) Color rubí intenso, con notas a café tostado, fruta […]
LO MEJOR DE AÑO. LOS IMPERDIBLES QUE NOS DEJÓ 2018 | WIP dijo:
[…] su origen, pues hasta este año 2018 era el secreto mejor guardado de su enólogo, Maurizio Garibaldi. Pero como tenemos suerte, conocimos por casualidad al dueño del campo, donde incrédulamente nace […]