VINOS DE CEPA PAÍS ESTRELLAS EN FESTIVAL VENDIMIA COLCHAGUA SINGULAR

Publicado el 15 marzo 2022 Por Mariana Martínez @reinaentrecopas

Bodegas que dan valor con sus vinos a las parras viejas de País “están tristes con el egoísmo de productores del Ñuble”. Su defensa por darles D.O. Colchagua tampoco ha terminado.

En el Parque del Boulevard de la Viña de Santa Cruz se realizó este sábado, después de dos años de ausencia, el Festival Vendimia de la agrupación Colchagua Singular. Bien recordamos que en marzo del 2019 su fiesta en jardines del restaurante Casa Colchagua fue la última a la cual asistimos debido a COVID-19. Justamente por ello, y las medidas sanitarias que aún se mantienen, este marzo 2022 la fiesta se realizó en dos turnos, y con todos los controles exigidos. A ello, sumamos la disposición de un bus gratuito que trasladó a sus participantes desde Santiago ida y vuelta. Un lujo que fue y volvió a media capacidad, no se entiende por qué.

La misma pregunta, ¿no se entiende por qué? nos hicieron con tristeza y frustración los viñateros que conforman Colchagua Singular, al conversar entre degustaciones sobre la acción de productores del Ñuble, para detener la liberación de las cepas País y Cinsault al resto de Chile; tal como buscaba la modificación al Decreto 464 mediante consulta pública. Algunos, incluso se sorprendieron al recién enterarse de este revés de la noticia, ya que se esperaban su firma antes de la llegada del nuevo Gobierno.

Cristian Ravelo y Carlos Rabelo, los primos detrás de Piuchén.

Entre los sorprendidos, José Ignacio Maturana (Maturana Wines) quien como los demás, lleva años comprando uvas a muy buen precio de viejos viñedos de Paredones en la costa de Colchagua y elaborando vinos que hoy vende entre los $10.000y $15.000. “… Había ido no sé cuantas veces a explicarles cómo nuestro trabajo le da valor a estas cepas patrimoniales, más allá de País y Cinsault, no lo contrario”. Maturana habla además de la cepa San Francisco, una de las 50 que estaba en el paquete esperando ser aprobada. Un argumento que, por cierto, parece de película en el vídeo promocional de sus vinos del secano de Colchagua; pero que de ficción no tiene nada.

Los primos Ravelo y Rabelo productores del que fuera País de Piuchén (ahora Piuchén a secas) comparten la opinión. Cristián Ravelo aprovechó a mandar un mensaje para los productores del Ñuble. “Por favor los demás viticultores, las cepas son de todos, no sean mezquinos, este país es grande, y podemos hacer cosas entretenidas entre todos. Vean lo que hacen en Europa, la gente no se pelea por las cepas, apoyémonos”.

Mismo sentir expresaron los socios incógnitos detrás del Plan Bignadores; nacido el 2019 por la unión de cuatro amigos que trabajan en bodegas con cepas francesas tradicionales, con el fin de justamente darle valor a las viejas parras de País de Colchagua (específicamente del sector de San Pedro de Alcántara); con los cuales hacen dos fantásticos vinos, el Rosado AXL Rosé 2021 y el Tinto Choro Byron 2020.

Elina Carbonell dueña de Viñedos Lujarejo, también nos dedicó varios minutos para hablar del tema (los que destinaremos a una próxima entrevista que busca explicar su versión en defensa del País de Colchagua).

Como adelanto, podemos contarles que Lugarejo, su pequeña bodega en casa, empezó a hacer País de un campo de un campesino de Paredones, con cuyas uvas -cuenta Elina- hacían chicha; nunca las vendieron a nadie más porque el precio por uva era muy bajo ($80 pesos kilo). Elina comenzó a pagar 370 por kilo, lo mismo que paga – explica- por la uva que compra para su Merlot. “Encuentro que esta uva de País que logramos encontrar es tanto o más valiosa que la uva del Merlot que nos hizo tan conocidos… Su uva daba para mucho más que para hacer chicha”. El delicioso País Lugarejo 2019 ($10.000) así lo confirma. Nótese, por cierto, los precios de estos vinos.

Elina Carbonell, productora del País Lugarejo.

 

Elina cuenta que Lugarejo comenzó clandestinamente a hacerlo, no podía venderlo formalmente como tal porque no tenían certificación las uvas. Bien lo recordamos. “Hoy este pequeño productor, nos cuenta emocionada, ya se formalizó y está vendiendo sus uvas con el valor de ser certificadas por el SAG. Lo que queremos, dice, es evitar que por los bajos precios sus dueños tengan que arrancar para plantar otros cultivos, como maíz; lo que ya hemos visto”. Algo que también sin duda ha ido ocurriendo todos estos años por supuesto en Ñuble y otros territorios de la D.O. Secano Interior. No entienden, concluye «El mensaje es proteger las viñas viejas”.

Más enojada y reacia a hablar sobre el tema se mostró Laurence Real, productora de L’Entremetteuse, quien creó toda una línea dedicada a lo que todos llaman cepas patrimoniales, la cual cuenta con otro lindo vino País de viejas parras de Colchagua.

 

¿Se quedarán con los brazos cruzados acaso estos pequeños viñateros ante la acción de Ñuble? Recordemos que son emprendedores… Extraoficialmente supimos que todos los viñateros de Colchagua (grandes y chicos) están redactando una defensa conjunta para poder seguir haciendo este trabajo que consideran clave para proteger su patrimonio.

 

Colección de llamativas etiquetas de La Pascuala.

DESTACADOS MÁS ALLÁ DEL PAÍS EN COLCHAGUA SINGULAR

 

Rincón de Ubilla Cabernet Sauvignon un imperdible relación precio/calidad.

Por supuesto que durante la feria no sólo hubo vinos de cepa País, por el contrario, es la diversidad la que en Colchagua Singular manda. Así, destacamos el delicioso y simple Cabernet Sauvignon 2021 de Viña Rincón de Ubilla ($5.000), un nuevo emprendimiento de los técnicos agrícolas Felipe Pérez y Cristóbal Allendes, ya con bodega propia en Lolol y la experiencia de haber trabajado en viñas grandes del valle.

De la misma cepa emblema de Chile, destacamos el Quiebre de Viña Nerkihue 2017, hoy mejor que nunca, demostrando por qué la cepa Cabernet es Rey y porqué por ella se empezó a arrancar la País.

 

Maturana Carmenère 2017, de Maturana Wines.

Destacar también, hablando de cepas emblema, el Carmenere top de línea ($28.000) de Maturana Wines (con 15% de Cabernet); desde su versión 2017 (actualmente en el mercado) con guarda en huevos de concreto y fudres de 500 litros. Lo que le ha dado una nueva frescura y elegancia, una ganga a $15.000 precio de feria. También su Rosado tenso, de gran carácter ($10.000) 90% Syrah y 10% Semillón de Paredones; así como el Semillón 2020 de Paredones, fermentado con 25% con racimos enteros y luego 6 meses de guarda en barricas.

 

Otra joyita de la tarde fue el Sauvignon Blanc 2019 cordillerano (de San Juan de la Sierra)  fermentado con pieles y guardado en tinajas, junto a los dos espumantes de los primos Ravelo & Rabelo, de la línea “Bellaco” ($10.500): uno mezcla de Chardonnay y Pinot, el otro con Chardonnay-País. Ambos elaborados con el método tradicional, ambos deliciosos, aunque diferentes: la mezcla clásica, muy elegante y de burbuja suave, el de País en dirección contraria y más intenso final.

 

Parrón Grenache de Alchemy 2019, Colchagua.

Otro vino que nos encantó fue la Garnacha/Grenache Parrón ($10.000) de Alchemy, cada vez más fresca, y su genial nueva mezcla Black Angel, mezcla de Syrah y Malbec 2018, una cesta de frutos rojos y negros en boca ($8.000). Y, como no, el también su nuevo Cabernet del Maipo 2018, liviano pero lleno de sabor a frutas rojas  a la vez ($12.000).

También destacar los avances que ha dado el proyecto La Pascuala, en manos de Daniela Castro y su pareja Sebastián (estudiante de la U de Talca en Santa Cruz) quienes con la ayuda del asesor José Antonio Bravo, sorprenden no sólo por su ya gran familia de cepas, sino por vinos jugosos, llenos de fruta. Nuestro favorito, su Carmenère en arcilla y el Cabernet (ambos a $10.000), además de la mezcla con Carignan ($12.000); todos 2018.

 

Y cómo no, darle la bienvenida al Proyecto SieteWines de Manuel Godoy (con gran experiencia en bodega del valle, 14 de aquellos como jefe de bodega Lurton en Lolol), el cual de seguro arrasó en ventas con su vino dulce de Carmenère; dentro de lo correcto y sabroso, una apuesta diferente para uva de su campo colchagüino.

 

Nos faltó tiempo para poder probarlos todos, una vez más. Nos frustra, pero a la vez es un lindo problema cuando de ferias de vinos se trata.

 

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