Publicación: 18 noviembre 2022

ESTUDIO EN INIA RAIHUEN DESCUBRIÓ 18 NUEVAS CEPAS CRIOLLAS

El hallazgo a través del análisis genético de más de 326 plantas centenarias del secano maulino, permitiría elaboración de vinos con identidad única. Aquí más detalles.

Financiados por el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del Gobierno Regional del Maule, un grupo de investigadores del Instituto de investigaciones Agropecuarias (INIA) con sede en Raihuen/Villa Alegre, se dedicó a estudiar por tres años la diversidad genética de las vides centenarias de la región, con el objetivo de redescubrir y proteger el patrimonio vitivinícola de la zona.

El proyecto, que lleva por nombre “Caracterización y valorización de vides y vinos del Maule” (y será expuesto hoy a las 10:00 am) buscó, mediante una estrategia participativa, que las vides puedan ser preservadas y valorizadas tanto en su lugar de origen como fuera. Según explica Irina Díaz, una de las líderes del proyecto de investigación, estas antiguas vides poseen una genética que les ha permitido adaptarse a lo largo del tiempo a las condiciones hostiles del secano del Valle del Maule; permitiendo hoy contar con material interesante frente al Cambio Climático, además de beneficiar la competitividad al llegar al mercado con vinos inéditos.

Diaz, quien expondrá su trabajo hoy en el Seminario Patrimonio del Maule, explicó que el proceso se ha desarrollado junto con 70 productores de uvas o viñateros, quienes han permitido a los investigadores tomar muestras de sus viejas vides. De esta manera, se ha abarcado el 80% de las comunas de la región del Maule y se han recolectado 326 muestras.

Una vez que el productor ha permitido la toma de muestra de sus vides, se les realizó una extracción de ADN en la Unidad de Biotecnología del INIA, donde se aplica la metodología basada en el PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa). Los investigadores, siguiendo metodología internacional, le aplicaron 27 marcadores moleculares para luego comparar la información de los genomas con las principales bases de datos europeas y de países vecinos.

Gracias a este proceso, de la muestra de 326 vides se han identificado 71 plantas con genotipo único, es decir, que su base genética no coincide con ninguna registrada. Estos cultivares son clasificados en tres grupos:

  • Las de origen europeo o norteamericano (37)
  • Las de origen suramericano o criollas (27)
  • Las de origen desconocido, pero con genética europea (7)

En el grupo de las vides criollas de origen sudamericano se identificaron; San Francisco, Cereza, Huevo de Gallo (conocida como Blanca Ovoide o Cristal, también -todavía- como Tamarugal, según base de datos  internacional), Moscatel Amarillo, Pedro Giménez, Torrontés Riojano, Canela y Moscatel Rosado. Dentro del grupo de las Criollas de tipo NN, el análisis de diversidad genética permitió identificar 18 vides únicas que pueden ser consideradas como descendientes de las vides patrimoniales que introdujeron los colonizadores, es decir, País y Moscatel.

En el grupo de las 18 Criollas sin identidad conocida, están los genes de las siguientes cepas: Breval Negro, Listán Prieto, Moscatel de Alejandría y Muscat à Petit Grains; variedades patrimoniales introducidas por los colonizadores. También es posible encontrar varios descendientes de Moscatel Rosado, cruza de Moscatel de Alejandría con otra vid no identificada.

POTENCIAL ENOLOGICO DEL MATERIAL ENCONTRADO

“Cuando de variedades criollas se trata, nos enfrentamos a uvas y vinos que no tienen precedentes, genotipos NN que por décadas han sido parte de una mezcla de vinos tintos o blancos e incluso algunos que han sido utilizados para consumo en fresco” indicó Irina Diaz. Es por ello, explicó que también se estudia el potencial enológico de estos genotipos criollos o variedades minoritarias.

Para ello, los investigadores a cargo del proyecto realizan un seguimiento de la madurez de los ejemplares para luego llevar a cabo una micro vinificación. Para el caso de genotipos criollos y minoritarios, los análisis fisicoquímicos realizados ya demuestran que son posibles de usar para elaborar vino, pues pueden alcanzar niveles de madurez suficiente, acidez total y pH adecuado.

Gracias a su vinificación, los investigadores se han clasificado vinos que poseen descriptores sensoriales muy complejos y otros con características más neutras. Todo lo que abre distintas posibilidades dependiendo de cuál sea el estilo de vino que se quiera elaborar.

LO QUE VIENE

Los investigadores de INIA se preparan para la escena post-proyecto, donde esperan que otros productores y/o comunidades se entusiasmen con los resultados obtenidos y quieran analizar más vides. Por lo mismo, en INIA Raihuen, ubicada en Villa Alegre, ya están instalados los equipamientos necesarios para realizar los estudios genéticos que permitan acortar las distancias entre ciencia y viñateros.

Cabe destacar, que el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) es la principal institución de investigación, desarrollo e innovación agroalimentaria de Chile. Vinculada al Ministerio de Agricultura, cuenta con presencia nacional y un equipo de trabajo de más de 1.000 personas altamente calificadas. Ejecuta al año un promedio de 400 proyectos, iniciativas contribuyen al desarrollo agroalimentario sostenible del país, creando valor y proponiendo soluciones innovadoras a los agricultores, socios estratégicos y la sociedad, generando una rentabilidad social que varía entre 15% y 25%, por cada peso invertido en cada uno de sus proyectos.

Artículos relacionados:

EN BUSCA DE HUELLAS GENÉTICAS PRECISAS

DESCRIBEN 5 VARIEDADES NN DE VIÑA CASTELLÓN

Deja un comentario

Un comentario

Verificado por MonsterInsights