De la mano de INIA e impulsados por FIA, Oscar Lagos y Esteban Milovic, presentaron sus Chardonnay Pinot Noir 2022 de la comuna de Chile Chico. Aquí los detalles de una aventura que recién está comenzado.

¿Una aventura, una locura o una innovación tecnológica? Así se lo planteó el equipo de Viña Undurraga el año 2012 cuando, financiados por Corfo, dieron inicio a las primeras plantaciones de viñedos en la comuna de Chile Chico, con el fin de producir los vinos más australes del mundo.  Este fue el punto de partida para un proyecto de I+D que retomaría más tarde el INIA regional, entre otros, y que unos días atrás mostró los primeros vinos elaborados por agricultores locales en sus propias bodegas. Se trata de los vinos de las Viñas Don Renato y su línea Alma de la Patagonia, y Viña Jeinimeni, con su marca Allá Lejos.

Allá Lejos, vaya nombre acertado para esta iniciativa financiada por FIA, y que nos lleva al paralelo 46° 32’15’’ Sur; en la región de Aysén; la penúltima de nuestra larga y estrecha geografía.

Si bien el proyecto inicial de Viña Undurraga fracasó por lejanía y falta de mano de obra local capacitada, un antecedente que desconocíamos de la zona era el por qué se creó allí un huerto del INIA y por qué comenzó el cultivo de árboles frutales; entre ellos damascos, y luego, con el fin de darle ingresos económicos propios a la zona, desarrollaron el cultivo de cerezos.

El dato nos lo contó Diego Arribillaga, quien llegó al INIA un año después de la explosión del volcán Hudson. Esta tremenda explosión de 1991, que duró medio año, había dejado todo cubierto de cenizas. Las veredas en Chile Chico, contó Diego, tenían montañas de cenizas acumuladas, y para devolver el color plantaron arboles de damascos en plazas y calles. El proyecto fue un éxito.

El paso siguiente fue buscar otros cultivos que pudieran tener oportunidades comerciales en los mercados de exportación.  Así nació el proyecto de transferencia tecnológica para la producción de cerezos (1995-1997), el mismo que suma hoy más de 200 hectáreas plantadas y exportando, en manos de 6 agricultores locales. Tres de ellos, embarcados ahora en el manejo de viñedos para vinos finos.

Oscar Lagos, es el dueño de Viña Don Renato, y Esteban Milovic, argentino, dueño de la Viña Jeinimeni (nombre de un río de Chile Chico). El tercer proyecto, es de Pía Ruiz y Javier Cereceda junto a Viña Ventisquero. Este último, en Bahía Jara, según lo conversado con Felipe Tosso, enólogo en jefe de Ventisquero, ya han vinificado tres pequeñas cosechas experimentales, y pronto -con los vinos 2023 en las copas- decidirán  juntos cómo avanzar.

“Si el Valle del Huasco (donde producen sus vinos de alta gama llamados Tara) es Marte, Chile Chico es la Luna, nos dijo Tosso, destacando que la zona es completamente desconocida y por ello hay mucho que aprender aún». Por ahora hay solo 3.000 plantas de cada variedad/equivalente a 2 hectáreas. Para aumentar densidad, no plantaron en espaldera, para no pelearle al viento, sino con el sistema simple tipo echelá. Al igual que sus vinos de alta gama Tara ($42.000 aprox.), agregó Tosso, en esta nueva zona extrema, donde la luz marca, aunque las temperaturas no son altas, y es muy costoso producir, los vinos deben ser extraordinarios para tener un alto precio que les permita ser una operación sostenible en el tiempo, y en ese camino, destacó, estamos.

Esta misma mirada tiene el equipo técnico del INIA Tamel Aike, desde el año 2021 liderado por el enólogo Fernando Almeda. Los vinos que probamos, esta semana en Santiago, explicó Almeda (ahora viñatero y asesor) son apenas el comienzo, ya muestran potencial, pero son todavía vinificados en pequeños formatos, complejos de manejar, y hay mucho más por avanzar para llegar a ser excepcionales.

Esteban Milovic, presente en esta degustación de sus dos primeros vinos en Santiago, también es consciente de sus desafíos por delante con su primera media hectárea de Chardonnay, y media de Pinot Noir en Chile Chico; al igual que la familia Lagos-Reyes en Puerto Ibáñez. Vientos extremos  de hasta 120 kilómetros por hora, heladas en verano, sol intenso que quema racimos, pájaros con apetito insaciable, hojas que caen antes de las uvas estén maduras, la lejanía y falta de mano de obra calificada… Todos éstos fueron los desafíos a resolver a través del proyecto de INIA, con el fin de transferirles la tecnológica necesaria.

Así lo destacó Loreto Burgos, ejecutiva de Innovación Agraria de FIA, durante la presentación. “… era apoyar nueva zona vitivinícola de Chile y así la más austral del mundo. El desafío fue constatar y desarrollar la tecnología necesaria para que las variedades se pudieran adaptar y entregar un paquete tecnológico a Oscar Lagos y Esteban Milovic, quienes lo materializaron con un gran esfuerzo.  Necesitamos que ahora puedan escalar, y tengo la esperanza que va a seguir mejorando la calidad”.

Por su parte, Iris Lobos / directora  Nacional del  INIA, además de agradecer a FIA por haber impulsado este proyecto, dejó una reflexión:  “Debemos reconocer que la investigación del INIA no podría dar el paso siguiente si no estuviera el sector privado. Cómo hacer, para que estas alianzas sean más duraderas en el tiempo, y que no dependan de la buena voluntad del privado. Sino que sea ojalá una instancia más colaborativa como país.”

Los nuevos vinos de Chile Chico

La degustación en Santiago, liderada por Marisol Reyes, agrónoma enóloga coordinadora de este proyecto desarrollado por INIA, presentó tres vinos 2022. El Chardonnay  y Pinot 2022 Alma de la Patagonia de Viña Don Renato, y dos Pinot Noir Allá Lejos.  Entre ellos destacó el prístino Chardonnay (13.7°A) de aromas delicados, a durazno, con leves notas florales, y una boca liviana, muy fresca, de muy rica acidez;  sabroso y largo  a la vez.

También destacaron los Pinot de Allá Lejos, ligeros, y  sabrosos en su fruta roja madura, con muy rica acidez.  Dos Pinot que en realidad fueron  el mismo vino guardado mitad en acero y mitad en barricas; ambos con 13.1°A.  Interesante ejercicio, que permitió destacar el valor de la fruta roja, fresca y de tanino firme, a la vez pulido.  La madera, en tanto, aportó fuerza en boca y dulzor; también el saber que se la puede.

La mala noticia es que al igual que los vinos que ha desarrollado INIA en la zona, éstos nuevos  todavía no llegarán al mercado. La buena noticia, es que ambas bodegas locales ya iniciaron este año  actividades y podrán comercializar desde la cosecha 2023, la que aún pequeña, descansan en cubas y barricas.

La aventura en todo caso, recién comienza, y así nos lo recuerda Diego, quien ha sido testigo paso a paso . “El aprendizaje con viñedos, como frutales, no fue complicado, pero aquí hay dos etapas. Una parte es la producción de las uvas, en la que yo tengo competencia, pero está la parte enológica. Porque puedo ser buen productor de uvas, pero pésimo enólogo. En el tema enológico tuvimos que aprender de cero. Solo una vez, se trajo la uva a Santiago (período Undurraga). Luego, ya por volumen se ha vinificado en origen. Aprendimos lo que era reducción, oxidación, procesos que no estaban en nuestro disco duro y que debimos perfeccionar en el proceso. Ahora queremos trabajar con madera, también hacer espumantes, algo que años atrás descartamos, entonces por pensar que era un producto de menor valor».

A sacar pues entre líneas qué se viene de los viñedos más australes el mundo.

LINEA DE TIEMPO DE LA INNOVACIÓN Y DESARROLLO DE VINOS EN REGIÓN DE AYSEN

 2009-2012: Viña Undurraga   desarrolla con financiamiento CORFO los primeros viñedos /jardines experimentales en Chile Chico. Fueron varios. Uno en la localidad de Fachinal, dos jardines más en campos de privados y el otro en el huerto del INIA Tamel Aike.

2012:  Rafael Urrejola, enólogo de Undurraga, presenta un delicioso Pinot Noir de Chile Chico, vinificado en Santiago.  Eran pocas botellas, pero marcó el inicio de una oportunidad.  El proyecto se abandonaría por la complejidad de la operación de distancia.

2014: Los productores de cereza, Javier Cereceda y Pía Ruiz (2014-2017) plantan viñedos experimentales de varias variedades en Bahía Jara. Compraron para ello, todas las vides que encontraron en un vivero.

2016: Con asesoría de Pedro Izquierdo, en el INIA Tamel Aike (2016) se plantan más variedades con el fin de retomar la experimentación: Chardonnay y Pinot Noir de Borgoña, Sauvignon de Burdeos, Riesling de Alemania, Tempranillo de España, Portigueis Bleu. Portugal, Austria y Alemania.

2017 diciembre: Presentación de primeros vinos del INIA con la marca “Keokén” producidos en el huerto su viñedo Tamel Aike, plantado en 2012. Se presenta un Sauvignon Blanc con 12°A y un Pinot Noir de 13ºA, ambos cosecha 2017. La vinificación la dirigió Diego Morales (Bisogno Wines). La presentación la hizo Pascual Ibáñez.

2016-2017: Viña Miguel Torres busca alianza con productores locales y planta pequeños jardines de 150 plantas con Riesling, Pinot Noir y Chardonnay. De la mano de Fernando Almeda (entonces su enólogo en jefe) plantan en Puerto Ibañez, Puerto Sánchez, Ñirehuao y Coyhaique Alto. El proyecto se abandona con la salida de Almeda de la viña a fines de 2018. En la actualidad no hay un proyecto concreto en la zona, según informó actual enólogo de la viña.

2018: Nuevas plantaciones de Chardonnay y Pinot Noir de Javier Cereceda y Pía Ruiz  junto a la asesoría de Viña Ventisquero.

2022: 2do evento de presentación de vinos Keokén, en Santiago. Los vinos están elaborados por Fernando Almeda.

Lo que viene para el futuro: Vitivinicultura de interés en turístico en la Patagonia Occidental de la Región de Aysén.

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