«Hay una dificultad en hacer comprender el valor y la calidad que tienen, eso no se comunica desde Chile o por lo menos de una manera para que sea valorado en el exterior».

Isabelle Legeron, la gran Master of Wine francesa residente en Londres, es una mujer pionera; ya sea por ser la primera que obtuvo en Francia dicha certificación, o por ser un referente obligado del vino natural. También, por haber desarrollado la feria RAW WINE, uno de los circuitos internacionales del vino natural que abrió y estableció un mercado para la categoría. Un aporte, que ha hecho que el vino natural pasara de ser solo una tendencia a consolidarse como un segmento con un lenguaje propio, que ha llegado para quedarse.

La importancia de su viaje a Chile, días atrás, radica en la validación de viñateros chilenos como productores de vino natural de calidad, y a su vez, establecer con ellos una interconexión. Ya que los inscribe en la red internacional de RAW WINE. Una oportunidad invalorable, cuya gestión mediante ProChile se inició poco antes de la pandemia con presentaciones virtuales de Chile en la 1era versión digital de RAW WINE ALIVE 2021. Todo ello, con la intención de generar y mantener una alianza estratégica, por la cantidad de productores locales que ya asisten a sus ferias y de paso como suerte de confirmación de los atributos del producto local.

Isabelle Legeron, llegó esta vez a Chile después de 15 años. En esta oportunidad viajó por valles vitivinícolas productivos claves, en los que visitó bodegas de vino natural. En su paso por esta larga franja, su itinerario comprendió Casablanca, San Antonio, Marga-Marga, Maipo, Colchagua, Cachapoal, Maule, Ñuble, Biobío, incluyendo proyectos tales como Macatho, Almaule, Pino Román y Hacienda San Juan.

Tras 12 días de una agenda repleta, pudo recibirnos para conversar con su mirada aguda, directa, clara y precisa sobre las impresiones de este viaje; sobre Chile y el gran patrimonio que destaca, significa su vino de viñedos centenarios. Aquí un resumen de lo que fue nuestra conversación para WiP.cl

«Lo que me gustaría es que en lugares como Chile, haya una toma de conciencia y un reconocimiento, que se valore el vino natural, se celebre el trabajo artesanal o de mínima intervención en el vino y se consuma más. Ya que aquí hay un potencial enorme, hay un gran futuro para el vino natural».

Isabelle, es cierto que sólo bebes vino natural. Así dice tu presentación en RAW WINE.

Sí, así es, solo bebo vino natural. También me gusta la buena cerveza.

A punto de finalizar tu viaje, ¿cuál es tu impresión del vino chileno, su paisaje, su futuro? Algo que quieras destacar. Alguna vivencia que te haya marcado especialmente.

La última vez que estuve en Chile fue el 2008 y fue una experiencia completamente distinta. Fue un viaje más enfocado en el paisaje, en recorrer la naturaleza. Ahora me encontré con un país completamente distinto, que ha cambiado enormemente, y pude ver otras cosas.

Pude comprobar la gran calidad de los vinos, por lo que aún no comprendo, y hay para mi un gran misterio en eso, por qué hay tantas dificultades para vender su vino si la calidad es indudable, excepcional. Hay un terroir con un potencial increíble, con suelos magníficos, sobre todo en el sur, con sus parras centenarias, viñas y viñedos extraordinarios, con condiciones climáticas envidiables. Pero sigue pesando que dejas Chile y está nuevamente esta imagen de que es un país que hace vinos buenos y baratos. Esta imagen ha enviado un mensaje contradictorio, y ha dejado a este país con un potencial sub-explotado.

¿Cuál es la proyección del vino natural en general? Pasado – Presente – Futuro.

Tenemos hoy en día un gran desafío; estamos en un momento muy complicado. No solo en términos de la producción misma por la crisis ambiental, sino también en términos de stock, y del poder de compra por parte del consumidor final. Además de todo lo que conllevan los desafíos ante el cambio climático, las inundaciones, incendios, la sequía, etc…

Cuando comencé a trabajar en vinos naturales no había mucho mercado para ellos, desde ese entonces ha habido un inmenso aumento del consumo, en el lugar que te encuentres. Ya sea Corea, Los Ángeles o Nueva York, o Montreal, puedes acceder fácilmente a una buena oferta. Creo que el futuro es prometedor  ante los desafíos planteados, ya que aún queda espacio para que siga creciendo, y no tan sólo la oferta de vinos naturales, sino que cada vez más habrá un público con mayor información, que optará por ellos. Esa es la tendencia. Además, el acceso ha cambiado enormemente: las plataformas digitales, el e-commerce; ahora puedes con un click acceder a estos vinos desde cualquier lugar. Lo que me gustaría es que en lugares como Chile haya una toma de conciencia y un reconocimiento, que se valore el vino natural, se celebre el trabajo artesanal o de mínima intervención en el vino y se consuma más. Ya que aquí hay un potencial enorme, hay un gran futuro para el vino natural.

Ves a Chile como un territorio que tenga posibilidades de plantear su vino como patrimonio mundial, como lo han hecho algunos territorios en el Viejo Mundo.

Ustedes aquí poseen un patrimonio increíble e invaluable, aún infravalorado y sub-explotado en todos los sentidos. Hace algunos años consolidé una importación desde Chile, pero hubo una dificultad en hacer comprender el valor y la calidad que tienen. Eso, no se comunica desde Chile o por lo menos de una manera para que sea valorado en el exterior. Me costó mucho que la gente, incluso algunos que saben de vino natural, comprendieran el patrimonio que hay en Chile. Hay mucha falta de información en relación a eso por cómo se comunica desde Chile. Pero, por supuesto, que lo existente reúne todas las condiciones para que sea parte de los patrimonios mundiales.

No entiendo cómo algo tan precioso y único como las vides del Biobío puede estar tan infravalorado y tan infrautilizado. Hay viñas que tienen entre 200 y 300 años. Y no estamos hablando de una vid única y solitaria, sino de hectáreas y hectáreas. Es una herencia asombrosa para todo el país. No hay nada parecido en el mundo del vino. ¿Por cuánto se venden estas uvas de viñedos centenarios de valor incalculable? Por 100 pesos el kilo y se utilizan en la producción de vino a granel. ¿En serio!!? El potencial de estas vides es alucinante, ¡y en lugar de valorar eso, las tiran a una «sopa de uva» genérica! ¡Qué vergüenza!

Me gustaría que fuera como el caso de Georgia. Lograron hacer para comunicar sobre sus vinos naranjos, de apropiarse de ese relato, y hacerlo parte de una identidad. Es algo que hoy se comunica directamente al consumidor. Lo que hicieron es realmente valorable y lograron que un producto trascendiera a ser un símbolo para su país.

«¿Por cuánto se venden estas uvas de viñedos centenarios de valor incalculable? Por 100 pesos el kilo y se utilizan en la producción de vino a granel. ¿En serio!!? El potencial de estas vides es alucinante, ¡y en lugar de valorar eso las tiran a una «sopa de uva» genérica! ¡Qué vergüenza!»

Ves una posibilidad cercana que exista RAW WINE Santiago o Chile, ya que esa era la intención del viaje, establecer con RAW WINE una alianza estratégica más permanente.

Creo que Chile tiene aún una cultura del vino por desarrollar, aún lo veo difícil. Pero, sabes, cuando comencé años atrás y dije que haría una feria de vinos naturales en Alemania, me dijeron: ¡¿Estás loca!? Me dijeron que eso no resultaría. Hoy, ya llevamos varios años y es una de las ferias más exitosas, de mayor impacto y concurrencia. No me cierro completamente, pero hay un trabajo previo por hacer ya que tienen que existir y reunir ciertas condiciones. Que haya un público cautivo e interesado en ir, que sepa y lo comprenda, para comenzar.

Pero quizás podríamos hacer RAW WINE Chile con otro formato, con seminarios y un enfoque más educativo?

Si, es una buena idea, lo veo posible. Con cierto apoyo local, sí se podría.

«Sería interesante ver que las leyes o estas políticas se aplicaran con una cierta distinción adaptándose al nivel de producción, para de esta forma no perjudicar a los pequeños productores, sino todo lo contrario: que se adapten en beneficio de ellos y su trabajo».

Chile ha suscrito una Ley Marco de Cambio Climático, en la que plantea el Carbono Neutral al 2050 con una estrategia de Transición socio ecológica justa. ¿Crees que esto pueda tener un impacto directamente en la producción de vinos?

Por supuesto. Si realmente queremos ser neutros en carbono para 2050 y crear resiliencia frente al cambio climático, la agricultura es un elemento fundamental. Una agricultura limpia y respetuosa que alimente la vida en sus suelos, ayude a prevenir la erosión del suelo y capture carbono de forma natural, es algo obvio.

No conozco los detalles precisos de la ley, ya que desconozco los alcances de ésta y su nueva normativa, tendría que conocerla más a fondo para saber bien de qué se trata. Lo concreto es que hay viñateros pequeños que aún no tienen ni usan electricidad, no usan maquinarias. Es decir, el impacto de la huella de carbono aún es mínimo por parte de ellos. Por otra parte, sería bueno que la ley contemplara una parte específica para las viñas. Que se comprendiera como un sector productivo importante. Escuché mucho por parte de los productores que la burocracia aquí es la misma si produces  10 mil botellas o tres millones. Sería interesante ver que las leyes o estas políticas se aplicaran con una cierta distinción adaptándose al nivel de producción, para de esta forma no perjudicar a los pequeños productores, sino todo lo contrario: que se adapten en beneficio de ellos y su trabajo.

«Un producto vivo es eso, un producto vivo, y se nota la diferencia entre algo real y un producto de marketing».

¿Ves posible la adhesión de las grandes viñas a la producción de mínima intervención? ¿Es esto compatible?

La respuesta es sí. Ya hay gente que lo está haciendo, por ejemplo, Meinklang en Austria. Se trata de una explotación de 2.000 hectáreas (73 de ellas con viñedos) que produce cientos de miles de botellas al año. Se cultiva de forma biodinámica y una gran parte de sus vinos son de baja intervención, algunos totalmente naturales.

Pero es una buena pregunta, porque para tener éxito en un proyecto de vino natural hace falta un compromiso real, porque al final el vino lo dice todo. Un producto vivo es eso, un producto vivo, y se nota la diferencia entre algo real y un producto de marketing. Lo que es cierto es que hay una tensión, entre lo que las grandes viñas hacen, lo que ven que funciona y lo que exige el consumidor. Y allí, vinos de baja intervención crecen cada vez más. Es por esto que veremos cada vez más avanzar a las grandes viñas y bodegas en desarrollar líneas de menor intervención o natural. Yo no estoy en contra, pero la verdadera importancia es la TRANSPARENCIA. Hay una gran responsabilidad en transparentar verdaderamente lo que se hace; cómo se hace. Para qué decir respecto de lo que se declara en las etiquetas… Hay mucho que avanzar aún en eso, para que el consumidor sepa lo que está bebiendo.

Para mí lo más importante cuando uno comienza a trabajar en la conversión hacia lo orgánico, es que se elimina el uso del glifosato. Es muy chocante ver en un verdadero paraíso vitivinícola, lugares con los suelos completamente erosionados. Es catastrófico. Han dejado sin vida sus viñedos. Cuando camino por esos suelos, tengo la impresión de caminar por un cementerio. Es por esto que apostamos por una transformación de conciencia más profunda que algo superficial. Siempre será un buen camino ir hacia la dirección de la mínima intervención; pero, como digo, siendo transparentes.

«Es muy chocante ver en un verdadero paraíso vitivinícola, lugares con los suelos completamente erosionados. Es catastrófico. Han dejado sin vida sus viñedos. Cuando camino por esos suelos, tengo la impresión de caminar por un cementerio».

¿Te gustaría dejar un mensaje a los jóvenes viñateros chilenos que están produciendo vino natural?

¡Bien hecho y no te rindas! Sé que es difícil, re-difícil, sobrellevar incendios, inundaciones, catástrofes naturales. Pero no hay que abandonar, hay que seguir, siempre avanzar, seguir salvando viñedos como lo están haciendo. Hay muchos jóvenes aquí en esa dirección y esa es la vía correcta: proteger esos viñedos.

Creo que hay un mercado enorme que los espera, de eso no hay ninguna duda. Aunque antes de todo hay que aprender a darle valor a lo que hacen. Quiero que los jóvenes logren hacer comprender al resto, el valor de lo que hacen, y comprendan la importancia de transmitir ese valor de lo que hacen. Que la presentación de sus botellas, etiquetas, lo que transmiten, es importante porque es lo que verá el consumidor. El producto viajará y transmitirá su historia; finalmente, es esta historia, la que transmite lo importante.

Si fuera más joven y más libre, me habría lanzado sin duda al potencial de este extraordinario país. Diría que bella oportunidad sería venir, instalarme aquí y generar en este paraíso vitivinícola un proyecto.

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